Columna

¿Dónde están los reformistas?

La cuestión parece ser no mover ni una coma hasta que el edificio se caiga

Meritxell Batet pronuncia un discurso durante el acto institucional por el Día de la Constitución en la Puerta de los Leones del Congreso de los Diputados.EUROPA PRESS/J. Hellín. POOL (Europa Press)

Reforma de la Constitución, reforma de la Administración, reforma del modelo productivo, del modelo territorial, del mercado de trabajo, de las pensiones, de la educación, de la justicia. La lista de nuestras tareas pendientes parece infinita, viene de antiguo y hay que añadirle ahora la transformación digital. Cualquiera de ellas necesita grandes consensos, porque determinará nuestra vida a largo plazo. Pero la coyuntura política nos aboca a la parálisis o a emprender reformas con casi la mitad del país político en contra. Este será el escenario que se abra cuando los nuevos Presupuestos Gene...

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Reforma de la Constitución, reforma de la Administración, reforma del modelo productivo, del modelo territorial, del mercado de trabajo, de las pensiones, de la educación, de la justicia. La lista de nuestras tareas pendientes parece infinita, viene de antiguo y hay que añadirle ahora la transformación digital. Cualquiera de ellas necesita grandes consensos, porque determinará nuestra vida a largo plazo. Pero la coyuntura política nos aboca a la parálisis o a emprender reformas con casi la mitad del país político en contra. Este será el escenario que se abra cuando los nuevos Presupuestos Generales del Estado echen a andar y cuando haya que decidir cómo captar e invertir el dinero europeo.

El mundo no se para mientras nuestra derecha celebra las primarias que un día convierten al PP en un partido de Estado y al día siguiente en un partido que etiqueta como enemigo de la nación a cualquiera con una visión diferente de España. Tampoco se para mientras PSOE y UP se ponen de acuerdo sobre a qué ritmo y con quiénes emprenden las reformas inevitables.

Ruptura o reforma nos habían dicho. Pero ¿dónde están hoy los reformistas? ¿Dónde están cuando hay que reformar, no en una situación imaginaria, sino en el Parlamento real que han elegido los españoles? De la tristísima celebración del aniversario de la Constitución lo peor ha sido comprobar el grado de petrificación con el que la oposición se aproxima a la misma. “Somos los garantes de que no se moverá ni una coma del texto del 78”. Pues qué bien; que la mantengan bien petrificada hasta la derrota final, condenados a repetir nuestra historia. Incapaces de ir adaptando nuestras normas de convivencia, abonados a la sustitución abrupta de una por otra cuando toque.

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En Alemania llevan 62 reformas en 64 años de vigencia de su Ley Fundamental. Una de las más importantes se aprobó en 2006 para fijar claramente las funciones y competencias del Estado y los länder. En noviembre de 2017, en plena crisis catalana, Santiago Muñoz Machado y otra decena de catedráticos en Derecho Constitucional y Administrativo urgieron la reforma de nuestra Constitución porque el edificio acusaba “fatiga de materiales”, sobre todo el modelo territorial. Un debate desaparecido hoy y sin que se atisbe posibilidad de abrirlo.

La cuestión parece ser no mover ni una coma hasta que el edificio se caiga.


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