S&P mejora la perspectiva de la calificación soberana de México de negativa a estable
La calificadora destaca las políticas fiscales y monetarias “cautelosas” y la baja probabilidad de nuevas reformas constitucionales
La calificadora internacional S&P ha mejorado este miércoles la perspectiva de la calificación soberana de México de negativa a estable. La agencia espera que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador mantenga una política fiscal “cautelosa” y confía en la “credibilidad” del Banco de México para contener la inflación. S&P destaca, además, que la división en el Congreso vuelve poco probable la aprobación de reformas constitucionales que sacudan el mundo de los negocios. Sin embargo, la organización da un toque de atención al Gobierno por la baja inversión privada y pronostica un crecim...
La calificadora internacional S&P ha mejorado este miércoles la perspectiva de la calificación soberana de México de negativa a estable. La agencia espera que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador mantenga una política fiscal “cautelosa” y confía en la “credibilidad” del Banco de México para contener la inflación. S&P destaca, además, que la división en el Congreso vuelve poco probable la aprobación de reformas constitucionales que sacudan el mundo de los negocios. Sin embargo, la organización da un toque de atención al Gobierno por la baja inversión privada y pronostica un crecimiento modesto para los próximos años.
Pese a un panorama económico complicado por la inflación y el bajo crecimiento, S&P ha decidido mantener la calificación de la deuda soberana, que mide la capacidad de un país para pagar. México continuará con un rating de BBB y BBB+ en moneda extranjera y local, respectivamente. Sin embargo, pasar de una perspectiva negativa a una estable aleja al país de un potencial recorte en la calificación soberana, el escenario más temido por los Gobiernos.
El país aprueba el examen en cuanto a estabilidad macroeconómica se refiere. “Cautelosa” es el adjetivo clave que utiliza la agencia para definir la política fiscal. S&P ha afirmado confiar en que el Gobierno, que ha hecho de la austeridad uno de sus mantras, mantenga la política actual de contención del gasto público. “Esperamos que la Administración de López Obrador continúe priorizando la estabilidad macroeconómica y financiera hasta el final de su mandato”, reza el análisis. Asimismo, la agencia prevee que la deuda del Gobierno se mantenga en un promedio de 47% del PIB durante los próximos dos años, una posición “sólida”.
Sobre el Banco de México, la calificadora expresa su confianza en la independencia de la institución, pese a las dudas suscitadas por el nombramiento como gobernadora de Victoria Rodríguez, exfuncionaria del Ejecutivo. “Consideramos que continuará el compromiso para mantener decisiones sólidas, independientes y oportunas de política monetaria, en medio del repunte actual de la inflación local e internacional”, señala. La agencia ve con buenos ojos la política de subidas en las tasas de interés para tratar de contener el aumento de los precios.
En lo político, S&P tampoco ve razones para preocuparse. La división en el Congreso y el ambiente “preelectoral” que domina el panorama, señala el análisis, “limita el margen de maniobra para promover enmiendas constitucionales controvertidas”. La agencia pone como ejemplo el rechazo de la reforma eléctrica, una de las prioridades de López Obrador y objeto de críticas por parte de la comunidad empresarial. “No esperamos que se aprueben iniciativas políticas importantes entre la fecha actual y las elecciones, especialmente cualquiera que requiera negociación entre los partidos”, apunta.
No hay solo espaldarazos al Gobierno. Pese a la mejora de la perspectiva, la calificadora menciona el hechizo del bajo crecimiento que ha marcado al país latinoamericano en las últimas décadas y del que todavía no logra salir. En ese sentido, S&P espera que el crecimiento del PIB per cápita de México continúe por debajo de otros países con un desarrollo similar durante los tres próximos años. Después de un desplome histórico en el PIB de 8,2% en 2020 por culpa de la pandemia, el país crecerá un 1,7% este año; 1,9% en 2023; y 2,1% en 2024 y 2025. De confirmarse, México no recuperaría el nivel de actividad económica anterior a la pandemia hasta 2023.
Detrás del bajo crecimiento, la agencia apunta al impacto negativo del cambio en las políticas energéticas. “Han dañado la confianza empresarial”, asegura. “La clave para fortalecer el crecimiento es una inversión más robusta, en particular la privada”. S&P señala que las relaciones entre el Gobierno y los empresarios se han tensado debido a la apuesta por un modelo energético en el que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pemex tienen un peso mayor. Con todo, la agencia valora que todavía hay “diálogo” en el desarrollo de infraestructura.
El Gobierno ha celebrado el anuncio de S&P y ha destacado que es la segunda agencia en lo que va de año que mejora la perspectiva de la calificación soberana de México. “Esta mejora en la perspectiva junto con la ratificación de la deuda soberana permitirá continuar con un acceso favorable a los mercados internacionales y nacionales”, ha señalado la Secretaría de Hacienda en un comunicado.
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