Tribuna

Un nuevo y gran homenaje

El rechazo social desde la movilización democrática es la respuesta

El 11 de marzo centenares de miles de personas volverán a la calle para expresar su rechazo a la reforma laboral que el Gobierno aprobó por decreto el pasado 10 de febrero.

Las calles se llenarán de voces para decir ¡no! a una reforma inútil para salir de la crisis, ineficaz para crear empleo e injusta, porque quita derechos a los trabajadores y trabajadoras. Una involución democrática que rompe el contrato social que se ha venido construyendo desde la Transición democrática en nuestro país.

Ampliar las causas de despido, además de abaratarlo, junto a no favorecer la creación de ...

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El 11 de marzo centenares de miles de personas volverán a la calle para expresar su rechazo a la reforma laboral que el Gobierno aprobó por decreto el pasado 10 de febrero.

Las calles se llenarán de voces para decir ¡no! a una reforma inútil para salir de la crisis, ineficaz para crear empleo e injusta, porque quita derechos a los trabajadores y trabajadoras. Una involución democrática que rompe el contrato social que se ha venido construyendo desde la Transición democrática en nuestro país.

Ampliar las causas de despido, además de abaratarlo, junto a no favorecer la creación de empleo, facilita el despido de miles de trabajadores. Es reforzar la estrategia del miedo ante la pérdida del empleo; incrementar el poder de las empresas quebrando el marco de los derechos del trabajo y del empleo es decantarse del lado del más fuerte, dotando de impunidad a la arbitrariedad. La reforma laboral, impuesta, es un acto de violencia social.

Y desde el emplazamiento a la negociación, que se viene negando de manera sistemática desde el Gobierno, el rechazo social desde la movilización democrática es la respuesta.

Una movilización, la del domingo, que coincide con el octavo aniversario del mayor atentado terrorista que ha sufrido nuestro país, y que costó la vida a 191 personas.

Para esta fecha, como para el resto de los días, semanas, meses, años…, sobra el cinismo como recurso, así como el pretender apropiarse del dolor de los familiares de las víctimas, que no descansan, que han quedado mutiladas, que todavía siguen y seguimos preguntándonos el porqué.

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En las decenas de actos y encuentros en los que he participado en homenaje a las víctimas o en recuerdo de mi sobrino Rodolfo Benito Samaniego, víctima mortal, de aquel lejano, pero sin embargo tan cercano 11 de marzo de 2004, hemos afirmado una y cien veces que: “Nos queda la palabra. Siempre tuvimos la voz y la palabra, nosotros, los demás, los que trabajamos por construir una sociedad más justa; una sociedad libre y democrática, ganada por derecho, ganada a costa de sufrimientos individuales y colectivos, ganada por la única fuerza que es legítima esgrimir, que no es otra que la fuerza de la razón”.

El 11 de marzo de 2012 revitalizaremos nuestro compromiso, que será también un nuevo y gran homenaje. Porque eso y no otra cosa es lo que recorrerá como un clamor las calles de toda España: más democracia, que no es sino más derechos, mayor igualdad, mayor equidad, mejores condiciones de vida. Un homenaje vivo a un modelo de sociedad que nunca puede ser amenazado; nunca y por nadie.

Rodolfo Benito Valenciano es secretario confederal de Estudios de CC OO.

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