Putin, más solo

La resistencia de Ucrania contra el ataque de Moscú y la reacción de la comunidad internacional aíslan al líder ruso

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, (centro) firma la solicitud formal de adhesión de Ucrania a la UE, este lunes junto al primer ministro Denys Shmyhal (derecha) y el presidente del Parlamento, Ruslan Stefanchuk.EFE

La diplomacia empieza a abrirse paso mientras la agresión rusa se intensifica. La resiliencia de Ucrania y especialmente de sus grandes ciudades en el quinto día de la invasión es un primer revés para Vladímir Putin, que confiaba en una guerra relámpago capaz de neutralizar al Ejército ucranio y echar al Gobierno de Volodímir Zelenski. Ha sucedido exactamente lo contrario, pero es un paso positivo que los dos gobiernos enfrentados en esta guerra desigual ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La diplomacia empieza a abrirse paso mientras la agresión rusa se intensifica. La resiliencia de Ucrania y especialmente de sus grandes ciudades en el quinto día de la invasión es un primer revés para Vladímir Putin, que confiaba en una guerra relámpago capaz de neutralizar al Ejército ucranio y echar al Gobierno de Volodímir Zelenski. Ha sucedido exactamente lo contrario, pero es un paso positivo que los dos gobiernos enfrentados en esta guerra desigual mantuvieran ayer un primer contacto y que, lejos de romper las negociaciones, se hayan emplazado a una nueva reunión en los próximos días. Moscú pretendía iniciar los contactos después de que Kiev accediera a un alto el fuego unilateral equivalente a una rendición. Prueba de que las cosas van mal para Putin es que no ha sido así y el Kremlin ha terminado siendo el demandante sin condiciones de este primer contacto. Tienen que ver con el cambio de actitud de Rusia los efectos devastadores de las sanciones sobre el rublo y el desprestigio que está cosechando el Kremlin a escala internacional, además de los mediocres resultados militares. El Gobierno de Zelenski es ahora el que con toda lógica exige el alto el fuego y la retirada de las tropas rusas para empezar a negociar las condiciones de la paz.

El contacto bilateral que mantuvieron ayer Emmanuel Macron y Putin ha permitido saber que las exigencias rusas se mantienen imperturbables en las inaceptables exigencias de desmilitarización y desnazificación de una Ucrania que se declare neutral. Pero el presidente ruso también ha deslizado la idea de un reconocimiento de la soberanía sobre Crimea, cesión de soberanía que solo puede depender de los ucranios. Macron obtuvo de su conversación con Putin que este se comprometiera a no atacar a los civiles, mientras sobre el campo de batalla sus tropas demostraban lo contrario, no tan solo por el asedio a las ciudades que se prepara sino por la cantidad de muertos y heridos civiles que ya han provocado los bombardeos rusos. La palabra del presidente ruso está totalmente devaluada, de ahí el interés de que sea Naciones Unidas la que se encargue de organizar corredores humanitarios que permitan la evacuación de la población civil más vulnerable, evitando el desorden y la angustia de las actuales evacuaciones de mujeres y niños.

La Asamblea General de Naciones Unidas, reunida ayer en un formato de sesión especial con pocos antecedentes, se encargó de escenificar hasta qué punto Putin se ha convertido en un dirigente aislado. Será tratado como un paria por sus iguales en el futuro, como sucede con personajes como el dictador nuclear Kim Jong-un o el príncipe asesino Mohamed Bin Salmán. Incluso una superpotencia tan comprensiva como China está expresando su frío disgusto por el comportamiento del presidente ruso ante su nulo respeto a la soberanía y la integridad territorial de un socio de Naciones Unidas como Ucrania.

Más información

Archivado En