Cartas al director

No se nos puede pedir más

El curso está terminado y la resistencia del profesorado a no regresar a sus clases entronca con la de no poner innecesariamente en riesgo a los suyos: sus compañeros, sus alumnos, sus familias. Durante estos meses los docentes hemos modificado nuestras programaciones, reprogramado nuestras clases para darlas por videoconferencia. Hemos usado nuestros teléfonos personales para informar a las familias que no contestaban a los correos (o que no tenían uno). Hemos trabajado de lunes a domingo, haciendo malabares con nuestra vida personal. Nos hemos enterado de las novedades educativas por la pren...

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El curso está terminado y la resistencia del profesorado a no regresar a sus clases entronca con la de no poner innecesariamente en riesgo a los suyos: sus compañeros, sus alumnos, sus familias. Durante estos meses los docentes hemos modificado nuestras programaciones, reprogramado nuestras clases para darlas por videoconferencia. Hemos usado nuestros teléfonos personales para informar a las familias que no contestaban a los correos (o que no tenían uno). Hemos trabajado de lunes a domingo, haciendo malabares con nuestra vida personal. Nos hemos enterado de las novedades educativas por la prensa y no por las comunicaciones de los órganos competentes. Nadie nos ha enseñado a dar clase on line, nadie se ha preocupado por nuestras facturas de Internet o luz ni de si disponíamos de lo necesario.

José Luis Merino Salceda. Madrid

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