Alemania y el mundo

El Gobierno de Olaf Scholz presenta su estrategia de seguridad nacional y coloca a su país a disposición de la defensa de Europa

El canciller alemán, Olaf Scholz, este sábado en un acto en Berlín.FABRIZIO BENSCH (REUTERS)

Después del giro histórico en la política de defensa dado por Alemania en mayo del año pasado cuando, a consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, aprobó su mayor operación de rearme desde la II Guerra Mundial, el Gobierno de Olaf Scholz ha presentado ...

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Después del giro histórico en la política de defensa dado por Alemania en mayo del año pasado cuando, a consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, aprobó su mayor operación de rearme desde la II Guerra Mundial, el Gobierno de Olaf Scholz ha presentado la primera estrategia de seguridad nacional en la historia de la República Federal. Supone la plasmación del esfuerzo que está realizando en la reforma de sus líneas maestras de política exterior y defensa tras el conflicto bélico desencadenado por Vladímir Putin a apenas 800 kilómetros de las fronteras alemanas.

La novedosa estrategia, retrasada en su presentación por la ardua negociación entre los miembros de la coalición de Gobierno —socialdemócratas, verdes y liberales—, implica importantes reconfiguraciones en aspectos tanto de política interior como exterior y, en suma, sobre el papel que quiere asumir Alemania en el orden global. Berlín se compromete a emplear hasta el 2% de PIB en Defensa a partir de 2024, considera que el Ejército federal es la “piedra angular de la defensa convencional europea” y califica a la Rusia de Putin como “la mayor amenaza de seguridad” en la zona euroatlántica. Papel aparte merece China, el mayor socio comercial de Alemania, al que se refiere con las mismas palabras que empleara ya en 2019 la Comisión Europea: “Rival sistémico”. Scholz reserva para Pekín una estrategia especial que probablemente se hará pública en los próximos meses. En el plano interior, el Gobierno presta especial atención a la progresión del radicalismo neonazi y prepara, con los Estados federados, un plan específico para luchar contra los extremismos y “en particular contra los extremismos de derechas”.

En un documento de 76 páginas, Alemania plasma así oficialmente el punto de inflexión dado por Scholz hace un año en una materia que, por razones históricas obvias, es tan sensible tanto en el interior como en el exterior del país. Conviene destacar que el plan alemán coincide completamente con los intereses y líneas de acción delimitadas por la Unión Europea, adopta iniciativas impulsadas en la Alianza Atlántica, como la elevación del gasto nacional en Defensa respecto al PIB, y se propone encarar directamente el inquietante auge de la extrema derecha. Al canciller socialdemócrata le ha tocado poner fin a lo que, con el paso de los años tras la derrota nazi en 1945, había llegado a ser una anomalía histórica. A pesar del intachable carácter democrático de la República Federal, del poderío económico que alcanzó tras su reconstrucción y del compromiso e influencia que ha tenido durante décadas en la construcción europea, el país mantenía un estatus muy bajo en un momento donde el esfuerzo en seguridad y defensa resulta fundamental. Scholz ha demostrado entender el momento y ha colocado a Alemania a disposición de un esfuerzo común en la defensa de Europa.

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