Putin, contra la información veraz
El autócrata ruso avanza en su campaña para eliminar cualquier forma de prensa independiente en el país
Vladímir Putin ha dado un nuevo paso en su sistemática política de privar del derecho a la información a los ciudadanos rusos con la prohibición del acceso por Internet en Rusia a 81 medios de comunicación europeos, incluidos EL PAÍS, la Agencia Efe, RTVE y El Mundo. El Kremlin lo ha justificado por el veto de la Unión Europea a tres medios controlados por el régimen ruso decidido en el último paquete de sanciones aprobado por la Unión a causa de la invasión de Ucrania. En realidad se trata de un ataque directo a la prensa independiente que impide a los rusos no solo acceder a una versión veraz de lo que sucede en su país, sino también de lo que está sucediendo en el resto del mundo, incluyendo la guerra en Ucrania. Es un atentado más a los derechos fundamentales.
La ofensiva contra la prensa extranjera, a través de la que se informan muchos rusos, es constante. A lo largo del último año, varios corresponsales europeos han sido expulsados, como en los casos de Xavier Colás de El Mundo y Eva Hartog de Politico. Se han bloqueado las acreditaciones de numerosos profesionales extranjeros, imprescindibles para poder ejercer su labor, y varios medios han decidido retirar a sus periodistas al temer justificadamente por su seguridad. El miércoles comenzó el juicio contra el corresponsal de The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, quien tras permanecer un año y tres meses en prisión preventiva puede ser condenado a 20 años de cárcel acusado de espionaje. La diplomacia estadounidense considera que se trata de una farsa judicial destinada a terminar en un intercambio de presos con Washington similar al de la jugadora de baloncesto Brittney Griner, quien en 2022 fue condenada a nueve años de prisión bajo la falsa acusación de tráfico de drogas y posteriormente liberada a cambio del traficante de armas Viktor Bout, conocido como el mercader de la muerte, preso en EE UU.
Sin embargo, no es la prensa extranjera el principal objetivo de esta estrategia. Son los periodistas rusos los que están desde hace años en el punto de mira de Putin, quien ha utilizado todos los recursos, incluyendo la violencia extrema, para silenciarlos. A pesar del intento permanente de sometimiento, la prensa independiente rusa sigue haciendo desde fuera del país una labor fundamental. Ese cordón umbilical de la ciudadanía con la información veraz es una de las obsesiones del mandatario ruso, que pretende sumir al pueblo en una edulcorada versión oficial. Privados de información en el interior, los rusos buscan informarse a través de la prensa internacional y esa demanda creciente es intolerable para el inquilino del Kremlin.
Putin puede seguir intentando cercenar el derecho a la información de sus ciudadanos y de los del resto del mundo sobre lo que sucede en Rusia, pero eso no desanimará a los periodistas, rusos y extranjeros, para seguir cumpliendo con su obligación.