Selena Gomez, un acento, un anillo y unos tacos
Parece que un hombre siempre está cualificado para criticar a una actriz por ser mujer y joven, por mucho que ella sea infinitamente más famosa, premiada y exitosa
Está, como dirían en EE UU, “viviendo su mejor vida”, en su mejor momento, “shining like a diamond”, si nos remitimos a Rihanna. Selena Gomez no podía vivir una época más feliz: triunfa en la tele con Solo asesinatos en el edificio (donde también es productora) y en los cines con Emilia Pérez, y ha ganado nominaciones a los Globos de Oro por ambas (como actriz, en la película por su canción y en la serie al ser también su productora). Sorpresa, sorpresa, tampoco era: ella misma se grabó y lo subió a sus redes, gritando en pijama, en la cama. No la llamen vaga: las nominaciones se anuncian a las 5.30 de la mañana, hora de Los Ángeles. Todos estamos en pijama.
Los gritos de Gomez (sin tilde lo escribe ella, sin tilde los demás) estaban más que justificados. Aunque parecía claro que las fascinantes Karla Sofía Gascón (esa española haciendo historia, ¡bravo!) y Zoe Saldaña (si Gomez va sin tilde, ella ha decidido recuperar la eñe para su apellido) se iban a llevar el gato al agua, lo de la texana no estaba tan claro. Más, después de la polémica de la semana anterior. En un podcast, el actor mexicano Eugenio Derbez la criticaba por su manera de actuar y su acento.
“La actuación de Selena Gomez [...] es indefendible”, soltaba sin cortapisas. “Nos volteamos a ver cada vez que venía una escena a decir: ‘¿Qué es esto?”. Da igual que Gomez interprete a una mujer de la que no se sabe al 100% si es mexicana, latina, o no, y que por tanto nadie diga que deba tener un acento español puro; da igual que haya recibido aplausos por una película que bate récords en los Globos de Oro y llegará a los Oscar; da igual que con 32 años lleve una carrera de más de 20 en la televisión, el cine y la música, con 130 premios y más de 200 nominaciones. Parece que un hombre del doble de edad siempre está cualificado para criticar a una actriz por ser mujer y joven, por mucho que ella sea infinitamente más famosa, premiada, exitosa y, por qué no, millonaria.
Para regocijo de internet, el beef no acabó ahí. Se podría decir “pero a ella le da igual”. Por mucho que los actores eviten leer las críticas, ella llegó a responder a Derbez, y de manera educadísima: “Lo siento, hice lo mejor que pude con el tiempo que se me dio. Lo que no quita cuánto corazón puse en esta película”. Él no tuvo más remedio que recular por sus “comentarios descuidados”, “indefendibles”: “Como latinos, siempre debemos apoyarnos unos a otros. No hay excusas. Me equivoqué y admiro profundamente tu carrera y tu buen corazón”, escribió. Las aguas volvieron a su cauce y, al final, y como suele pasar en estos casos, la atacada fue quien salió beneficiada.
Eso sí, Gomez tenía cosas mucho mejores de las que preocuparse y por las que volver a ser la reina de Internet. La noche del miércoles, su novio, Benny Blanco, le pedía la mano con un anillo más grande que su cabeza: la prensa especializada le calcula un valor de entre un cuarto y un millón de dólares. Blanco lo dio todo: la forma del diamante es marquise, como ella canta en su tema Good for you. Pero es que además recreó, en un estudio, un pícnic en Central Park como en su primera cita. La comida: champán... y un pedido de Taco Bell, la comida rápida favorita de la actriz.
La pregunta estaba servida: ¿había patrocinado una cadena de fast food la pedida de mano de una estrella de Hollywood? ¿Era un product placement, una colocación estratégica del producto? ¿O solo gusto personal de los novios? Parece ser esta última opción porque, algo torpes, los restaurantes ni siquiera reaccionaron a la publicación, con más de 20 millones de likes, al contrario que otros cientos de famosos y de marcas. Han dejado pasar una oportunidad de oro para mejorar su imagen pública (no siempre muy buena en EE UU) y felicitar a “la hija de América”, como la llama el presentador Stephen Colbert, enviándole buenos deseos en forma de mensajes o, más certeros, de comida, y triunfar en redes. Todavía están a tiempo de mandarles la recena para la boda. Seguro que Blanco y Gomez dicen: “Sí, quiero”.