Angeles Torrejón, la fotógrafa que retrató a las mujeres que lo dejaron todo por ir a combatir
La documentalista mexicana presenta la muestra ‘Correspondencias’, que recupera su trabajo sobre el México rural y marginado
En abril de 1994, Angeles Torrejón (Ciudad de México, 60 años) cruzó la selva chiapaneca conduciendo una vieja camioneta que la llevó hasta el bastión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El conflicto zapatista en el sureste mexicano había entrado en una fase de paz, se habían instalado las mesas de diálogo y la noticia había dejado de ser primera plana. Ella laboraba para la agencia Imagen Latina y le pidió a su editor ser enviada a Chiapas a fotografiar al EZLN. La respues...
En abril de 1994, Angeles Torrejón (Ciudad de México, 60 años) cruzó la selva chiapaneca conduciendo una vieja camioneta que la llevó hasta el bastión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El conflicto zapatista en el sureste mexicano había entrado en una fase de paz, se habían instalado las mesas de diálogo y la noticia había dejado de ser primera plana. Ella laboraba para la agencia Imagen Latina y le pidió a su editor ser enviada a Chiapas a fotografiar al EZLN. La respuesta fue un ‘ya pasó todo, ¿a qué quieres ir?’ Pero ella tenía claro el destino de su mirada, quería fotografiar algo que todos habían pasado por alto: las mujeres. Le intrigaba cómo las mujeres de usos y costumbres habían dejado todo para sumarse a las filas del Ejército Zapatista y sumarse a una lucha indígena que paralizó a México en aquellos días. La primera imagen de Angeles fue la que no pudo tomar y solo la recuerda en su memoria: cinco mujeres fusil en mano, con el rostro cubierto, le hacían el alto y le pedían explicara su presencia en la zona. Horas más tarde, el propio Subcomandante Marcos le daría la bienvenida a la comunidad. La fotógrafa no solo ganó su confianza, también innumerables invitaciones que la llevaron de vuelta en varias ocasiones más.
La eterna caminata en la oscuridad
Una noche de 1995, entrada la madrugada, los gritos de una mujer la despertaron y le advertían que tenían que salir las mujeres y los niños de La Realidad, Chiapas, una de las principales sedes zapatistas. Era una orden. Caminaron toda la noche en medio de la selva, no sabían cuál era el motivo, solo recuerda la enorme culebra de mujeres y niños serpenteando en la oscuridad donde ella no podía hacer fotos. Tenía miedo de usar un flash que las delatara, pues, aunque no sabía qué estaba pasando, notaba que algo no estaba bien y que ese éxodo se sentía más como una huida. A la mañana siguiente, con las primeras luces del sol, fotografió aquella caravana en medio de las montañas de los Altos chiapanecos. Volvió a La Realidad para encontrarse con toda la comunidad destruida y la razón por la que tuvieron que huir. El Gobierno había revelado la identidad del Subcomandante Marcos y el Ejército había intentado su captura. Para las doce de la noche, Angeles se encontraba en su oficina de Ciudad de México revelando las imágenes que serían publicadas al día siguiente en medios como La Jornada y el semanario Proceso.
Estas historias y algunas más son contadas en la exposición fotográfica Correspondencias que se inaugura el 18 de octubre en el Centro de la Imagen de Ciudad de México. En ella, la fotógrafa recupera su trabajo como documentalista, con imágenes capturadas hace más de 30 años que dan voz a las mujeres de aquella época con las injusticias sociales que siguen presentes en nuestros días.
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