Cartas al director

Desde el exilio

Escribo desde el exilio en el que estoy desde hace nueve años, cuando acabé mi formación como MIR en Anestesiología y Reanimación en Galicia. Para nuestra promoción (igual que para muchas otras antes y después que la nuestra), la solución fue quedarnos en España con contratos de horas o días o irnos. Con todo el dolor de mi corazón, decidí irme. Durante estos nueve años he trabajado en otros dos países y he hablado con decenas de profesionales formados en otros países europeos y americanos. Las condiciones de trabajo de los médicos españoles en nuestro país son increíbles —en el peor sentido d...

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Escribo desde el exilio en el que estoy desde hace nueve años, cuando acabé mi formación como MIR en Anestesiología y Reanimación en Galicia. Para nuestra promoción (igual que para muchas otras antes y después que la nuestra), la solución fue quedarnos en España con contratos de horas o días o irnos. Con todo el dolor de mi corazón, decidí irme. Durante estos nueve años he trabajado en otros dos países y he hablado con decenas de profesionales formados en otros países europeos y americanos. Las condiciones de trabajo de los médicos españoles en nuestro país son increíbles —en el peor sentido de la palabra— en cualquier otro sistema sanitario. En nuestro país tenemos que estar agradecidos y ejercer por amor y vocación a nuestro trabajo. Eso no pasa en el extranjero. La falta de respeto con la que las Administraciones españolas han tratado a los profesionales sanitarios a lo largo de los años dice mucho del tipo de sociedad en la que nos estamos convirtiendo.

Carmen López Soto. Londres

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