Nuestros políticos deberían volver al cole
Los lectores escriben de la clase política, la pandemia de coronavirus, los recuerdos de la infancia y el fin del estado de alarma
La mayoría de los ciudadanos asistimos atónitos al espectáculo de los debates electorales o en el Congreso. No son un buen ejemplo cívico. Muy triste cuando nos referimos a los representantes de la soberanía popular. Por este motivo, recomiendo a nuestros políticos y a algunos medios que posen su mirada en los numerosos debates organizados en centros escolares y universidades. Aprenderán mucho. Ante todo, educación. La democracia son valores. El pluralismo, el consenso en los principios básicos y ...
La mayoría de los ciudadanos asistimos atónitos al espectáculo de los debates electorales o en el Congreso. No son un buen ejemplo cívico. Muy triste cuando nos referimos a los representantes de la soberanía popular. Por este motivo, recomiendo a nuestros políticos y a algunos medios que posen su mirada en los numerosos debates organizados en centros escolares y universidades. Aprenderán mucho. Ante todo, educación. La democracia son valores. El pluralismo, el consenso en los principios básicos y el respeto a la persona y las ideas ajenas, que no enemigas, brillan en la dialéctica estudiantil. Aprendamos de los más jóvenes, tienen mucho que enseñarnos. Construyamos con ellos una ciudadanía ilustrada y crítica. Por eso es tan fundamental que estas actividades continúen integrándose en el currículo de nuestros estudiantes. Nuestro futuro como sociedad está en juego.
Ángel Domingo. Valladolid
La tragedia en Brasil
Cuatrocientos mil. Esta es la cifra de la tragedia en Brasil. Si al número de muertos sumamos el de quienes lloran su pérdida, la situación es aún peor. En Brasil no solo hay, desde la declaración de la pandemia, una intención manifiesta del Gobierno de actuar poco y con ineficacia. Hay también una expresión constante de desprecio de ciertos políticos por el drama que se vive allí. La CPI que empieza en el Senado Federal es una primera oportunidad para dirimir responsabilidades sobre la pésima gestión de la pandemia.
Emanuela Cardoso Onofre de Alencar. Rivas Vaciamadrid (Madrid)
La RAM de mi abuela
Hace unas semanas me mandaron en la escuela un trabajo que consistía en exponer mediante fotografías la evolución de mi familia a lo largo de varias generaciones. Al principio pensé que sería rápido y fácil, ya que tenía muchas fotos almacenadas. La tarea de selección se complicó, las fotos eran todas muy similares y pertenecientes a épocas muy dispersas. Llegó el fin de semana y fuimos a comer a casa de mi abuela. Estábamos con el postre cuando comenté el problema que tenía con el trabajo. Mi abuela se levantó y al minuto volvió con un álbum repelado y una caja de galletas metálica llena de fotos. En un instante pude visualizar en perfecto orden cronológico los momentos más significativos de mis antepasados. Pasó ante mí la historia de tres generaciones, desde el blanco y negro hasta los 50 megapíxeles. Todos los megabytes, memorias internas, tarjetas de memoria y USB fueron aplastados por un viejo álbum de fotos y una caja de galletas. Admiro la RAM de mi abuela.
Eduardo Giménez Sanz. Valencia
¿El principio del fin?
El estado de alarma llega a su fin el próximo 9 de mayo, y yo, cuando me enteré, me levanté con una energía renovada, soñadora. Con esta noticia —junto a la referente a la aceleración del ritmo de vacunación— siento, por primera vez, el principio del fin de la batalla contra el coronavirus. No pretendo olvidar la cautela y precaución, pero qué bonito es visualizar que poco a poco recuperamos nuestra libertad. Resulta emocionante imaginar nuestra vida sin toques de queda o limitaciones de movilidad, ver el rostro de las personas sin mascarillas o abrazar sin miedo a nuestros abuelos. Valorar lo esencial.
Sarai Malnero del Llano. Oviedo (Asturias)