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Vuelve a casa la bebé de 2 años salvada por su abuela durante la explosión de la pipa en Iztapalapa

La menor, que sufrió quemaduras en un 25% de su cuerpo, seguirá el tratamiento de sus secuelas en México tras más de dos meses en el hospital Shriners de Texas

Su abuela dio la vida para salvarla y ahora vuelve a casa. La bebé de 2 años Jazlyn Azuleth, que resultó herida en la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa a inicios de septiembre, ha regresado a México tras dos meses y cinco días de tratamiento en el hospital Shriners en Galveston, Texas, un centro médico pediátrico especializado en quemaduras. La pequeña estuvo en estado crítico en el hospital estadounidense a donde fue trasladada después de la explosión que dejó 32 fallecidos, entre ellos, la abuela de la menor al cubrir con su cuerpo a su nieta para evitar que le alcanzada la enorme llamarada.

Jazlyn Azuleth y su madre volvieron a su casa este viernes por la noche en ambulancia tras regresar de Estados Unidos, según informó la Fundación Michou y Mau para niños quemados. Y ahora la bebé iniciará el tratamiento de las secuelas que le dejó el accidente con un 25% de quemaduras en su cuerpo. El comunicado también traslada el agradecimiento de la madre de la menor por la paciencia y el interés mostrado por el estado de salud de la niña.

La historia de Jazlyn Azuleth y de su abuela Alicia Matías conmocionó a México en los días posteriores al accidente. Una foto de la mujer, de 50 años, con sus ropas quemadas saliendo caminando de la zona de la explosión con su nieta en brazos se convirtió en una imagen sobre el valor de la “abuela heroína” como empezaron a llamarla. Matías sobrevivió a la explosión pero quedó con más de un 90 % de quemaduras en su cuerpo y terminó falleciendo días después en el hospital. Trabajaba como checadora en las combis que paran cerca del puente de la Concordia, en Iztapalapa, por lo que ese día estaba en la zona donde volcó una pipa que transportaba 49.000 litros de gas licuado de petróleo provocando una fuga masiva, una explosión y ráfagas de fuego de al menos 30 metros de altura.

El día del accidente la cifra de fallecidos inicial fue de tres, junto con 70 heridos. Pero las víctimas mortales fueron elevándose en los días y semanas posteriores hasta superar la treintena. Entre ellos, estaba también el conductor de la pipa de gas. El especialista en cicatrización de la Facultad de Química de la UNAM, Gerardo Leyva, explicó a EL PAÍS por qué algunos afectados morían cuando ya habían pasado varios días después del accidente. “Hay lesiones que afectan no solo la piel, sino músculos, huesos y tendones. En esos casos, el paciente puede parecer estable al principio, pero fallecer días después por la gravedad interna de la quemadura”, señaló. “La piel regula la temperatura, mantiene la humedad y protege contra infecciones. Sin ella, el cuerpo queda indefenso”, detalló.

La Fiscalía de Ciudad de México investiga los delitos de lesiones culposas, homicidio culposo y daños a la propiedad culposos. La titular de la dependencia de la capital, Bertha María Alcalde, aseguró que la empresa propietaria de la pipa ha manifestado “disposición a colaborar” y aportar recursos económicos para cubrir los daños a las familias.

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