Ayuso y los xenófobos tendrán que intentarlo otro día

Esta ha sido muy mala semana para ser racista. Y para denunciar el estalinismo de Sánchez

Lamine Yamal.Richard Sellers/Allstar (Getty Images)

Más allá del fútbol y las vacaciones, hay varias cosas para las que esta ha sido una mala semana en España. Son estas:

1) Ha sido muy mala semana para ser xenófobo, justo cuando el hijo de un marroquí y una ecuatoguineana criado en un barrio de Mataró nos ha encumbrado en Europa. Lamine Yamal es hoy la mejor bandera contra el racismo en España.

2) Ha sido muy mala semana para ...

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Más allá del fútbol y las vacaciones, hay varias cosas para las que esta ha sido una mala semana en España. Son estas:

1) Ha sido muy mala semana para ser xenófobo, justo cuando el hijo de un marroquí y una ecuatoguineana criado en un barrio de Mataró nos ha encumbrado en Europa. Lamine Yamal es hoy la mejor bandera contra el racismo en España.

2) Ha sido muy mala semana para denunciar el famoso estalinismo del régimen de Pedro Sánchez, como ha hecho Ayuso, justo cuando la UCO registraba los despachos del hermano del presidente y cuando conocíamos que la policía investigó a diputados de Podemos en una guerra sucia que ordenó el Gobierno de Rajoy (PP). La presidenta de Madrid tendrá que intentarlo otro día.

3) También ha sido mala semana para ser líder de un partido como el PP, si entendemos esa posición como la de una persona con autoridad y altura moral, una que quiera distanciarse de la extrema derecha. Feijóo no solo perdió la oportunidad hace un año de sumarse al cordón sanitario para frenar a los ultras, sino que también ha perdido la oportunidad de ser él quien rompa con ellos. Eso le habría honrado. Por el contrario, es Vox quien le ha hecho el trabajo y quien le ha regalado la ocasión de mostrar centralidad. Una oportunidad perdida.

4) Incluso ha sido mala semana para ser de Vox. La emergencia de una fuerza como la de Alvise ha empujado al partido de Abascal hacia la radicalidad y este ha decidido hacerlo en dos ámbitos: abrazando el grupo de Orbán, Le Pen y Salvini en el Parlamento Europeo, marcado por la xenofobia y la mayor simpatía a Rusia; y salir de las instituciones en España, una autolesión algo parecida a la patética moción de censura que encabezó Ramón Tamames. Vox estaba estancado, se ha asustado y se ha echado al monte. Lo más probable es que se pierda en él.

5) Por último, también ha sido mala semana para la verdad. Hemos visto a Nacho Cano denunciando que su cadáver puede aparecer en una cuneta, ya que la policía es criminal; a Vox alertando de violaciones masivas por parte de inmigrantes (las de los autóctonos no parecen ser de su interés); amén de la dosis ya mencionada de Ayuso.

Menos mal que hay muchas cosas que van bien: Llegan las vacaciones. La ultraderecha desaparece de los gobiernos. Y mañana podemos ganar la Eurocopa. Con Lamine Yamal. ¿Qué más podemos pedir?

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