La clase media como virus social

Los lectores escriben sobre las aspiraciones económicas, el tiempo que pasamos frente a una pantalla, el anuncio de Feijóo de derogar leyes, el fin de Ciudadanos y las campañas electorales

Un hombre tendiendo en su casa en Barcelona.David Zorrakino (Europa Press)

A mi entender, eras de clase media cuando tenías las riendas de tu vida, autonomía para realizar proyectos vitales con tu sueldo. Dicha aspiración ya no existe hoy en los jóvenes asistidos por sus familias para emanciparse en la treintena, un drama que es previo a 2019. Y es lo que ...

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A mi entender, eras de clase media cuando tenías las riendas de tu vida, autonomía para realizar proyectos vitales con tu sueldo. Dicha aspiración ya no existe hoy en los jóvenes asistidos por sus familias para emanciparse en la treintena, un drama que es previo a 2019. Y es lo que me hace pensar que ese sentimiento de ser de clase media es un virus, porque si bien dicha clase puede ser un estado social satisfactorio, en épocas de pobreza o de incertidumbre también puede fácilmente convertirse en un espacio moral de frustración cuando se nutre de individuos y de familias que no han conseguido ser lo que su formación les hacía pensar, llegar a un estado de bienestar. Es cierto que tenemos que luchar cada uno contra la apatía que nos transmiten tantos embrollos políticos, pero hay que reconocer que es necesario no llegar a lo que estamos viendo en Francia, como país próximo. Y también es necesario decir a todos los políticos que no estén solo presentes en tiempos electorales.

María Luisa Alonso Alcalá. Zaragoza

Dictadura de las pantallas

Vivimos en la dictadura de las pantallas. Entre los mileniales son muy pocas las excepciones. Hemos remplazado todo por una pantalla. Cuando te levantas, con el despertador en tu móvil; en el trabajo, con el ordenador en la oficina; para tomar notas personales, en WhatsApp o en la aplicación de notas; con tu teléfono, para pedir un menú en un restaurante con el QR. Leía que en Suecia los niños utilizarán menos ordenadores durante su tiempo en la escuela. Menos mal: ya tendrán tiempo de pasar sus vidas frente a una pantalla cuando sean adultos.

José Enrique Val Montros. Valencia

Derogadores

La derecha y la ultraderecha nos hablan de sus intenciones de derogar leyes aprobadas en esta legislatura, leyes que protegen a minorías, que amparan a quienes no quieren sufrir, que dignifican la memoria de perdedores y represaliados, o protegen a los trabajadores. Tan solo hablan de eso, no nos hablan, ni probablemente nos hablarán, de las leyes que mejorarán nuestra vida, protegerán a los desfavorecidos, nos harán más felices. ¡Gobernar para derogar! ¡Qué miseria!

José A. Martínez Lamoca. Madrid

Ciudadanos pudo ser

Me han impactado algunas imágenes ofrecidas por este grupo político durante los últimos años: el desnudo de Albert Rivera en la campaña catalana de 2006, la victoria de Inés Arrimadas en Cataluña en 2017, los 57 escaños del Congreso en las generales de abril 2019, su rechazo a cogobernar con el PSOE y su incapacidad por presentar candidaturas en las próximas elecciones. Ciudadanos pudo haber centrado la política española siendo firme alternativa a populares y socialistas. Hay quien opina que no les dejaron; prefirieron mirar hacia la derecha. Me pregunto si no pudieron o no supieron.

Ángel Andrés Villuendas. Barcelona

¿Excentricidad?

Sin ser partidaria de debates a dos, oír a Borja Sémper decir que España no está para excentricidades me parece un insulto a la inteligencia —y ya van muchos—, después de la pasada campaña electoral de su partido basada en ETA.

Rosa María Ballestero Báez. Madrid

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