Rescates con desenlace diverso

La Federación Madrileña de Espeleología rescató con sus propios medios a Cecilio López

Un helicóptero aguarda el rescate del espeleólogo Cecilio López.EFE

Las dudas sobre la actuación de las autoridades marroquíes han salpicado el rescate de los tres espeleólogos españoles, que se ha saldado con un final amargo. El abogado Gustavo Virués, de 41 años, y el inspector jefe de la Policía Nacional José Antonio Martínez, también de 41 años, han muerto antes de que pudieran localizarlos. Son varios los rescates de espeleólogos españoles que se han realizado en los últimos años, con desenlaces muy diversos. Estos son algunos de ellos....

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Las dudas sobre la actuación de las autoridades marroquíes han salpicado el rescate de los tres espeleólogos españoles, que se ha saldado con un final amargo. El abogado Gustavo Virués, de 41 años, y el inspector jefe de la Policía Nacional José Antonio Martínez, también de 41 años, han muerto antes de que pudieran localizarlos. Son varios los rescates de espeleólogos españoles que se han realizado en los últimos años, con desenlaces muy diversos. Estos son algunos de ellos.

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  • 12 días atrapado en una cueva en Perú. Cecilio López llevaba 22 años practicando la espeleología cuando en octubre de 2014 sufrió su primer accidente, del que todavía se está recuperando. López se quedó atrapado a 400 metros de profundidad en la caverna Intimachay, a 1.200 kilómetros de Lima (Perú). Allí permaneció 12 días con una lesión en dos vértebras. El equipo de rescate, del que formaron parte cerca de 50 espeleólogos españoles, organizados por la Federación Madrileña de Espeleología, que viajaron a Perú por cuenta propia y en clase turista al ver la pasividad de las autoridades españolas, logró extraer a López de la cueva aprovechando una tregua del clima. El rescate les costó 150.000 euros, gastos que fueron asumidos por particulares que quisieron ayudar a López. "Solicitamos ayuda al Gobierno de España, pero no sacamos nada", explica Ángel San Juan, vicepresidente de la federación, que coordinó la operación desde Madrid. En un principio fue un pequeño grupo de cinco voluntarios españoles el que viajó a Perú, sin saber si iban a tener permiso de las autoridades de la zona. Este grupo, al que se fueron sumando poco a poco otros españoles, acabó convirtiéndose en una parte importante del equipo oficial de rescate. "Me quedé inmovilizado totalmente, a penas podía dormir", recuerda López, que cree que la presencia de sus compañeros españoles fue una de las claves de su rescate. La rapidez es vital en situaciones de este tipo, cuenta el espeleólogo, a pesar de que a él tardaron más de una semana en sacarlo de la cueva, un tiempo muy por encima de la media. "En mi caso el mayor hándicap fue que esa zona no la conocía nadie", explica. El dolor que sintió durante las siete primeras horas, hasta que consiguió acceder al lugar un equipo sanitario con medicamentos, le hizo pensar en lo peor. Pero a partir de ese momento a López no le faltó compañía, que le proporcionaba cuidados y comida, hasta su rescate. "En Marruecos no conozco qué puede haber fallado, pero en nuestro caso el problema fue la diplomacia, sobre todo la española, que no se movió", añade San Juan. El vicepresidente de la federación cree que, en su caso, tratar con un país de habla hispana les facilitó mucho las cosas. "Les explicamos que éramos necesarios porque ellos no tenían formación en rescate espeleológico, algo muy técnico. Asumieron que tenían esa deficiencia y nos dejaron acceder", recuerda.
  • Fractura de fémur y rescate rápido. En septiembre de 2013 un espeleólogo de 46 años vecino de Villaviciosa de Odón (Madrid) fue rescatado poco después de quedar atrapado en la cueva del Jaspe en la localidad de Prádena (Segovia). El deportista se disponía a explorar la cavidad acompañado de una segunda persona cuando se desprendió una roca del techo que cayó sobre su pierna. A. L. C. sufrió una rotura de fémur y una hemorragia interna severa, pero su acompañante consiguió salir de la cueva y alertar a las autoridades. Al lugar acudió el Servicio de Montaña de la Guardia Civil.
Cuatro espeleólogos encontraron la salida por sí mismos porque pensaban que nadie los buscaba
  • Pensaban que no los estaban buscando. En agosto de 2013 cuatro espeleólogos madrileños estuvieron cuatro días en el interior de una cueva en Cantabria. Los deportistas iniciaron su ruta y al llegar a un camino muy estrecho pensaron que se habían perdido y decidieron acampar y esperar a ser rescatados. Subsistieron con la poca comida que tenían pero, al pasar los días, creyeron que nos los estaban buscando y se pusieron en marcha y lograron salir por su propio pie de la cueva, según informó M. A. Rodríguez, uno de los voluntarios que participó en el rescate. La Guardia Civil sí que había iniciado el operativo. "No es normal el tiempo que ha tardado este rescate", aseguró entonces Rodríguez.
  • Rescate complicado. Anette van Houte, espeleóloga belga de 49 años, estuvo tres días atrapada en una sima en Navarra. La Guardia Civil  coordinó el rescate, en el que participaron agentes del equipo de Rescate en Montaña y cerca de un centenar de profesionales franceses. La operación fue una de las más complicadas en España por la profundidad de la sima. La mujer sufrió una fractura en un pie al desprenderse una roca.
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  • El espeleobuzo español que mayor profundidad alcanzaba. El cuerpo sin vida de Alfonso Antxia fue localizado 10 días después de su fallecimiento. El equipo de rescate consiguió sacarlo, con muchas dificultades, de una cueva subacuática en La fuente Azul (Burgos). Antxia era el espeleobuzo español que mayor profundidad alcanzaba pero falleció intentando superar su propia marca, 80 metros. Al equipo de submarinistas de la Guardia Civil se sumaron los compañeros de la víctima y varios bomberos, pero no fue necesaria la ayuda que ofrecía un equipo de espeleobuzos franceses especialistas en este tipo de rescates. 

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