Sanidad exhausta

El aumento de ingresos hospitalarios por la covid-19 ha obligado a muchos hospitales a suspender actividad asistencial programada cuando todavía no se habían recuperado las demoras provocadas por la primera oleada. Con más de 15.000 pacientes ingresados, la enfermedad ocupa ya más del 12% de las camas y el 22,5% de las UCI en el conjunto de España. Pero en las comunidades autónomas donde la pandemia ha rebrotado con más fuerza, los porcentajes de ocupación se acercan peligrosamente al 40%. Teniendo en cuenta que en España la tasa de ocupación habitual de las UCI es alta, a la velocidad que cre...

El aumento de ingresos hospitalarios por la covid-19 ha obligado a muchos hospitales a suspender actividad asistencial programada cuando todavía no se habían recuperado las demoras provocadas por la primera oleada. Con más de 15.000 pacientes ingresados, la enfermedad ocupa ya más del 12% de las camas y el 22,5% de las UCI en el conjunto de España. Pero en las comunidades autónomas donde la pandemia ha rebrotado con más fuerza, los porcentajes de ocupación se acercan peligrosamente al 40%. Teniendo en cuenta que en España la tasa de ocupación habitual de las UCI es alta, a la velocidad que crecen los ingresos es de prever que muchas de ellas se saturarán en poco tiempo. De hecho, algunas UCI de Madrid ya están por encima de su capacidad y se han tenido que habilitar espacios adicionales o trasladar enfermos a otros centros.

Muchos hospitales han tenido que interrumpir el esfuerzo que estaban haciendo para atender la asistencia desprogramada en la fase anterior de la pandemia. No podemos permitirnos ensanchar una bolsa de demora que provoca angustia y un riesgo cierto para la salud de muchos pacientes. Sabiendo que vamos por detrás del virus, el reto que ahora tienen las autoridades españolas no es solo adoptar con rapidez medidas más eficaces para frenar la expansión del contagio: urge reforzar el sistema sanitario de manera que pueda atender los picos que vendrán de pacientes afectados por coronavirus sin desatender la patología ordinaria.

El sistema sanitario ha demostrado una gran capacidad de resiliencia, en gran medida gracias a la admirable entrega de sus profesionales. Pero está exhausto. Resulta imperativo apuntalarlo utilizando recursos de la red privada si es preciso y aplicando cambios en la organización que permitan alargar los turnos para realizar intervenciones y pruebas médicas por las tardes y los fines de semana. Pero para ello es imprescindible reforzar las plantillas con nuevas contrataciones. No podemos cometer los mismos errores de imprevisión que en la oleada anterior.