Editorial

Adiós a la libertad

El régimen chino neutraliza la protesta democrática en Hong Kong

Represión policial de protestas contra el Gobierno en Hong Kong.Ivan Abreu (SOPA Images/LightRocket via Gett)

La nueva ley de seguridad, aprobada con nocturnidad en Pekín y aplicada desde el 1 de julio, supone el punto final y decepcionante de una historia que quiso ser ejemplar. El régimen chino no ha necesitado esta vez los tanques, como en Tiananmen en 1989, para terminar con las libertades de los ciudadanos de Hong Kong. Le ha bastado una gestión tenaz y sin concesiones y el actual momento internacional poco propicio para la democracia, para neutralizar la protesta democrática y cerrar un capítulo de la historia, 23 años después del tratado de retrocesión de Londres a Pekín y 27 antes de la fecha ...

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La nueva ley de seguridad, aprobada con nocturnidad en Pekín y aplicada desde el 1 de julio, supone el punto final y decepcionante de una historia que quiso ser ejemplar. El régimen chino no ha necesitado esta vez los tanques, como en Tiananmen en 1989, para terminar con las libertades de los ciudadanos de Hong Kong. Le ha bastado una gestión tenaz y sin concesiones y el actual momento internacional poco propicio para la democracia, para neutralizar la protesta democrática y cerrar un capítulo de la historia, 23 años después del tratado de retrocesión de Londres a Pekín y 27 antes de la fecha prevista para la plena transferencia de soberanía.

La legislación, aprobada por un órgano ajeno que se ha subrogado abusivamente los poderes legislativos del Parlamento de la excolonia, vulnera la ley básica y el tratado bilateral con el Reino Unido, además de la legislación internacional. La introducción de una gama de delitos políticos de ambigua definición y los poderes otorgados a la policía china, junto al establecimiento de una judicatura específica, liquidan el Estado de derecho y la división de poderes. La seguridad jurídica que ha estado en la base de la prosperidad ha quedado gravemente dañada. No resta nada de la idea inspiradora del tratado de retrocesión, “un país, dos sistemas”, que permitió atisbar una confluencia entre el autoritarismo continental y la democracia representativa de la excolonia bajo el impulso de la economía de mercado.

La pérdida supera el ámbito de Hong Kong. Corrobora la evidencia de que el capitalismo no conduce necesariamente a la democracia. La ley de seguridad es un mensaje interior de autoridad frente a Tíbet y Xinjian, y otro exterior, especialmente hacia Taiwán, cuya anexión está marcada para 2049 en el calendario de Xi Jinping. Confirma también el carácter abiertamente expansivo del régimen, cuestión que ya han podido percibir vecinos tan notables como India, tras el enfrentamiento militar de mitad de junio en una región fronteriza de Cachemira.

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