Petro en la ONU

Aunque el discurso del presidente en la Asamblea General se enfocará en el medio ambiente, quizás es el momento para que insista allí sobre la necesidad de cambiar el enfoque de lucha contra las drogas

Gustavo Petro durante la toma de protesta de Henry Sanabria como director de la Policía Nacional en Bogotá, Colombia, el 19 de agosto 2022.Cristian Bayona (Long Visual Press/Universal Imag)

¿Es o no es el momento? ¿Debe el presidente hablar ante la Asamblea General de Naciones Unidas de la urgente necesidad de cambiar el enfoque de lucha contra las drogas para ver si así se agota el combustible a la guerra que lleva décadas ahogándonos a los colombianos?

Si algo parece indiscutible es que el tiempo nunca estará a favor de un presidente – el que sea – que apunte a liderar un asunto tan complejo y de tan difícil negociación como es el de acabar la llamada “guerra contra las drogas” para convertir ese en un asunto de salud pública y de regulación a nivel internacional. Tal ve...

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¿Es o no es el momento? ¿Debe el presidente hablar ante la Asamblea General de Naciones Unidas de la urgente necesidad de cambiar el enfoque de lucha contra las drogas para ver si así se agota el combustible a la guerra que lleva décadas ahogándonos a los colombianos?

Si algo parece indiscutible es que el tiempo nunca estará a favor de un presidente – el que sea – que apunte a liderar un asunto tan complejo y de tan difícil negociación como es el de acabar la llamada “guerra contra las drogas” para convertir ese en un asunto de salud pública y de regulación a nivel internacional. Tal vez sea demasiado pesimista, pero cuatro años es poco tiempo para que el jefe de un estado mediano y de poca incidencia en el concierto internacional, como lo es Colombia, logre cambiar la inercia que durante décadas ha caracterizado el combate a las redes de narcotráfico y la persecución (eso sí cada vez menos voraz) contra los consumidores. De ahí mi pregunta: ¿es o no es el momento?

Ha trascendido que el discurso que el presidente Petro hará en Nueva York tiene un enfoque principalmente centrado en el medio ambiente, la protección de la selva amazónica y los esfuerzos necesarios para tratar de contener la emergencia climática que enfrentamos. Hasta donde se sabe poco o nada hablará de un nuevo enfoque en la lucha contra las drogas, aunque hay que reconocer que combatir la deforestación tiene un componente clave en el control de las zonas que se dedican a los cultivos ilícitos. Sin embargo, ¿basta con llamar la atención sobre ese punto para que el mundo empiece reflexionar sobre el cambio de la palabra “prohibición” por “regulación”?

En un documento publicado por el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes, la Corporación Acción Técnica Social, el think tank Dejusticia y la Fundación Ideas para la Paz, le hacen al presidente una serie de recomendaciones para avanzar de manera holística hacia una nueva política de drogas. En el memorando le proponen al Gobierno planes a corto, mediano y largo plazo para implementar políticas institucionales, territoriales, criminales y de salud pública que permitan abrir la puerta hacia un nuevo enfoque en el tratamiento que se le da a la producción, comercialización y consumo de estupefacientes.

Los expertos también dedican un aparte a los pasos que deben darse en materia diplomática y de política internacional. A corto plazo, plantean la urgente necesidad de renegociar con Estados Unidos las metas de reducción de cultivos de coca y enfocar esta labor en metas relacionadas con la reducción de cultivos en zonas ambientalmente estratégicas. Hasta ahí, parece que expertos y el discurso del presidente en la ONU van en la misma línea. Pero no deja de parecer algo tímido frente al tremendo reto que hay por delante.

¿Es hora de decir las cosas de frente? ¿Si se quiere avanzar en el camino de la llamada Paz Total no es necesario dejar sobre la mesa que esta será imposible de alcanzar mientras las mafias del narcotráfico sigan existiendo?

Si alguna vez Colombia aspira a alcanzar la esperada paz lo primero que debe hacerse es hablar con franqueza y sin temor sobre nuestros problemas. ¿Deforestación? Sí, es uno de ellos. Pero las muertes que contamos todos los días, la corrupción que nos ahoga y el veneno que mata a nuestra democracia solo tiene un nombre: narcotráfico. Ojalá el presidente no lo olvide ante la ONU.

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