¿Por qué este odio?
Mi padre es un hombre negro. Si mañana tiene problemas con la policía, dirán que es extraño. Es un cirujano brillante, ahora es forense, paga sus impuestos, habla seis idiomas con fluidez y lee libros de filosofía.
Mi padre es un hombre negro. Es un ciudadano. Es un ser humano. ¿Y si estuviera barriendo las calles? ¿Y si estuviera desempleado? ¿Tendría menos legitimidad para ser considerado una persona? Merece sentirse respetado y seguro sea el país que sea. Mi madre es negra. Mis hermanas son negras. Yo soy negra. Caminamos sobre cáscaras de huevo todo el tiempo para no ofender, no ave...
Mi padre es un hombre negro. Si mañana tiene problemas con la policía, dirán que es extraño. Es un cirujano brillante, ahora es forense, paga sus impuestos, habla seis idiomas con fluidez y lee libros de filosofía.
Mi padre es un hombre negro. Es un ciudadano. Es un ser humano. ¿Y si estuviera barriendo las calles? ¿Y si estuviera desempleado? ¿Tendría menos legitimidad para ser considerado una persona? Merece sentirse respetado y seguro sea el país que sea. Mi madre es negra. Mis hermanas son negras. Yo soy negra. Caminamos sobre cáscaras de huevo todo el tiempo para no ofender, no avergonzar, no molestar. Me criaron pidiéndome que no llamara la atención. “Este no es nuestro hogar”, me decían. "Y mi hogar dónde está entonces?... Vivo con la sensación de estar alojada por el vecino de un amigo del que conozco toda la vida mientras él no sabe nada de la mía.
George Floyd fue asesinado. Su muerte es la gota que colma el vaso. ¿Por qué este odio? ¿Por qué? ¿Qué debemos dar para que no nos odien? No haremos una revolución. No quemaremos banderas. Estamos agotados. Solo queremos vivir en el respeto y ser tratados como ciudadanos. Vivimos constantemente con un sentido de injusticia e ilegitimidad, y no podemos soportarlo más. Nuestros antepasados se sacrificaron por nuestra libertad. Solo queremos la paz. A los que este texto despierte tristeza, recuerden que para vosotros solo se trata de una carta más, pero para mí, es mi vida.
Grâce Libissa. París