Por favor

Aunque mañana, 4 de mayo, se presentan tres partidos a las elecciones, la izquierda madrileña se divide en dos grandes bloques, el que vota y el que no vota. Lo más notable es que el segundo es mucho más decisivo que el primero. La izquierda que no vota ha otorgado el poder a la derecha, una y otra vez, desde hace décadas. Por eso, en un momento tan difícil como el que atravesamos, ...

Aunque mañana, 4 de mayo, se presentan tres partidos a las elecciones, la izquierda madrileña se divide en dos grandes bloques, el que vota y el que no vota. Lo más notable es que el segundo es mucho más decisivo que el primero. La izquierda que no vota ha otorgado el poder a la derecha, una y otra vez, desde hace décadas. Por eso, en un momento tan difícil como el que atravesamos, el PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos saben que nada les favorecería más que el aumento de la participación. Para quienes miran Madrid desde la distancia, esta expectativa puede parecer un espejismo incomprensible, pero los de aquí sabemos que el PP cuenta con la abstención enemiga como su principal aliado. He perdido la cuenta de las veces que he pedido el voto para la izquierda desde esta columna. Voy a hacerlo de nuevo y no pienso solo en el día de mañana. También pienso en un futuro cercano, en otras urnas donde no podré depositar mi voto, porque el 5 de mayo dibujará un nuevo escenario en todo el país. Si Ayuso pierde el poder, aunque doble votos y escaños, Casado caerá con ella, y con él, la dirección nacional de su partido. Si Vox no logra ser decisivo en Madrid, verá truncada de golpe lo que parecía la irresistible ascensión de la ultraderecha en España. Así de importantes son estas elecciones, tantas cosas dependen de que los madrileños, las madrileñas que nunca votan, decidan salir mañana de casa. Aunque las elecciones se celebren un martes, día laborable y no lectivo, creo que esa decisión nunca ha sido tan fácil, nunca ha sido tan sencillo votar contra la derecha, incluso si ningún candidato de la izquierda resulta convincente. Por eso me dirijo a ti, que tal vez, ojalá, me estés leyendo con un ligero dolor de estómago. Mañana, levántate y vota, por favor.