El VAR del derbi de la vergüenza

La moviola de X olvida que los errores del rival nunca convierten los propios en un acierto

Koke y Giménez hablan con varios hinchas del equipo en el fondo sur durante los incidentes del derbi en el Metropolitano.Florencia Tan Jun (Getty)

El que ya será conocido como “el derbi de los mecheros” acaparó este martes la lista de asuntos más comentados (trending topic) en X. #Courtois; #Koke; #FrenteAtlético; #Simeone; #Cholo; #Metropolitano... apenas dejaron espacio en la conversación tuitera en España para la invasión de #Líbano, la retirada de #Iniesta (de mi vida) o #LaPurga de Donald Trump, quien, replicando el argumento de las películas de esa franquicia, ha propuesto permitir “un día realmente violento” como medida para acabar con la delincuencia. Los sociólogos tienen trabajo ahí: qué nos preocupa y en qué orden; qué opinamos de una agresión según quién haya sido el agresor.

El partido entre el Atlético y el Real Madrid, que se disputó el domingo en casa del primero, el Metropolitano, tuvo que ser suspendido durante cerca de 20 minutos por el lanzamiento de mecheros y otros objetos hacia la portería del guardameta blanco, Thibaut Courtois. El entrenador del Atleti, Diego Pablo Simeone, así como dos de los capitanes rojiblancos, se aproximaron al área de los ultras para tratar de apaciguar los ánimos. Al término del encuentro, los jugadores se acercaron a celebrar el empate a esa misma grada, como si nada, y El Cholo tiró de ese concepto tan peligroso, el sí, pero, condenando la agresión al tiempo —es decir, al mismo nivel— que la supuesta “provocación” del agredido, el portero del Madrid que había festejado el gol de su equipo. Hasta aquí los hechos, que en las redes sociales nunca han cotizado —ni lo harán— tanto como las opiniones.

X funciona como una especie de VAR casero y tamizado por la ideología personal; en el caso del fútbol, por la afición, la pasión por los colores de un equipo. Mientras que en el estadio la mayoría de los aficionados se comportaron decentemente, en las redes sociales se buscaban justificaciones de todo tipo, olvidando que los errores del contrario nunca convierten los propios en un acierto. “En 2013, cuando Courtois recibió el mecherazo en la cabeza, ‘son cosas que pasan’, se sigue jugando y no pasa nada. En 2024, haces todo lo posible por parar el partido. En fin, qué diferencia”, se queja, por ejemplo, @ivaanBlanco26.

En el capítulo de antecedentes atenuantes también fue invocado el bueno de Puyol, hoy exfutbolista del Barça, quien durante un clásico en el Bernabéu, cuando Piqué recogió un mechero arrojado al campo, se lo quitó, lo lanzó fuera del terreno de juego y animó a seguir el partido. ”Menudo llorón es Courtois. Mucho que aprender de Puyol”, tuitea, entre otros muchos, @parejista_. En el otro extremo del campo virtual, @Trunksrm escribe: “Se vendió mucho el relato de que Puyol simplemente hubiera tirado el mechero fuera y a seguir jugando. Coño, exactamente lo que hizo Courtois. La diferencia es que a Puyol le tiraron uno y a Courtois 30″.

Otros muchos tuiteros, siguiendo la línea argumental de Simeone, han subido a sus cuentas vídeos de las supuestas provocaciones del portero del Madrid, así como de la actitud infantil de Vinicius, quien le dijo a Koke, para picarle: “Yo tengo dos Champions; tú nada”, según captaron las cámaras de Movistar Plus+. El tuit en el que el programa El día después comparte esas imágenes sumaba, pasadas las dos de la tarde de este martes, 2,4 millones de visitas y más de 1.100 comentarios, otra batalla campal para poner el énfasis bien en la agresión, bien en la “provocación”.

En el asunto #FrenteAtlético, se mezclan, entre las condenas a lo ocurrido en la grada donde se sientan los ultras rojiblancos, quienes sacan pecho: “Contra todo y contra todos”. El segundo comunicado oficial que el club colgó en sus redes tras los incidentes también ha sido muy comentado, porque promete “incorporar de manera inminente” a la normativa interna “la prohibición de utilizar en el interior del estadio cualquier elemento o prenda que impida distinguir el rostro de una persona con el fin de ocultar su identidad”. Fuentes policiales consultadas por EL PAÍS aseguran que la ley de seguridad ciudadana ya “establece como infracción grave llevar el rostro totalmente cubierto en lugares públicos, excepto por razones de seguridad, salud o necesidad”.


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