El falso mantra de bajar impuestos
La eficiente respuesta de los Gobiernos a la pandemia es la mejor prueba de la utilidad de los impuestos que ya nadie puede ignorar
La derrota del Gobierno de coalición para prorrogar el impuesto (gravamen extraordinario) a las compañías energéticas ha puesto al descubierto la nada sorprendente coincidencia de intereses entre las distintas familias de la derecha; el Partido Popular, los independentistas catalanes de Junts y los nacionalistas vascos del PNV. Un impuesto que se aprobó en 2022 para gravar las ganancias extra caídas del cielo por la subida d...
La derrota del Gobierno de coalición para prorrogar el impuesto (gravamen extraordinario) a las compañías energéticas ha puesto al descubierto la nada sorprendente coincidencia de intereses entre las distintas familias de la derecha; el Partido Popular, los independentistas catalanes de Junts y los nacionalistas vascos del PNV. Un impuesto que se aprobó en 2022 para gravar las ganancias extra caídas del cielo por la subida de los precios a consecuencia de la guerra de Ucrania. Y los beneficios han seguido creciendo en 2023 y 2024. La novedad esta vez ha sido la argumentación empleada: asegurar las inversiones de las compañías. Una nueva versión del repetido falso mantra sobre las infinitas bondades que genera bajar los impuestos.
Un deplorable resultado después de los numerosos estudios nacionales e internacionales que reclaman más recursos públicos para afrontar las crecientes necesidades sociales, medioambientales y de salud pública. La eficiente respuesta de los Gobiernos a la pandemia de la covid-19 es la mejor prueba de la utilidad de los impuestos que ya nadie puede ignorar.
Desmontar falsos mantras, como el de los impuestos o las supuestas ventajas de la flexibilidad laboral, de la mano de la historia es probablemente el mayor logro del libro Economía en crisis. Aprendiendo de la historia económica, (Catarata), del historiador y economista Carles Manera. La tesis que recorre la obra es la de repensar el fin de la economía para que sea verdaderamente útil para la humanidad. Para ello reclama la necesidad de apoyarse en otras ciencias sociales como la historia o la sociología y sobre todo, más humildad y menos arrogancia a los economistas.
La obra reivindica las ideas de brillantes economistas, a veces heterodoxos, (Albert O. Hirschman, Ernest Lluch, Piero Sraffa, Robert Skidelsky, Barry Eichengreen, Hyman Minsky y Robert Schiller, entre otros tantos) muchos de los cuales además de su valiosa obra teórica mantuvieron un compromiso personal en la lucha por las libertades. Hirschman, participó en las Brigadas Internacionales en España; Lluch fue asesinado por ETA y Sraffa, fue el apoyo leal del teórico comunista Antonio Gramsci, durante sus once años de cárcel. De Skidelsky, el biógrafo de Keynes, le atrae el objetivo que debería tener la economía: “sacar a la humanidad de la pobreza”.
En materia fiscal, el profesor Manera escribe: “la reducción de impuestos constituye uno de los caballos de batalla, - quizá el más relevante- en la política económica de los partidos de la derecha y la ultraderecha”. Lo relevante son sus conclusiones: “las bajadas de impuestos no estimulan, mecánicamente, el crecimiento de la economía: es más, pueden ralentizarlo y desdotar de capital esencial a la economía pública para hacer frente a retos inherentes tras episodio recesivos”.
El libro arranca con un prólogo de Joaquín Estefanía, el periodista y economista que mejor ha comprendido la profunda transformación de la sociedad española, con una pregunta y una respuesta decisivas sobre si la democracia y el capitalismo son compatibles: “Posiblemente contestaríamos que no, en muchas circunstancias. La democracia se ha vuelto prescindible para muchos capitalistas”.