Los hijos de López Obrador responden a las acusaciones de corrupción: “Todo tiene un límite”

Gonzalo y Andrés López Beltrán acusan una “campaña de difamación” en su contra y aseguran que los señalamientos nunca han sido acompañados “de pruebas”

Andrés Manuel López Obrador con sus hijos; José Ramón López Beltrán, Gonzalo Alfonso López Beltrán, y Andrés Manuel López Beltrán en 2016.Moisés Pablo (Cuartoscuro)

Los hijos de Andrés Manuel López Obrador han respondido públicamente a las múltiples acusaciones de corrupción que han recibido en el último tiempo. En una carta publicada por el periódico La Jornada, Andrés Manuel López Beltrán y Gonzalo López Beltrán, los dos del medio, han rechazado por primera vez los señalamientos que hicieron varios medios de comunicación en los últimos años, entre los que se les acusa de supuesto tráfico de influencias o vínculos con el narcotráfico. Aseguraron haber sido usados para “debilitar” la “credibilidad y fuerza moral” de su padre y haber sufrido una “campaña de espionaje, mentira, difamación y ataque” en su contra. “Todo tiene un límite. Creemos que la bajeza ha reinado en los últimos tiempos y se ha convertido en estrategia política. Esto no puede tolerarse”. La misiva llega a casi dos meses de que López Obrador deje el poder.

La extensa carta detalla seis casos puntuales en que alguna acusación recayó sobre ellos, hechas por The New York Times, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Latinus y El Universal. A lo largo de los últimos años, estos medios publicaron información que vinculaba a los hijos del presidente con presiones para favorecer a empresas de sus amigos en el reparto de contrataciones del Gobierno federal. Así como también por supuestamente haber recibido dinero del crimen organizado. “Ninguna de las calumnias y acusaciones en nuestra contra ha sido acompañada de pruebas que las sustenten”, han escrito en el documento.

Con un estilo muy similar al de su padre, incluso apelando a sus frases famosas, los López Beltrán han cargado contra la prensa por “aplicar la máxima del hampa del periodismo según la cual ‘la calumnia cuando no mancha tizna”. Una frase que López Obrador ha usado hasta el cansancio en este sexenio. Han criticado además a la oposición, puntualmente nombran a la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez, por haber repetido la información publicada en esas investigaciones periodísticas que ellos calificaron como calumnias. En la misiva detallan también, “para responder a la duda” sobre a qué se dedican los hijos del mandatario, que todos sus bienes e ingresos vienen del sector privado, de “un rancho de cacao y madera en Tabasco heredado” de su abuelo materno. ”Una marca, taller y tiendas de chocolate, entre otras actividades y negocios, los cuales hasta ahora nos han garantizado el sustento, manteniéndonos al margen de la actividad política y del gobierno”.

La carta deja ver muchos detalles sobre cómo se desenvuelven los hijos del presidente al interior del Gobierno, una de las grandes incógnitas del Ejecutivo de López Obrador. Por la cantidad de detalles que dan al responder cada acusación, se entiende que tienen acceso a mucha información sobre los contratos de obra pública, como de las empresas señaladas. En el primero responden a las acusaciones de corrupción por la construcción de un malecón en Villahermosa, Tabasco. En la publicación se señalaba a Alejandro Castro, un amigo de ellos, como el responsable de la obra, que además no había sido completada. “Nuestro padre encargó la supervisión de dicha obra a Alejandro Castro por tratarse de una persona talentosa, comprometida con la Cuarta Transformación”, han escrito.

Sobre el uso de influencias, han dicho en este caso y en los otros: “Nunca hemos recomendado a ninguna persona o empresa para la obtención de contratos de obra pública en dicho proyecto ni en ninguno otro”. Los López Beltrán afirman que ni su amigo ni sus empresas han tenido contratos con el Gobierno federal y aseguran que las anomalías encontradas por la Auditoría Superior de la Federación por 200 millones de pesos fueron completamente solventadas. Un detalle que resulta curioso conozcan, porque el proceso de control de este órgano no se hace público hasta pasados varios meses, cuando sale la publicación de los análisis oficiales, y ese malecón fue inaugurado en febrero pasado.

En el segundo caso, responden a las acusaciones por haber supuestamente beneficiado a la empresa Romedic, propiedad de su amigo Jorge Amílcar Olán Aparicio, con contratos de Petróleos Mexicanos, Gobiernos estatales y el extinto Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). “No estamos involucrados en la administración pública a ningún nivel de gobierno y mucho menos tenemos influencia o injerencia alguna en las decisiones que dichos gobiernos deciden tomar”, han señalado. Pese a que dicen desconocer el “otorgamiento de contratos por parte de los gobiernos estatales de Tabasco y Quintana Roo”, detallan que esa empresa no tuvo contratos con el Insabi, sino que fueron relaciones comerciales establecidas con los Gobiernos estatales. “Nunca hemos recibido dinero de dicha empresa, y no tenemos relación alguna con ella”.

La misiva también da detalles de la participación de Gonzalo López Beltrán en la construcción del Tren Maya, una de las obras insignias de López Obrador. En respuesta a los señalamientos por haber beneficiado nuevamente a una empresa de Jorge Amílcar Olán Aparicio en la compra de balastro, el hijo del presidente niega haber intervenido. “Debido a la preocupación de nuestro padre por avanzar lo más rápido posible en las obras que deberían de quedar concluidas antes del cierre del sexenio”, dice la carta, “le pidió a los encargados del proyecto del Tren Interoceánico recibir a Gonzalo en calidad de Asesor Honorífico”. Su objetivo, asegura, era “informarle de forma periódica [sobre los avances] para ahorrarle la necesidad de acudir a la zona de forma mucho más frecuente”. Y agrega: “Nunca recibió un salario por dicha aportación ni tampoco estaba dentro de las atribuciones o encargos intervenir en las decisiones o estrategia de las constructoras”.

La publicación que quizás más les dolió, así como a su padre, fue una del The New York Times, en la que daban a entender un presunto financiamiento del crimen organizado en la campaña de López Obrador en 2018. En esa nota, una fuente “sugería que los cárteles del narcotráfico tenían videos de los hijos del presidente recibiendo lo que se describió como dinero del narco”. Los López Beltrán califican a los reporteros de “pseudoperiodistas” y les reclaman haberles mencionado de manera irresponsable. “Ustedes no tienen en su poder ni vieron dichos materiales porque tanto ustedes como nosotros sabemos que simplemente NO EXISTEN”. Los hijos del presidente niegan “rotundamente” haber “recibido un solo centavo de la delincuencia organizada” para campañas o en alguna otra circunstancia y piden al periódico una disculpa pública. Además, le solicitan, “apelando al derecho al olvido”, que eliminen la publicación de internet.

La contundente respuesta llega después de años de silencio, en los que optaron por ser defendidos por su padre y mantenerse callados, como lo han explicado en la carta. Sin motivo aparente, los López Beltrán responden ahora, al borde del final del sexenio, meses después de que esas publicaciones vieran la luz. “Decidimos responder a las calumnias, porque creemos en la importancia de hablar con la verdad y de ser honrados”, han asegurado.

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