Odio racista en las redes y en los estadios
Las plataformas y los clubes deben extremar el celo para erradicar los mensajes supremacistas y xenófobos
Un informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia ha puesto cifras detalladas a los discursos de odio relacionados con el fútbol y vertidos a través de las redes sociales. Durante siete meses de la pasada temporada de Liga, el Observatorio detectó más de 33.400 contenidos de odio, de los que el conjunto de las plataformas en los que habían sido publicados eliminó solo un tercio. En esa labor, Facebook (un 62% de mensajes retirados) se mostró mucho más eficaz que X (apenas el 10%). La fotografía que resulta del estudio no solo ha servido como herramienta para ejercer ese control, sino también para constatar que los peores y más agresivos prejuicios racistas que campan por los estadios se han trasladado a las redes.
La España más diversa de la historia reciente tiene su reflejo en La Roja, campeona de Europa el año pasado con una aportación clave de Lamine Yamal y Nico Williams, dos españoles hijos de inmigrantes. Sin embargo, en los campos de fútbol y en internet perviven el racismo, la islamofobia y los estereotipos asociados a ellos. El propio delantero del FC Barcelona y el madridista Vinicius Júnior —dos jugadores que han plantado cara a los ataques que reciben en algunos partidos— son los mayores destinatarios de los insultos en el ciberespacio: el 60% del total el primero y el 29% el segundo.
Durante demasiado tiempo, el odio en los estadios españoles formó parte del paisaje de la mano de aficiones e instituciones deportivas que minusvaloraban la magnitud del problema, reduciéndolo a la categoría de anécdota o limitándolo a los grupos de hinchas más radicales. Con todo, y pese al avance del discurso xenófobo de la ultraderecha y al altavoz que le prestan las redes, ese estado de cosas va cambiando poco a poco. En junio de 2024, marcó un punto de inflexión la pionera condena a ocho meses de cárcel a tres aficionados del Valencia que un año antes habían llamado “mono” en Mestalla precisamente a Vinicius. Fue la primera sentencia por insultos racistas en un estadio español.
Si a las plataformas digitales hay que exigirles mayor contundencia para eliminar cualquier mensaje de odio, es fundamental que todos los implicados —las aficiones, los clubes, los futbolistas y entrenadores, LaLiga y la federación— pongan todo de su parte para acabar con estas prácticas en los terrenos de juego, un lugar en el que además ponen sus ojos cada semana miles de menores de edad. El marco legal contra el racismo en los estadios —del Código Penal a la ley contra la violencia y la intolerancia en el deporte, en vigor desde hace más de 18 años— ya existe. El celo de la fiscalía y de las fuerzas de seguridad para atajarlo, también. Pero está claro que solo el compromiso de toda la sociedad podrá erradicar una lacra inadmisible en una democracia avanzada.