La lucha de los Yanomami por su supervivencia llega al MUAC de Ciudad de México
El Museo Universitario de Arte Contemporáneo presenta el trabajo de Claudia Andujar, fotógrafa sobreviviente del Holocausto, quien ha documentado la vida y la persistencia de ese pueblo amazónico
Claudia Andujar es una superviviente. Esta fotógrafa nacida en Suiza, de padre húngaro de origen judío y madre protestante, conoció de pequeña el horror de la guerra: su padre y la mayor parte de su familia fueron asesinados por los nazis en el campo de concentración de Dachau y aunque ella pudo salvarse, aquel trauma la ha acompañado a lo largo de su vida. Es por eso que el encuentro de...
Claudia Andujar es una superviviente. Esta fotógrafa nacida en Suiza, de padre húngaro de origen judío y madre protestante, conoció de pequeña el horror de la guerra: su padre y la mayor parte de su familia fueron asesinados por los nazis en el campo de concentración de Dachau y aunque ella pudo salvarse, aquel trauma la ha acompañado a lo largo de su vida. Es por eso que el encuentro de Andujar con los Yanomami, un pueblo indígena de la Amazonia brasileña amenazado por la voracidad de ganaderos y mineros, significó un cambio enorme. “Estoy conectada con el pueblo indígena, con la tierra, con una lucha esencial”, ha escrito Andujar (Neuchâtel, 91 años), quien llegó a Amazonia a inicios de los años setenta. “Quizás siempre busqué la razón de la vida en esa esencialidad. Y por eso llegué a la selva amazónica, de modo instintivo, mientras me buscaba a mí misma”, ha contado. Durante décadas, ella convivió con los indígenas, los retrató, aprendió de su forma de vivir y se convirtió en una luchadora por su supervivencia. Su trabajo documental, compuesto de centenares de imágenes, se expone ahora el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, como testimonio de la lucha de los Yanomami, un pueblo que reclama un cambio ante la maquinaria depredadora que quiere destruirlo.
La experiencia de la guerra y sus propias pérdidas ayudaron a Andujar a tener una empatía muy estrecha con los indígenas, entender las amenazas que los acechan, un exterminio que puede tener algunas semejanzas con aquel del que ella fue testigo en su niñez. “El miedo a la muerte me persiguió durante muchos años. Es por un sentimiento de culpa. Mi mundo fue devastado de un día para otro durante la guerra. Yo sobreviví mientras otros murieron. Se murieron mi padre, mi abuela, mis amigas y un amigo que me conmovió y me sacó de los sueños de la infancia”, ha explicado la artista. Si la vida debe tener un sentido, Andujar lo halló en esos inhospitos territorios selváticos, entre los Yanomami, los ataques salvajes de mosquitos, el calor sofocante y las epidemias de malaria, sarampión y otras enfermedades llevadas a la región por los blancos y los invasores de los territorios indígenas. “Me había encontrado en el sentido de haber encontrado lo esencial. Son momentos raros que sentimos a veces y que lo resumen todo. Y nos sentimos enteros”, ha explicado la fotógrafa.
De esa experiencia intensa en la selva amazónica brasileña, el MUAC presenta ahora una colección de decenas de imágenes de Andujar, que junto a videos, dibujos y pinturas de artistas del pueblo Yanomami componen la exposición Claudia Andujar y la lucha Yanomami, un viaje extraordinario por el territorio de esta población, de más de 90.000 kilómetros cuadrados —similar a la extensión de Portugal— y 54.000 habitantes. La exposición ha estado acompañada por la presencia de Davi Kopenawa, líder indígena y chamán que ha dedicado su vida a proteger el legado de su pueblo y a luchar contra su exterminio. “Esta es la historia de la lucha de dos sobrevivientes, porque claro, ella sobrevivió al Holocausto y al desplazamiento y al exterminio de su familia, y Davi también ha sobrevivido a las epidemias de sarampión y malaria, que han matado a su familia, que ha matado su madre. Son dos combatientes que defienden a un pueblo, su historia, sus vidas y territorio”, explica Thyago Nogueira, curador de la exposición.
La muestra se inauguró en São Paulo un mes antes de que Jair Bolsonaro tomara el poder en Brasil. Para Andujar y quienes han apoyado la lucha de los pueblos indígenas de la Amazonia brasileña, la llegada del ultraconservador al poder era una amenaza y tenían miedo que significara un retroceso en la protección de la región, tal y como ocurrió a lo largo del mandato de Bolsonaro. Para la fotógrafa, además, fue un déjà vu, porque ella vivió los estragos de la dictadura militar brasileña, que machacó la Amazonia con su ambición por hacerse con los minerales de la zona y expandir la ganadería, una de las grandes maldiciones de Brasil. Al ver aquella destrucción, Andujar se convirtió en una importante activista y con su voz y su trabajo denunció todo aquel horror, lo que hizo que la dictadura la expulsara de Brasil. “La llegada de Bolsonaro cambió mucho el sentido de la exposición, porque se convirtió nuevamente en una plataforma para la visibilidad y la protección de los Yanomami. Para que la sociedad sepa lo que está aconteciendo y pueda ayudarle”, explica Nogueira.
Todos los temores se cumplieron. Davi Kopenawa explica que con Bolsonaro se ampliaron las concesiones mineras, se les dio vía libre a los invasores y ganaderos y durante la pandemia de covid-19 su pueblo sufrió la falta de vacunas y atención médica. “El presidente Jair Bolsonaro llegó con su Gobierno como lo fue la dictadura militar. Cuando esta dictadura gobernó Brasil no fue buena. Bolsonaro no manejó correctamente el país, sino que hizo lo que era prioritario para su grupo, quería atacar el territorio Yanomami y dañó mucho nuestros bosques. El presidente Bolsonaro llamó a los mineros para entrar en el territorio, él dañó la salud de nuestra gente, el medioambiente, el agua. El trabajo de Bolsonaro fue negativo”, explica Kopenawa. Aunque las esperanzas de un cambio favorable son pocas, el chamán espera que con la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva, puede haber un mayor interés de las autoridades de proteger la selva amazónica y de apoyar a los pueblos indígenas. Mientras tanto, él sigue su viaje por el mundo para denunciar los padecimientos de su pueblo, pero también para dar a conocer sus costumbres y su forma de vida, como una forma de crear conciencia.
Esa es la importancia de la exposición que presenta el MUAC, una ventana en la que los visitantes pueden asomarse a la vida de los Yanomami: sus largas caminatas para encontrar comida, la vida en sus casas colectivas, que estos indígenas queman cuando se mueven a otras regiones; sus niños correteando desnudos por el bosque o bañándose en los ríos; sus celebraciones y ritos, una forma de vida ancestral que pasa entre la oscuridad de los árboles selváticos. “La idea de esta exposición es que sirva como una plataforma con la que las personas puedan viajar y conocer la realidad de este pueblo, su opresión. Que puedan aprender con nosotros. Que miren, que conozcan y que se involucren”, dice Thyago Nogueira, curador de la exposición.
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