Desigualdades
La carrera emprendida por las naciones para acceder a las vacunas del coronavirus no es justa. Mientras los países más ricos se llevan la mayor parte de las dosis, los más pobres tienen que conformarse únicamente con las migajas. Tan así es que hasta la propia Organización Mundial de la Salud ha tenido que salir a la palestra para advertir muy seriamente a la población mundial de que, si no se hacen las cosas bien, se corre el riesgo de tener unos países con la pandemia controlada en un breve espacio de tiempo y otros, por el contrario, en los que se volverá endémica. El hecho de que tanto las...
La carrera emprendida por las naciones para acceder a las vacunas del coronavirus no es justa. Mientras los países más ricos se llevan la mayor parte de las dosis, los más pobres tienen que conformarse únicamente con las migajas. Tan así es que hasta la propia Organización Mundial de la Salud ha tenido que salir a la palestra para advertir muy seriamente a la población mundial de que, si no se hacen las cosas bien, se corre el riesgo de tener unos países con la pandemia controlada en un breve espacio de tiempo y otros, por el contrario, en los que se volverá endémica. El hecho de que tanto las compañías farmacéuticas suministradoras como los países más desarrollados se hayan repartido con falta de equidad prácticamente todas las dosis de vacunas sacadas al mercado, y tan esenciales para la salud de las personas, denota el egoísmo y la falta de solidaridad que reina a nuestro alrededor, lamentablemente.
Mar Sánchez Ramos. Zaragoza