Sara Curruchich comparte en Spotify la voz y el genio creativo de las cantantes indígenas
Una playlist colaborativa reúne por primera vez las voces de decenas de artistas con raíces originarias de todo el mundo
La palabra ixoqi significa mujeres en kaqchikel, la lengua materna de la artista guatemalteca Sara Curruchich (San Juan Comalapa, 1993). También es el nombre del proyecto con el que esta cantautora de etnia maya busca dar voz a las mujeres indígenas de todo el mundo. Son “las grandes sembradoras del tiempo”, como ella las define, que al igual que su madre o su abuela hicieron del canto una forma de resistencia y sanación.
Siguiendo el camino que inició con la publicación de Somos (Mamita Records, 2019), el álbum debut en el que la compositora reivindica la herencia musical de sus raíces indígenas, Sara Curruchich añade ahora una perspectiva feminista a ese pulso por la defensa de sus orígenes. Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Indígena, el pasado 5 de septiembre Sara lanzó la playlist Raíces Indígenas, una lista musical colaborativa que busca aunar al mayor número de mujeres indígenas de todo el mundo. “Queremos compartir el genio creativo de decenas de mujeres indígenas que aún hoy continúa siendo invisibilizado”, subraya Curruchich.
La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la plataforma Spotify, reúne las composiciones de artistas como Lila Downs, Lido Pimienta, Brisa Flow o La Bruja de Texcoco. Una lista que sigue creciendo y que sirve como proyección del arte y de lenguas indígenas tan diversas como el mixteca mexicano que defiende Lila Downs en Yunu Yucu Ninu, el inuktitut esquimal que ensalzó la fallecida Kelly Fraser, el quechua peruano de Sylvia Falcón o el canto hawaiano de Paula Fuga. “El único requisito es que sus raíces sean indígenas, buscamos integrar a todas las mujeres indígenas músicas del mundo. Existen muchísimas hermanas creando música, pero aún no están todas”, apunta la cantautora Curruchich, a la que también puede escucharse en esta recopilación cantando en su kaqchikel natal el tema Ixoqui junto a la cantante española Amparo Sánchez (Amparanoia).
“Cada paso que doy me acerca a mis hermanas / A la igualdad soñada, merecida y trabajada / Cada paso que doy deja una huella sutil”, apuntan la guatemalteca en los versos de esa canción. Unas palabras que se inspiran en aquellas mujeres de su familia que la enseñaron a usar su voz como herramienta liberadora y revitalizadora de su identidad. “Todas esas canciones que entonaban nuestras madres y abuelas cuentan nuestra historia, la vida cotidiana, cantan a la tierra y a la memoria, pero también hablan de nuestros derechos como mujeres”, recuerda Curruchich para quien, además, cantar en kaqchikel o en cualquier lengua indígena significa una posición política antirracista. “Muchísimas de las composiciones de nuestros pueblos indígenas han sido creadas por mujeres, pero resulta muy difícil dar con sus creadoras porque como indígenas, no solo luchamos contra el machismo, también nos enfrentamos al racismo”, continúa.
Un empuje de denuncia que también estará presente en el que será su segundo material discográfico. Un álbum que se publicará el año que viene y del que Curruchich ha lanzado hace unas semanas el adelanto La Siguanaba. Una canción inspirada en una leyenda del folclore iberoamericano a la que la cantautora le da un enfoque de género. En ella narra la historia de la siguanaba, un espíritu que protege a las mujeres de las diferentes manifestaciones de violencia que los hombres ejercen contra ellas. “Le llaman animal porque lucha contra las violencias del sistema patriarcal”, clama en su letra.
Para Sara Curruchich no hay ninguna duda de que “la música es una herramienta capaz de sacudir conciencias” y poder hablar en nombre de los pueblos. Una forma de resistencia heredada de sus ancestros mujeres con la que asegura que “se puede generar interrogantes que permitan sanar heridas históricas” como el de las indígenas, sembradoras del tiempo que están empezando ya a recoger sus frutos.
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