Editorial

Espiral siniestra

EE UU no debe elegir a su presidente en un clima de violencia política, que es lo que parece que Trump prefiere

Policías y manifestantes frente a frente en Portland.CAITLIN OCHS (Reuters)

La campaña presidencial estadounidense se está viendo afectada por una siniestra espiral de violencia azuzada irresponsablemente por el propio jefe del Estado. Una circunstancia totalmente indeseable en cualquier proceso electoral y que amenaza con influir en la elección más importante de la que es la democracia más influyente del planeta.

Mostrando una vez más su falta de respeto hacia el cargo para el que fue elegido, Donald Trump, en vez de intentar calmar los ánimos y de actuar como presidente de todos sus conciudadanos, está haciendo todo lo posible por aprovechar cualquier situaci...

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La campaña presidencial estadounidense se está viendo afectada por una siniestra espiral de violencia azuzada irresponsablemente por el propio jefe del Estado. Una circunstancia totalmente indeseable en cualquier proceso electoral y que amenaza con influir en la elección más importante de la que es la democracia más influyente del planeta.

Mostrando una vez más su falta de respeto hacia el cargo para el que fue elegido, Donald Trump, en vez de intentar calmar los ánimos y de actuar como presidente de todos sus conciudadanos, está haciendo todo lo posible por aprovechar cualquier situación que alimente su estrategia de presentar a la sociedad estadounidense como fracturada y degradada por culpa de los rivales demócratas siendo, naturalmente, él mismo, la única solución.

La última chispa en este incendio azuzado por el presidente es la muerte en Oregón, mientras la policía trataba de detenerlo, de Michael Reinoehl, un militante antifascista sospechoso de asesinar a su vez a un seguidor de Trump. Lejos de tratar de contener los hechos ciñéndolos a su contexto, y en vez de lamentar otra muerte de un estadounidense —aunque la actuación policial haya podido estar justificada, algo que está bajo investigación—, el mandatario ha aprovechado para apuntar a las protestas en la calle contra su Gobierno y hacer recaer de manera inaceptable e injusta, con amenazas incluidas, la responsabilidad de lo que está sucediendo sobre gobernadores y alcaldes que son rivales políticos y no le apoyan en su intento de reelección.

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Cuando se han cumplido 100 días de protestas por todo EE UU tras la muerte, detenido y a manos de un policía, de George Floyd, el país asiste a un goteo de muertes y enfrentamientos que debería cesar de inmediato y para ello el papel de quien tiene la máxima responsabilidad de Gobierno es inexcusable. EE UU no debe elegir a su presidente en un clima de violencia política, que es lo que parece que Trump prefiere.

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