López Obrador sella su alianza con la izquierda latinoamericana en una gira por Colombia y Chile
El presidente mexicano se embarca este fin de semana en su cuarto viaje internacional, en un momento clave para el relevo político dentro de su partido
Andrés Manuel López Obrador no viaja mucho fuera de México, por lo menos desde que asumió como presidente. En los cinco años que lleva en el poder, solo ha realizado tres giras, dos a Estados Unidos y una a Centroamérica. Su cuarta travesía será para reivindicar el eje progresista que se formó con la victoria de las izquierdas en la región. Primero visitará Colombia, donde ...
Andrés Manuel López Obrador no viaja mucho fuera de México, por lo menos desde que asumió como presidente. En los cinco años que lleva en el poder, solo ha realizado tres giras, dos a Estados Unidos y una a Centroamérica. Su cuarta travesía será para reivindicar el eje progresista que se formó con la victoria de las izquierdas en la región. Primero visitará Colombia, donde verá al presidente Gustavo Petro, con quien mantiene una relación cercana. Luego irá a Chile, para participar de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile que organiza el Gobierno de Gabriel Boric, con quien también tiene mucha cercanía. El cuarto viaje de López Obrador resulta simbólico para la política no solo regional, sino también local. Se marcha en un momento clave para el relevo en su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyo liderazgo acaba de soltar el mandatario y asumir su sucesora, Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de Ciudad de México y futura candidata presidencial.
La agenda de López Obrador fuera de México comienza este viernes. El presidente se irá al finalizar su conferencia matutina diaria. Volará hacia Colombia en un avión del Ejército, algo que no acostumbra a hacer, y llevará una pequeña comitiva. Le acompañarán la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena; el secretario de la Defensa, el general Luis Cresencio Sandoval; y el secretario de Marina, el almirante José Rafael Ojeda. Sobre las 16.00 horas está previsto que aterrice en Cali, donde tendrá una reunión privada con Petro y luego una cena en su honor. El sábado tendrá su plato fuerte con la conferencia latinoamericana sobre drogas, una propuesta que se gestó desde la visita de Petro a México en noviembre pasado, y que busca encontrar políticas en conjunto para combatir el narcotráfico.
Petro se ha enfocado en reforzar los esfuerzos globales para revertir los efectos de la fallida guerra contra las drogas. Bajo esa idea, la participación de México en esta iniciativa era clave, por tratarse de uno de los países más afectados por el narcotráfico en el mundo y un actor importante para Latinoamérica. Ambos Gobiernos han demostrado hasta ahora ser capaces de caminar de la mano, no solo en políticas concretas, sino también discursivamente. López Obrador apoyó a su homólogo durante la campaña, pero también en los tropiezos que el colombiano tuvo después. Recientemente le mostró su respaldo cuando el hijo de Petro fue detenido acusado de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. “Está enfrentando una reacción conservadora de mucho tiempo”, dijo en ese entonces el mexicano, “quieren menguar, socavar su fortaleza moral, política”.
A la palmada diplomática de Colombia, le seguirá la de Chile. López Obrador tiene previsto dejar Cali el sábado por la tarde para volar a Santiago de Chile. En el camino, evitará hacer uso del espacio aéreo de Perú. Según ha dicho, será para no provocar “una majadería”. La relación de México y Perú quedó dañada después de que una enorme crisis política llevara el pasado 7 de diciembre al entonces presidente Pedro Castillo a la cárcel, tras anunciar la disolución del Congreso y decretar un Gobierno de excepción. López Obrador se volvió entonces en uno de los mayores defensores del político peruano y uno de los mayores detractores de la Administración que tomó el poder después de Castillo, encabezada por Dina Boluarte. El mandatario mexicano expresó duras críticas de manera pública, calificó al Ejecutivo de Boluarte “de facto”, de “autoritario” y “represor”. México sirvió entonces de lugar de asilo para la familia del exmandatario peruano y recibió al embajador mexicano expulsado de Perú.
Una de las últimas estocadas a la relación diplomática fue la declaración hecha por el Congreso peruano contra López Obrador como persona “non grata”. El presidente mexicano, que visitará dos países vecinos de Perú, ha asegurado que no pedirá autorización para hacer uso del espacio aéreo, un requisito que deben solicitar los aviones que atraviesan un país. “Vamos a tener más tiempo [de viaje], como una hora más, por el rodeo. Y no lo hacemos porque tengamos problemas de odio, así una confrontación frontal, no. Lo hacemos porque no queremos que la investidura, el presidente, el país nuestro se vea envuelto en un escándalo si solicitamos el paso por el espacio aéreo y nos lo nieguen”, dijo esta semana el mandatario mexicano al dar los detalles de su gira.
La agenda presidencial en tierra chilena comienza el sábado, primero con una reunión con el primer ministro portugués, António Costa, y luego con un encuentro privado con Boric. El domingo por la tarde, de acuerdo a lo explicado por López Obrador, participará en una reunión con chilenos que se exiliaron en México tras el golpe a Salvador Allende en 1973, en donde dará a la hija, la senadora Isabel Allende Bussi, la Orden Mexicana del Águila Azteca, la mayor condecoración que México da a los extranjeros. “Va a ser muy emotiva porque vamos a estar en Embajada de México en Chile. Y cuando el golpe de Estado, muchos chilenos fueron protegidos en la Embajada. Es un orgullo para todos los mexicanos la política de asilo de México”, señaló.
Chile conmemorará el aniversario del golpe militar el día siguiente, con una ceremonia en la que se prevé la asistencia de toda la comitiva mexicana —incluidos los dos mandos militares—. “Se cumplen los 50 años del golpe de Estado y de las circunstancias que llevaron a la pérdida de la vida del presidente Allende, que yo admiro mucho porque siempre buscó la transformación por la vía pacífica, y fue víctima de canallas”. Una vez terminado el acto, el grupo mexicano volverá en el avión de las Fuerzas Aéreas.
Los cuatro días que López Obrador estará fuera de México serán clave para el escenario nacional. Horas antes de marcharse, el mandatario ha hecho el pase del bastón de mando —un gesto simbólico— a Sheinbaum. El presidente ha asegurado que de ahora en más, la elegida como candidata presidencial será quien decida sobre el futuro del partido oficialista. Una idea que cuesta imaginar ante la poderosa imagen y personalidad de López Obrador en la agenda pública. Los cuatro días resultarán aire para la exjefa de Gobierno capitalina, que deberá tomar el mando de lo que venga para los suyos y tendrá que erigirse como la nueva máxima autoridad de su partido.
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