Las alertas tempranas viven en las redes

Bastaba un sencillo ejercicio de escucha y monitorización profesional en X para obtener una visión amplia y lo suficientemente fundada de lo extraordinario de la situación que la región de Valencia tendría que afrontar

Dos vecinos se abrazan a la entrada de un garaje en Paiporta, Valencia, tras el paso de la dana.Biel Aliño (EFE)

El día 29 de octubre de 2024, a las 06:33 de la mañana, el canal web alemán de información meteorológica Kachelmannwettr tuiteó: “Especialmente para la región de Valencia, muchos modelos meteorológicos esperan grandes cantidades de lluvia debido a las tormentas de gran alcance y parcialmente estacionarias. También es probable que se produzcan tormentas e inundaciones locales”. Acompañaba esta información con un enlace a su página web y un mapa de la región de Valencia con un “352″ estampado en el área de Requena. Previsión de 352 litros por metro cuadrado. La cifra se antojaba tan irreal que @MGirofox, uno de los 152.000 seguidores de la cuenta, se alarmaba antes las ingentes precipitaciones estimadas: “El agua no se puede absorber tan rápido”.

Dos horas más tarde el usuario @marcchermes compartía un vídeo grabado desde su casa en Real (Ribera Alta) mostrando la cortina de agua que caía acompañada de rayos incesantes. “Así hemos amanecido hoy en Real (…) Más de 80 litros en menos de una hora. Impresionante”. “El peligro es extremo”, advertía a las 08:34 la cuenta de X de @elperiodic. “Desde ya estamos en una situación crítica”, avisaba a las 08:40 Valencia Weather. Diez minutos más tarde, la cuenta de la Asociación Empresarial de Transporte de Mercancías por Carretera de Castellón hablaba de “alerta roja en el litoral sur de Valencia” y recogía la recomendación de la AEMET de no circular “salvo que sea estrictamente necesario”. A las 08:53 el diario Levante tuiteó: “La AEMET advierte que el peligro es extremo por las lluvias y pide no viajar”. Es la misma hora elegida por la Confederación Hidrográfica del Júcar para compartir una foto de su centro de observación con tres grandes pantallas. “Comenzamos el martes muy pendientes de la evolución de las precipitaciones en gran parte de la Demarcación”. Unos minutos más tarde, a las 08:58, @WxNB_ se inquieta: “Todas las miradas están puestas en el este de España”. Se trataba de Nahel Belgherze, un joven técnico en detectores y electrónica residente en Grenoble y apasionado por los fenómenos extremos.

A las nueve de la mañana, Protección Civil recomendaba en X precaución ante la existencia de una alerta roja en la región. A partir de esa hora, decenas de ciudadanos empezaron a compartir en tiempo real un sinfín de fotografías y vídeos de los estragos que el temporal iba causando: “Así baja el barranco de mi pueblo en este momento, dicen que se desbordará porque no para de llover…” comenta @Menchu6668. No eran aún las 11 de la mañana.

Bastaba un sencillo ejercicio de escucha y monitorización profesional en X para obtener una visión amplia y lo suficientemente fundada de lo extraordinario de la situación que la región de Valencia tendría que afrontar. Las redes, nos gusten o no, han hecho saltar por los aires las costuras de la comunicación, mediática, institucional o política, y han trasladado el centro de gravedad de la conversación a estas plataformas, poderosas y caóticas a partes iguales, donde nos resulta mucho más difícil ordenar y observar los flujos de comunicación. Pero tenemos que hacerlo. Las redes ofrecen a los organismos públicos una ingente cantidad de información que, bien tratada, se convierte en un valioso mecanismo que ayuda a definir mejores estrategias en cualquier situación, incluidas las emergencias. Pero no solo eso. Las redes se han consolidado además como un canal rápido y directo de comunicación con los ciudadanos y con los medios. Y, sobre todo, son un termómetro de las emociones ciudadanas. Conviene recordar que la empatía es tan indispensable como la buena gestión en momentos como este.

Más información

Archivado En