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Por qué padres y madres confunden los nombres de sus hijos

Más allá de una posible similitud fonética, la multitarea, el estrés y la forma en la que el cerebro almacena la información generan este tipo de lapsus mentales

“¡Juan, digo, Julián, ponte la mochila!”. Esta confusión entre los nombres de los hijos es algo cotidiano en la crianza. Y es que, algunas veces, al pronunciarlos de memoria, los padres y madres se equivocan de niño, algo que sale de forma natural y que se hace sin querer. Pero, ¿por qué los padres confunden los nombres de sus hijos? “Quizás, si se repite en el tiempo, pudiera parecer un problema más serio, más que lo que suele ser: algo anecdótico o un simple reflejo de cómo nos organizamos mentalmente”, explica la psicóloga y psicopedagoga Jennifer Delgado Suárez.

“Para saber por qué pasa lo mejor es profundizar sobre cómo nuestro cerebro organiza la memoria, pues la información se clasifica normalmente en categorías que tienen relación entre sí; por ejemplo, conceptos como gato y perro están en la misma área de animales”, prosigue Delgado. “Entonces si se memoriza algo, ya sean conceptos, cosas o nombres propios, dicha información se incluye en la categoría que hemos construido en nuestra memoria. Los nombres, por ejemplo, los almacenamos dentro de diferentes categorías, como si fuera una agenda: amigos, conocidos, compañeros de trabajo, familia, hijos”, sostiene.

La experta cita, por ejemplo, el artículo de 2024 ¿Por qué olvidamos los nombres?, publicado por la American Association of Retired Persons (AARP, por sus siglas en inglés), en el que se explica que este tipo de dificultades de memoria, en realidad, no son un problema. El texto, además, menciona un estudio de 2016, denominado All my children: The roles of semantic category and phonetic similarity in the misnaming of familiar individuals (Todos mis hijos: El papel de la categoría semántica y la similitud fonética en la denominación errónea de individuos familiares, en su traducción al español), que determinó que “la denominación incorrecta de personas conocidas es un fenómeno común. ”Y que las circunstancias que rodean la denominación incorrecta de personas conocidas puede deberse a similitudes fonéticas, como Ramón o Simón, aunque no siempre es por esto", señala Delgada.

Para el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, confundir los nombres de los hijos tiene que ver con el área del cerebro encargada de recordar las palabras, un proceso que se llama codificación. Este especialista asegura que, además, si la madre o padre está enfadado, ansioso o hay prisa, el sistema de recuperación de información no funciona bien y puede ofrecer decir dos nombres equivocados o incluso mezclados.

Estrés y multitarea

Los momentos de multitarea, como hacer la cena mientras se lidia con una rabieta de uno de los niños o recoger la ropa y juguetes al mismo tiempo que se atiende una llamada, resultan los más propicios para los llamados lapsus mentales en los que se confunden los nombres o se olvidan. Y es que durante momentos de estrés acumulado suele darse este fenómeno. De hecho, hacer muchas cosas a la vez es uno de los factores negativos que más inciden en la confusión o una pérdida de memoria temporal. Así lo concluye otro estudio publicado en 2024 en la revista científica Springer Nature, titulado Impacto de la interferencia en los procesos de codificación y recuperación de la memoria en situaciones de doble tarea. Los autores de la investigación determinaron también que cuando los recursos atencionales se utilizan simultáneamente para dos o varias tareas se produce automáticamente una disminución en el rendimiento y la memoria. Y esto ocurre, sobre todo, cuando dos estímulos o varios se presentan poco después uno del otro, el segundo se ralentiza y si hay un tercero, puede que comience a haber confusión.

A este respecto, la psiquiatra y catedrática de la Facultad de Medicina en la Universidad de Vermont, Julie Dumas, ha analizado también las razones científicas detrás de por qué los progenitores confunden los nombres de sus hijos. Tal y como ella misma asegura en un artículo en la página web del centro educativo, “llamar a tu hijo por el nombre de una hermana no es un problema de memoria, no se debe ni al olvido ni a problemas de envejecimiento, es más una señal de estrés que de memoria o deterioro cognitivo”. “En ningún caso es síntoma de algo más grave, a no ser que la persona no se dé cuenta o el entorno comience a notar otros síntomas de pérdida de memoria importantes”, asegura la experta en el texto.

Dumas argumenta cómo el “error cognitivo” de llamar a uno de tus hijos por el nombre de otro miembro de la familia, incluso del perro, es muy común, “ya que es una señal de lo organizado —o mal organizado— que está nuestro cerebro”.

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