Lula, a por la segunda vuelta

La izquierda acaricia de nuevo el poder en Brasil, un regreso que supone un enorme desafío político

Luiz Inácio Lula da Silva, la noche del domingo en São Paulo. Foto: TUANE FERNANDES (BLOOMBERG) | Vídeo: EPV

Luiz Inácio Lula da Silva ha ganado la primera vuelta de las elecciones en Brasil. El conteo final le ha dado el 48%, casi 57 millones de votos. Quedó a dos puntos de la mayoría y el 30 de octubre se enfrentará en una segunda vuelta a Jair Bolsonaro, que va a por la reelección. El presidente ha quedado a cinco puntos de Lula da Silva, en una posición mucho más ventajosa que los 10 puntos de des...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Luiz Inácio Lula da Silva ha ganado la primera vuelta de las elecciones en Brasil. El conteo final le ha dado el 48%, casi 57 millones de votos. Quedó a dos puntos de la mayoría y el 30 de octubre se enfrentará en una segunda vuelta a Jair Bolsonaro, que va a por la reelección. El presidente ha quedado a cinco puntos de Lula da Silva, en una posición mucho más ventajosa que los 10 puntos de desventaja que le atribuían los sondeos. Arranca ahora una campaña intensa, vista la polarización que marcó la primera vuelta. La izquierda acaricia el poder en la democracia más grande de América Latina, un regreso que supone un enorme desafío político.

El país lleva cuatro años soportando una peligrosa deriva autoritaria. La desastrosa gestión que Bolsonaro hizo de la pandemia se saldó con 660.000 muertos, un récord continental. Los ataques del presidente al sistema de urnas electrónicas, con las consiguientes denuncias anticipadas de fraude, han deteriorado la credibilidad de las instituciones. La presencia creciente de militares en puestos clave del Gobierno, y el papel de valedor de los resultados electorales que el presidente cedió al ejército, alentaron incluso rumores de golpe de Estado. En la arena internacional, Brasil se ha aislado de sus vecinos, con ataques directos a presidentes de otros países, como el colombiano Gustavo Petro, el chileno Gabriel Boric y el argentino Alberto Fernández, a los que ha insultado sin miramientos.

Lula da Silva tiene ahora por delante un arduo trabajo. Resta un mes para la segunda vuelta, un largo camino en el que deberá abrirse al diálogo político con las fuerzas de centro que no lo apoyaron. Tiene ahí al votante de Ciro Gomes, su exministro, naturalmente más volcado hacia la izquierda que hacia la derecha. Y al 20% de la población apta para votar que decidió quedarse en su casa. En la víspera de la elección, el candidato del Partido de los Trabajadores dijo que estaba dispuesto a “hablar con todos, por el bien de Brasil”. Deberá lidiar además con un rival dispuesto a todo. Si el presidente insiste en su estrategia de destrucción de las instituciones, hará temblar todo el andamiaje de la democracia brasileña. Corresponde al Lula da Silva lidiar con esas tensiones y evitar que su rival ponga en duda la veracidad del resultado.

Lula ha sido dos veces presidente. Tiene equipos de gobierno formados en el ejercicio del poder y ha lidiado con crisis graves. Ha prometido que no lo mueve el rencor, disipando así el temor de que quiera tomar revancha política por los 20 meses que pasó en prisión, condenado por corrupción en la llamada Operación Lava Jato. “Vamos a restaurar la paz y la democracia”, ha dicho en el momento de votar. Los brasileños se merecen una vuelta a esa paz prometida, degradada por cuatro años de desprecio oficial por las instituciones.

En un mundo hundido en la incertidumbre, producto de la guerra en Ucrania, un regreso de Brasil, un país de dimensiones continentales, a la escena internacional es tan urgente como imprescindible. Su economía está entre las 15 más grandes del mundo, es uno de los principales productores de alimentos y sus reservas energéticas son enormes. El gigante sudamericano tiene todas las condiciones para convertirse en un claro protagonista regional y actor global de peso. Lula da Silva ha demostrado en el pasado un apego a las buenas formas de la diplomacia, y es de esperar que trabaje ahora en el mismo sentido. El mundo necesita un Brasil democrático y próspero.

Más información

Archivado En