A Óscar Puente le gusta la fruta (y bloquear)

El ministro de Transportes impide que políticos del PP puedan ver su cuenta de X y se desatan, otra vez, las trincheras de la red social

El ministro de Transportes, Óscar Puente, en La Moncloa, el 22 de noviembre.JUAN MEDINA (REUTERS)

Diciembre, de repente, que diría León Benavente. De pronto, el Ministerio de Transportes, que diría Óscar Puente. Están las trincheras patrias azuzadas porque a Puente, durante este puente, en medio de tanta gente —algún día habrá que hablar de la gente que se queja de la gente como si ellos no fueran gente—, no se le ha ocurrido otra cosa que bloquear sin ton ni son a la patria tuitera, básicamente pepera. Pero Puente no es Óscar Puente. Puente es el ministro de Transportes, y antes de abrir cada dos por tres X —lo que ...

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Diciembre, de repente, que diría León Benavente. De pronto, el Ministerio de Transportes, que diría Óscar Puente. Están las trincheras patrias azuzadas porque a Puente, durante este puente, en medio de tanta gente —algún día habrá que hablar de la gente que se queja de la gente como si ellos no fueran gente—, no se le ha ocurrido otra cosa que bloquear sin ton ni son a la patria tuitera, básicamente pepera. Pero Puente no es Óscar Puente. Puente es el ministro de Transportes, y antes de abrir cada dos por tres X —lo que antes del 23 de julio era Twitter, tiene guasa que el último día fueran las elecciones—, debería de terminar el desbloqueo del tren de extremeño, que ya es hora.

Pero como será difícil ―como para los ocho ministros anteriores—, qué mejor manera de estar en el candelero que agarrar el móvil y bloquear a diestro y siniestro, más a diestro, eso sí. A medios. A periodistas. Y a políticos. El choque de trenes de Puente sucedió el sábado. Borja Carabante, el concejal de Movilidad de Madrid, avisó a la multitud con un mensaje y un pantallazo: “Por mucho que Puente me bloquee, seguiremos denunciando el riesgo que suponen los descarrilamientos en Cercanías”. Inmediatamente, los ediles y dirigentes madrileños del PP, incluido el alcalde José Luis Martínez-Almeida, se sumaron a la causa antibloqueadora del ministro socialista: “No hay bloqueo en redes que tape la vergüenza del caos del cercanías de Sánchez”. Hasta la concejal de Cultura de la capital, Marta Rivera de La Cruz: “En la alta política no se funciona así”. Cómo será la baja cuando se venga arriba.

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Puente se aburrió bastante en el puente porque solo tenía la crisis del Cercanías de Madrid. Más allá de la guerra política, resulta curioso que nuestros mandamases se quejen por los bloqueos que sufren en redes, si luego son los únicos que se mandan cartas y faxes para comunicarse. Allá ellos. Pero conviene predicar con el ejemplo. La edil Rivera de la Cruz tiene prohibido que los usuarios contesten a sus mensajes en X. La asociación de Vecinos del barrio de El Retiro de Madrid denuncia que la concejal de su distrito, Andrea Levy, tiene protegidos sus mensajes en X. La alcaldesa de Torrelodones y hasta hace unos meses diputada en la Asamblea de Madrid, Almudena Negro, criticaba la actitud de Puente y escribió hace cinco años en La Razón un artículo titulado: Albert Rivera bloquea a Echenique en Twitter (y hace bien). Rivera fue el líder de un partido que se llamaba Ciudadanos.

El tuit del puente, eso sí, fue del usuario Alejandro Díaz, que llegó a los dos millones de visualizaciones. “Que el ministro me tenga bloqueado es un insulto a la democracia”. Díaz, el pobre, tenía bloqueado a Puente, y no al revés. Y si uno bloquea, pues no puede ver nada del otro, y viceversa. Luego lo eliminó y santas pascuas. España, vamos. Más allá de los bloqueos —la gente se aburre mucho— Puente justificó su actitud con un viejo texto del periodista Carlos Alsina, que ha bloqueado a más de uno. “Te bloqueo”, escribe Alsina, “y no coarto tu libertad de expresión. Tus seguidores podrán leerte sin pedir permiso. Yo no”. Puente, más tarde, añadió otro mensaje: “Me gusta la fruta”. La frase que usó el equipo de Isabel Díaz Ayuso cuando la presidenta madrileña llamó “hijo de puta” por lo bajini a Sánchez en el Congreso: cosas de la alta política. En X, por cierto, está el botón de silenciar, no ves nada del otro y el otro ni se entera, pero una cosa es que interese más el ruido, y otra que un ministro se exponga a tanto.

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