Un minuto de silencio de verdad
Los lectores escriben sobre la dificultad de encontrar calma en la sociedad actual, la violencia machista, las imágenes de la guerra en Ucrania y los partidos políticos
Tras el fallecimiento de Pelé, se sucedieron los minutos de silencio por todos los campos de fútbol de mundo y en ninguno de los más cercanos a nosotros ese minuto de silencio llegó a durar más de 30 segundos y, en muchos casos, el silencio no se producía, al sonar música de fondo. Tal vez no somos capaces de estar en silencio o tal vez alguien ha decidido que no debemos perder más tiempo en algo que consiste en la mera quietud. Hacemos reuniones y dejamos la televisión puesta. N...
Tras el fallecimiento de Pelé, se sucedieron los minutos de silencio por todos los campos de fútbol de mundo y en ninguno de los más cercanos a nosotros ese minuto de silencio llegó a durar más de 30 segundos y, en muchos casos, el silencio no se producía, al sonar música de fondo. Tal vez no somos capaces de estar en silencio o tal vez alguien ha decidido que no debemos perder más tiempo en algo que consiste en la mera quietud. Hacemos reuniones y dejamos la televisión puesta. No pasan tres segundos de un silencio sin que se diga que ha pasado un ángel y, si estamos a solas, siempre están la radio, las plataformas digitales o algo que nos evite el mal trago de estar con nosotros mismos. La configuración actual del mundo en el que vivimos no ayuda a buscar el silencio, porque siempre existen mil alternativas para esquivarse a uno mismo. En nuestras manos está decidir si queremos un minuto de silencio de 30 segundos y con música de fondo o si preferimos un minuto en quietud total.
Pablo Vergara Díaz. Collado Mediano (Madrid)
Ojalá
Terminó el año sin poder despedirnos de 49 mujeres asesinadas por sus parejas y exparejas. “Crímenes pasionales” se decía antes. Hoy, por suerte, la sociedad ni los comprende ni ampara; muy al contrario, los repudia vivamente y se dota de instrumentos de todo tipo para defender a las mujeres de esa violencia machista que solo busca someterlas. Pero no basta. Aún sigue habiendo quien no cree que se trate de crímenes contra la mujer. Y esos, incluso, se sienten representados en estos tiempos por la política más retrógrada. Todavía esos reductos del pasado se resisten a reconocer que los hombres y las mujeres tenemos iguales derechos y obligaciones. Oigo los cohetes que celebran la llegada del nuevo año. Ojalá en 2023 una sociedad más unida que nunca —y todos sus representantes— haga frente común contra la barbarie.
Luis de Luxán Meléndez. Llanes (Asturias)
Imágenes de guerra
Me pregunto cuántas personas se habrán acostumbrado, sin escandalizarse, a las imágenes de guerra en Ucrania. La televisión, cuando las emite, funciona a su vez como un anestésico, por lo que comemos, bebemos y nos entretenemos viendo atroces imágenes y, más específicamente, lugares donde la vida no vale nada. Tal vez como sociedad debiéramos de mostrar repulsa y no un silencio que, a los afectados, les violentaría. Hemos asistido a una guerra en imágenes a lo largo de casi un año y nuestras vidas siguen emocionalmente similares. ¿Dónde están los cambios? ¿Dónde una sensibilidad que a todos nos haga más justos, empáticos y compasivos?
Glòria Barrachina Ferrús. Sant Cugat del Vallès (Barcelona)
Esperando un nuevo partido
A mediados de la década pasada surgieron nuevos partidos políticos para canalizar a los votantes descontentos de las formaciones tradicionales y, de paso, romper el bipartidismo imperfecto entre el PP y el PSOE. Ahora, casi una década después, algunos estamos esperando que surjan los nuevos partidos políticos que vuelvan a movilizar a los votantes descontentos de los nuevos-viejos partidos.
Isidro Carmona. Madrid