Ante la duda, Ramón Lobo

La reacción unánime en redes lamentando la muerte de este periodista comprometido y honesto muestra que la audiencia sabe distinguir

Ramon Lobo y la fotógrafa Carmen Secanella, en 2005, tras permanecer retenidos durante dos horas en el campo de refugiados de Jan Yunis, en Gaza.AHMED JADALLAH (REUTERS)

El último tuit de Ramón Lobo, enorme periodista fallecido en Madrid este miércoles, es del martes: “Para que no haya dudas ni malos entendidos: los portavoces en mi situación médica son María Dolores Jiménez y Guillermo Altares”. Hay que amar mucho el oficio para enseñar cómo se hace hasta el último día.

En su cuenta de Twitter acogió a una legión de 190.366 seguidores, casi dos Bernabéus y medio al completo, el estadi...

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El último tuit de Ramón Lobo, enorme periodista fallecido en Madrid este miércoles, es del martes: “Para que no haya dudas ni malos entendidos: los portavoces en mi situación médica son María Dolores Jiménez y Guillermo Altares”. Hay que amar mucho el oficio para enseñar cómo se hace hasta el último día.

En su cuenta de Twitter acogió a una legión de 190.366 seguidores, casi dos Bernabéus y medio al completo, el estadio donde este madridista disfrutón fue feliz. No dejó de comunicarse con ellos ni cuando recibió, en este caso, por los médicos, las peores noticias. El periodismo consiste, antes de nada, en un interés extra, superior a la media, por los demás. “No me afecta un gobierno PP-Vox porque no voy a cumplir su legislatura”, escribió el 16 de julio, “pero, como dice el gran José Sacristán, me jode palmarla escuchando una música que creíamos superada. Me preocupan tus derechos, tu pensión y tu empleo. Me preocupan los que se quedan y van a sufrir”.

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No se permitió la rabia y eligió siempre el humor, el rasgo más evidente de los seres inteligentes. El 28 de julio, Andrés Trapiello tuiteó: “El clamor es este: ¿Por qué a Sánchez le resulta más fácil pactar con Otegi y Puigdemont que con Feijóo? ¿Y qué virtudes democráticas tienen Bildu/Junts/ERC/PNV que no tenga el PP?”. Ramón contestó: “Yo creo que tu clamor son gases”. El 25 de junio, agradecía así el cariño recibido tras hablar de su cáncer en la Cadena SER: “Estoy emocionado, feliz de haber sido útil. Es el objetivo de mi vida y de mi trabajo. Necesito digerir y centrarme en el libro para que no me atropelle el deadline [expresión anglosajona que incluye la palabra muerte y alude al plazo límite de una entrega]”. Cuando su análisis sobre la actitud de Podemos frente a Sumar y la división de la izquierda le costó una catarata de insultos en redes, el reportero de guerra, acostumbrado a señalar al lugar donde nadie quiere mirar, tuiteó: “Me encanta el olor del bloqueo por la mañana”.

En todos los gallineros hay alguien que cacarea mientras otros ponen. Pero la reacción unánime de Twitter al lamentar la muerte de este periodista comprometido y honesto muestra que, pese al ruido, la audiencia tiene buen oído, sabe distinguir. Ante la duda, periodismo, es decir, Ramón Lobo. Cientos de personas han difundido el emocionante obituario de su hermano Guillermo Altares y las redes se han llenado de mensajes que celebran la vida de Ramón y le dan las gracias por su trabajo y ejemplo. La periodista Carlota Estefanía Ramírez tuiteó el post-it que preside su escritorio, una frase suya: “La muerte es un problema si no has vivido”.

Quienes tuvieron la suerte de ser sus amigos compartieron en Twitter conmovedoras despedidas, anécdotas y fotos. Ramón sale siempre sonriendo, otro rasgo característico de los que nunca se han dado demasiada importancia a sí mismos y pueden, por tanto, mirar al mundo sin envidias.

Tuiteó Gervasio Sánchez: “Los últimos días ha reconfortado a todas las personas que lo queríamos con un comportamiento ejemplar. Su gran obra periodística perdurará”. Y Mónica G. Prieto: “Vivió como murió: derrochando inteligencia, dignidad, sentido común y humor negro. Cómo te vamos a echar de menos, Lobo bueno. Gracias por convertirte en un referente moral en tiempos oscuros”.

Tras jubilarse, Ramón escribió: “No creo en el Más Allá, pero sí en el poder de la imaginación”. Hoy me lo imagino en el cielo de los periodistas, sobre la alfombra roja que le habrán puesto los que llegaron antes: su querida Alicia Gómez Montano, mi querido David Beriain. Hasta veo el plato de pochas en la mesa, preliminar de esas sobremesas eternas para compartir admiración, batallitas y sobre todo, las ganas de entender.

Ramón Lobo en una imagen de archivo.Foto: KIKE PARA | Vídeo: EPV

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