Empeoramiento

Quizá habría que disfrutar de lo mal que estamos antes de que sea tarde. Medusas, allá voy

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, al inicio de su reunión, el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados.Mariscal (EFE)

Hoy no me he atrevido a bañarme porque en La Concha hay medusas y me ha dado tiempo a repasar el rigor acumulativo de nuestras desdichas. Deportes: dejando aparte el morreo ilícito de Rubiales, que ya es el crimen más célebre desde que John Wilkes Booth disparó contra Lincoln, tenemos el caso de esos ciudadanos catalanes que han lanzado tachuelas al paso de los ciclistas de la V...

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Hoy no me he atrevido a bañarme porque en La Concha hay medusas y me ha dado tiempo a repasar el rigor acumulativo de nuestras desdichas. Deportes: dejando aparte el morreo ilícito de Rubiales, que ya es el crimen más célebre desde que John Wilkes Booth disparó contra Lincoln, tenemos el caso de esos ciudadanos catalanes que han lanzado tachuelas al paso de los ciclistas de la Vuelta a España y otros que habían preparado 200 litros de aceite para lubricar el camino de los corredores. Han sido muy celebrados por sus colegas de jauría. Educación: lograr cerebros capaces de fascinar a Lombroso debe ser lo que aspiran a conseguir en ese colegio de Barcelona cuyo objetivo es que los alumnos castellanohablantes piensen en catalán, una meta sin duda ambiciosa. Política: según titular de primera página de este periódico, la víspera del encuentro de ambos líderes, “Sánchez afeará a Núñez Feijóo su investidura abocada al fracaso”. Qué se habrá creído ese tipo, ni que hubiera ganado las elecciones. Pero, en vez de desplazarse para que le afeen cosas, ¿no sería mejor que se suscribiese a EL PAÍS para saber cómodamente lo que va a decirle Sánchez? Justicia (o injusticia): ya está cocinándose una amnistía para todos los separatistas grandes y pequeños, lo que demostrará que lo ilegal es reprimir la secesión, no practicarla. Cosa segura, porque los mejores juristas como Gonzalo Quintero o Manuel Aragón ya han demostrado que esa medida no cabe en la Constitución: ¡qué más quieren los rábulas para ajustarla con calzador a lo que mande el Gobierno! De modo que me apunto a lo que dice Ramón Eder: “Como las cosas pueden empeorar en ciertas épocas como la nuestra quizá habría que disfrutar de lo mal que estamos antes de que sea tarde”. Medusas, allá voy.

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