La capital japonesa se revela más allá de lo visible. Una ciudad que arde en sombras, luces y comida para llevar, donde la noche se vuelve piel sensible a la sugestión de la rutina y el sake. Con ojos infrarrojos, lo cotidiano se transforma en espectro, los carteles laten, las calles respiran y los cuerpos en tránsito parecen fragmentos del sueño de un ser urbano
'¿A qué hora llegaré a casa? ¿Eso es ramen? Tengo hambre'. Alberto Omiste'Odio esa línea de metro menos a esta hora'. Alberto omiste'Me atrapan las luces como a una polilla'. Alberto Omiste
'Todo el rato en el tren. ¿Me podré empadronar en la red de metro?'.Alberto Omiste 'Cada vez vamos más rápido o me hago mayor, Minato'. Alberto Omiste 'Molinos, gigantes o wakame'.
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