Editorial

Repensar la desescalada

El cambio de tendencia en los contagios es preocupante y precisa reconsiderar las medidas

Encendido de las luces de Navidad en Sevilla, el 6 de diciembre.Eduardo Briones / Europa Press

Europa vive un nuevo repunte de la pandemia que ha llevado a diversos países a endurecer las restricciones de la actividad económica y la vida cultural y social. Cuando la mayoría de los Gobiernos preparaban la desescalada para dar un respiro a la población y a la economía, el aumento de contagios obliga a dar marcha atrás y, en algunos casos, a dictar medidas más duras. Países que se habían mantenido relativamente indemnes, como Suecia, figuran ahora entre los que presentan peores datos de incidencia. El virus parece haber adquirido una mayor capacidad de resistencia y diseminación. Tras sema...

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Europa vive un nuevo repunte de la pandemia que ha llevado a diversos países a endurecer las restricciones de la actividad económica y la vida cultural y social. Cuando la mayoría de los Gobiernos preparaban la desescalada para dar un respiro a la población y a la economía, el aumento de contagios obliga a dar marcha atrás y, en algunos casos, a dictar medidas más duras. Países que se habían mantenido relativamente indemnes, como Suecia, figuran ahora entre los que presentan peores datos de incidencia. El virus parece haber adquirido una mayor capacidad de resistencia y diseminación. Tras semanas de cierre parcial de la actividad, países como Alemania, Francia, Reino Unido, Países Bajos, Italia y Portugal han observado que la incidencia descendía más lentamente de lo esperado y que desde hace unos días ha vuelto a subir. Italia ha superado al Reino Unido y se ha colocado como el Estado de Europa con mayor número de víctimas. Y Alemania, que tuvo en la primera ola una mortalidad muy inferior al resto, afronta ahora más de 500 muertes diarias, por lo que ha decidido adelantar las vacaciones escolares y cerrar el comercio y los servicios no esenciales.

También en España hay signos inquietantes que deben llevar a reconsiderar los planes de desescalada. España, uno de los países del mundo con mayor índice de letalidad por población, sufrió la segunda ola de la pandemia antes que el resto de Europa y ha logrado bajar la incidencia a cifras aún elevadas, alrededor de 200 casos por 100.000 habitantes en 14 días, pero manejables para el sistema sanitario. En las últimas jornadas, sin embargo, se observa también un inquietante repunte tanto de contagios como de ingresos hospitalarios en varias comunidades, entre ellas varias de las más pobladas.

Teniendo en cuenta que los contagios pueden tardar 10 días en llegar a las estadísticas oficiales, estos repuntes todavía no reflejan el impacto del puente de la Constitución y el inicio de la campaña de Navidad. Las autoridades esperan un incremento de casos. Algunos expertos temen que la tercera ola llegue antes de fin de año y sea más virulenta que las dos anteriores. Ante este giro, sería insensato proseguir con la desescalada. Al contrario, la prudencia aconseja tomar medidas rápidas y endurecer las restricciones, como ya ha hecho el Gobierno balear. Este es un momento extremadamente delicado. El giro en la tendencia se produce a 10 días de la Navidad, un periodo de altísimo riesgo de contagio. El Gobierno y las comunidades, que pactaron unas medidas bastante laxas para estas fechas en un reciente consejo interterritorial, harían bien en echar el freno, repensar los horarios, los desplazamientos y los aforos permitidos en los días festivos para evitar una marcha atrás. Estamos a tiempo.

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