Una reivindicación necesaria
La celebración del Orgullo sirve para avanzar en el camino aún largo de mejorar la tolerancia en las calles y en el entorno laboral
Hasta un 70% de trabajadores LGTBIQ+ oculta su sexualidad en el trabajo por miedo a ser discriminados, ser objeto de burlas o recibir agresiones verbales, según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales, Intersexuales y más. Algunos incluso renuncian a oportunidades o derechos laborales para que no se descubra su identidad sexual. Sindicatos, empresarios y Gobierno presentaron este miércoles un acuerdo para desarrollar la ley trans e incorporar una serie de medidas para la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBIQ+ en las empresas de más de 50 empleados y en todos los convenios colectivos. El pacto llega en pleno mes de reivindicaciones del colectivo LGTBIQ+ por el Orgullo, y nos recuerda que sus derechos no están blindados y siguen en peligro, especialmente en el contexto de crecimiento de apoyo a la extrema derecha en la UE.
Con este acuerdo, las empresas deben formar a sus equipos de recursos humanos para que garanticen la igualdad de oportunidades en el acceso a todos los puestos de trabajo y a sus correspondientes permisos y beneficios laborales sin discriminaciones. También deben incorporar módulos específicos sobre diversidad en sus planes de formación y sancionar comportamientos que atenten contra personas LGTBIQ+ dentro de las compañías.
La orientación o la identidad sexual o de género no afecta al desempeño laboral. La erradicación de los armarios en los entornos profesionales sirve para visibilizar la diversidad, mejorar la tolerancia y garantizar la igualdad. En las escuelas, un tercio de los docentes mantiene oculta su orientación sexual por miedo a ser víctimas de LGTBIfobia por parte de compañeros, pero también de alumnos. Ocho de cada 10 actos de odio contra el colectivo siguen sin denunciarse ante las autoridades.
España, un país pionero en la legalización del matrimonio igualitario, se encuentra en un destacado cuarto puesto europeo en la clasificación que elabora ILGA-Europe, la asociación internacional de lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales sobre el respeto a los derechos y las libertades LGTBIQ+. Pero el apoyo de las administraciones no se puede dar por hecho. El Ayuntamiento de Madrid ha reducido el Orgullo a tacones, preservativos, copas y confeti en sus carteles de este año. El director general de Diversidad de la Comunidad Valenciana afirmó que no iban “a dar nada” a las asociaciones LGTBIQ+.
Son decisiones políticas entre la ignorancia, el error político y la ofensa, pero sobre todo son la demostración de que las manifestaciones responden a una necesidad real. El Orgullo se desarrolla en un ambiente festivo, pero no es una mera fiesta. En las calles se visibiliza la diversidad y se reivindican derechos humanos. Las celebraciones que comienzan estos días siguen siendo necesarias, si cabe, con más fuerza.