Mujeres que esperan largas filas para recibir comida, niños que estudian el Corán o trabajan en fábricas, guardias que no ganan lo suficiente, drogadictos o una familia de vacaciones en la región que un día albergó a los Budas Gigantes componen el mosaico de un país donde el régimen talibán ha prohibido la educación de las niñas, el trabajo de las mujeres, la música, el cultivo del opio o las películas. Estas imágenes fueron tomadas en los meses anteriores al terremoto que asoló el noroeste del país el 7 de octubre
Rodrigo Abd (AP)
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