Defender y reconstruir Ucrania

La ausencia de cualquier atisbo de alto el fuego obliga a acelerar los planes de reconstrucción del país atacado

Bomberos ucranios tratan de apagar una infraestructura civil atacada por Rusia en Kiev.Pavel Petrov (AP)

Ucrania necesita de los máximos esfuerzos de sus aliados para vencer a Putin, pero no hay que esperar a que termine la guerra. La reconstrucción puede y debe empezar para revertir la destrucción que causan los drones y misiles rusos. Para esta tarea se han organizado dos conferencias internacionales convocadas por Francia. En la primera, con representantes de los gobiernos, se empezó a organizar la ayuda internacional a la población ucraniana para enfrentarse a la dureza de un invierno bajo las bombas. En la segunda, un nutrido grupo de empresas se decidió a preparar las inversiones en el país...

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Ucrania necesita de los máximos esfuerzos de sus aliados para vencer a Putin, pero no hay que esperar a que termine la guerra. La reconstrucción puede y debe empezar para revertir la destrucción que causan los drones y misiles rusos. Para esta tarea se han organizado dos conferencias internacionales convocadas por Francia. En la primera, con representantes de los gobiernos, se empezó a organizar la ayuda internacional a la población ucraniana para enfrentarse a la dureza de un invierno bajo las bombas. En la segunda, un nutrido grupo de empresas se decidió a preparar las inversiones en el país para cuando termine la guerra.

La capital, Kiev, ha sufrido en los últimos días el peor ataque aéreo desde que empezó la guerra. Resistir durante el invierno la persistente ofensiva aérea rusa y, sobre todo, evitar que progrese la destrucción sistemática del país, es la tarea principal de Zelenski, que ha recibido con alivio la próxima llegada de las eficaces baterías Patriot de Estados Unidos. Hasta la primavera todo se jugará en los cielos de Ucrania entre la capacidad de defensa ucraniana y la de ataque rusa, aunque en tierra se mantienen dos focos de intensos combates, uno en la orilla oriental del río Dnieper, donde prosigue la contraofensiva ucraniana, y otro en Bajmut, en el Donbás, donde las tropas rusas intentan anotarse una victoria más simbólica que significativa para compensar sus fracasos.

Para el final de la estación fría, las autoridades militares ucranianas ya prevén una nueva ofensiva terrestre rusa, para la que se están entrenando 200.000 soldados de refresco con los que Moscú intentará de nuevo el asalto a Kiev, quizás desde territorio de Bielorrusia, y ayer Putin visitó a su presidente Aleksandr Lukashenko. Es difícil dilucidar la consistencia de tal previsión, dado el carácter estratégico de la información en tiempos de guerra, pero denota por uno y otro bando la escasa atención a la demanda de una negociación y de un alto el fuego por parte de numerosos países e instituciones internacionales. Como en toda guerra, lo determinante serán las posiciones que ocupen las tropas de unos y otros en el momento preciso en que las dos partes acuerden la necesidad de un alto el fuego, que puede coincidir con el final del invierno. Sigue siendo fundamental para los aliados de Kiev mejorar tanto sus capacidades de intercepción de los misiles rusos y los drones iraníes como garantizar los suministros de generadores y pertrechos invernales para resistir las penalidades del frío, la oscuridad y la escasez de alimentos.






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