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David Cohen, un abogado en el filo de la navaja en México

Litigante en materia empresarial y familiar, sus colegas tienen opiniones encontradas sobre el profesional asesinado. Algunos le acusan de tener una “ética elástica”, otros destacan su capacidad de trabajo

La noticia saltó el lunes por la tarde: balacera en ciudad judicial. Entre la confusión habitual de los ataques armados, se colaron los hechos, al menos los más evidentes. Un abogado había sido víctima de un atentado a balazos en Ciudad de México, en pleno patio de juegos del gremio, sede del Tribunal Superior de Justicia local, de un puñado de juzgados civiles y penales, de la sede de la Fiscalía, de la policía de investigación... Probablemente, uno de los espacios con más agentes por metro cuadrado de la capital. No importó. El sicario, un muchacho de 18 años abandonado a su suerte, llegó con su pistola Smith & Wesson y le soltó varios plomazos a la víctima, que murió horas más tarde en el hospital.

El abogado se llamaba David Cohen. De familia judía, tenía 48 años, estaba casado desde hacía 11 y tenía tres hijas pequeñas. Nadie duda a estas alturas de que se trató de un ataque directo. En las horas que han pasado desde entonces, reporteros de nota roja de la capital han filtrado que el pistolero, detenido minutos después del atentado, aceptó el encargo por entre 30.000 y 50.000 pesos, unos 2.000 dólares. La duda, como siempre, es por qué. ¿Quién quería muerto a un experto en derecho mercantil y familiar, igual de cómodo entre divorcios de actores y futbolistas, que en medio de batallas intestinas por el control de grandes conglomerados empresariales?

Consultados por EL PAÍS, abogados de la capital de diferentes ámbitos, el derecho mercantil, el penal, dibujan un personaje de claroscuros. Mientras unos destacan su “ética elástica”, expresión que define su presunto juego a dos bandas en procesos judiciales, asesorías a una parte y a otra, cambios incluso de bando, además de su posible negligencia en casos fiscales, otros insisten en su capacidad de trabajo y su seriedad. “Sí, había escuchado que era flexible, digámoslo así, pero en los que casos en que me vi con él, en el mismo lado o en el contrario, no pasó”, dice un letrado que lo conocía desde hacía tiempo.

Aunque llegaba a manejar entre “80 y 90” asuntos al año, la mayoría mercantiles, “peleas entre socios de empresas, cosas así”, de acuerdo a otro de sus colegas, el gremio lo conocía por su trabajo desde hacía más de 15 años en la cooperativa Cruz Azul, un conglomerado empresarial, dueño de una cementera y de un equipo de fútbol, víctima de las guerras entre sus socios, que acabó con su último hombre fuerte, Guillermo Billy Álvarez, en prisión, acusado de fraude y delincuencia organizada, entre otros delitos. “Si tuviera que apostar, diría que el ataque tiene que ver con ese asunto”, dice el primer abogado citado, que prefiere reservar su identidad por seguridad.

En la cooperativa, muchos aún recuerdan el videoescándalo que protagonizó Cohen, hace 17 años, en que el abogado criticaba al vicepresidente jurídico, Víctor Garcés, persona con la que había trabajado antes –principalmente en la defensa del futbolista Salvador Carmona, condenado por dopaje– y que luego defendería, cuando cayó en desgracia frente a los cuadros del club, principalmente el todopoderoso Billy Álvarez, que estuvo al frente de la entidad entre 1988 y 2020. La vuelta de tuerca final es que Cohen acabó defendiendo también a Álvarez, detenido hace unos meses, igual que el mismo Garcés, que cayó años antes.

El rompecabezas de Cruz Azul, las idas y venidas de sus cuadros, sus peleas..., aparecen ahora como un laberinto paralelo, un reflejo, en realidad, del propio asesinato de Cohen, tan inefable con el primero. “Todos los abogados implicados en ese asunto de Cruz Azul aplicaron esa ética elástica”, dice un penalista con harta experiencia en la capital. Esta persona, que pide igualmente resguardar su nombre, recuerda que hasta el presidente del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México, Ángel Junquera, está implicado en ese asunto.

El caso se complica en cada curva. Asesor jurídico de la cooperativa, Junquera acusó en su día a otro grupo de abogados, encabezado por Julio Scherer, consejero jurídico del expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), de extorsionar a Álvarez, a su hermano Alfredo y a sí mismo para que dejaran la directiva de la entidad. Como se negaron, denunció, Scherer y su grupo de abogados, encabezado por Guillermo Barradas, les trataron de extorsionar. Si no cedían, agilizarían las denuncias en su contra. Todo una cuestión de óptica. Junquera dice que hubo de entregar decenas de propiedades para que no actuaran en su contra. Del lado contrario, podría entenderse su ofrecimiento como un intento de soborno. En cualquier caso, Junquera es prófugo de la justicia.

Ese ha sido el campo de juego de David Cohen estos años, tan estrecho y peligroso como el filo de una navaja. No queda claro en qué andaba el día en que lo mataron. Tres de los abogados consultados señalan que el litigante era cercano a Rafael Guerra, poderoso presidente del Tribunal Superior de Justicia, antiguo abogado de López Obrador, que despacha desde allí. Este diario se ha puesto en contacto con el vocero del tribunal para saber si Cohen tenía cita el lunes, pero no ha obtenido respuesta.

La cercanía de Guerra con Cohen extraña, a la luz de las publicaciones del último en redes sociales, generalmente críticas con Morena, partido que fundó López Obrador. Hace apenas cinco días, el abogado calificaba de “rufianes” al oficialismo en general, por empujar la reforma judicial, un cambio de paradigma que implica, entre otras cosas, la elección popular de jueces. “Tantos años y esfuerzo costó a México tener un sistema legal y tribunales federales más o menos independientes que protegieran al ciudadano, para que unos rufianes lo destruyeran en solo 7 años”, dijo. Las autoridades, mientras tanto, buscan dar con el hilo adecuado. El asesino actuó con un cómplice, según ha explicado este martes la Fiscalía local. Al parecer, fue este cómplice quien actuó de mediador entre los autores intelectuales y el ejecutor. Su detención podría arrojar algo de luz sobre el caso.

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