¿Debo preocuparme si mi hijo consume CBD?

Con un formato atractivo y accesible, muchos jóvenes compran productos con cannabidiol, un derivado del cannabis que se promociona como inofensivo y relajante. Mientras su uso aumenta, los expertos alertan de que sus consecuencias físicas y mentales a largo plazo todavía son una incógnita

Aunque el CBD suele percibirse como una sustancia benigna su calidad y composición no siempre están reguladas adecuadamente.ArtistGNDphotography (Getty Images)

Los padres cada vez ejercen más control para evitar que sus hijos consuman drogas, vigilando salidas, amistades y hasta recurriendo a tests caseros para detectar compuestos psicoactivos. Pero una nueva preocupación se cuela en las conversaciones familiares: el CBD o cannabidiol, un derivado del cannabis que se promociona como inofensivo y relajante. Su presentación en formatos atractivos (gominolas, vapers, aceites) ha disparado su popularidad entre los adolescentes. Es barato y fácil de conseguir. En España, la venta de productos con CBD sin más del 0,2% de THC (el principio activo responsable del efecto de euforia) es legal, aunque su venta a menores está prohibida. Así lo recoge la Ley 28/2005 frente al tabaquismo, que expone que “está prohibida la venta o entrega a personas menores de 18 años de productos del tabaco o de productos que imiten productos del tabaco e induzcan a fumar”. Aunque el CBD no tiene efectos psicoactivos y no coloca, según el informe publicado en enero de 2024 por el Ministerio de Sanidad, Cannabis: preguntas, respuestas y dudas. ¿Es realmente inofensivo o estamos subestimando sus efectos?

El artículo THC y CBD: ¿villano versus héroe? Información sobre la exposición de los adolescentes, publicado en marzo de 2023 en el International Journal of Molecular Sciences, advierte que, aunque el THC ha sido ampliamente estudiado, aún se sabe poco sobre el impacto del CBD o cannabidiol en el desarrollo cognitivo y emocional de los jóvenes. Además, señala que parte de las investigaciones apuntan que la exposición a esta sustancia podría aumentar la ansiedad y dificultar las relaciones sociales. Destaca también que, a pesar de que algunos estudios sugieren que su consumo puede reducir la angustia en jóvenes con trastornos psicológicos, no hay suficiente información sobre sus efectos secundarios o su seguridad a largo plazo.

Para Alejandra, madre de dos hijos, de 16 y 18 años, esta incertidumbre se ha convertido en una preocupación diaria. Hace meses descubrió que su hijo menor fumaba marihuana. “Se lo detectamos con un test casero, y tras muchas discusiones, dejó de hacerlo”, cuenta. Sin embargo, ahora enfrenta un nuevo problema: los profesores del colegio le han sugerido que su hijo podría estar consumiendo CBD. “Nosotros hablamos con él, pero lo niega una y otra vez. Y claro, no hay forma de detectarlo en un test porque muchas pruebas de drogas no identifican el consumo si no contiene elementos psicotrópicos, a menos que la cantidad ingerida sea muy elevada”, explica. La duda la atormenta: “No sabemos si estamos exagerando o si realmente deberíamos preocuparnos”.

“Más que alarmarse, los padres deben observar qué motiva a sus hijos a recurrir a esta sustancia”, señala Norka Malberg, psicóloga clínica y psicoterapeuta, graduada en el Centro Anna Freud de Londres y doctora por la University College London. Esta experta destaca la importancia de evaluar el impacto del cannabidiol en la pubertad, prestando atención a cambios en el rendimiento escolar, las relaciones sociales y el estado emocional. Si hay modificaciones en estas áreas, explica, es necesario profundizar en las razones y consecuencias. La psicoterapeuta aconseja también a los progenitores intentar comprender qué necesidad o emoción hay detrás de esta conducta para poder abordarla de manera más efectiva y advierte que, aunque el CBD suele percibirse como una alternativa inofensiva, su calidad y composición no siempre están reguladas adecuadamente. Una de las cuestiones más preocupantes para Malberg es el modo en el que esta sustancia se promociona entre los adolescentes: “El bombardeo mediático les transmite la idea de que es terapéutica, y ellos lo interpretan como algo que no puede ser malo”.

¿Qué les lleva a los jóvenes a consumir CBD?

Malberg considera que los principales factores que llevan a las nuevas generaciones a consumir esta sustancia derivada del cannabis tienen relación con la búsqueda para manejar el dolor psíquico y la soledad: “El aislamiento social es un factor clave que impacta sobre el desarrollo emocional de los menores, y muchos creen que les ayuda a sentirse más tranquilos y más cómodos en sus relaciones sociales”, explica. Además, destaca que al ser legal y estar normalizada, puede convertirse en una opción demasiado atractiva.

Mientras, Mercedes Rodríguez, directora general de Proyecto Hombre Madrid y licenciada en Psicología General Sanitaria por la Universidad Complutense de Madrid, subraya que, según la FDA (Agencia del Medicamento de Estados Unidos), el consumo de cannabidiol podría estar asociado a “lesiones hepáticas, alteraciones de la lucidez mental, cambios en el estado de ánimo, irritabilidad e incluso posibles efectos sobre la reproducción en los hombres”. Aunque también insiste en que “es un fenómeno reciente y debemos ser muy prudentes al respecto”. La también experta en adicciones alerta de que el uso de CBD está interfiriendo en el tratamiento para dejar de consumir cannabis entre los jóvenes: “Hemos visto que puede provocar recaídas y dificulta la abstinencia. Si sus efectos terapéuticos estuvieran claros, las farmacéuticas ya habrían lanzado múltiples fármacos basados en cannabidiol, y esto no ha ocurrido”.

Malberg también se muestra preocupada porque considera que, a la larga, puede generar dependencia: “Es fundamental entender qué función cumple este consumo en su vida y, sobre todo, cómo responden los padres ante ello”. Además, la psicóloga indica que una postura autoritaria no suele ser efectiva y que generar un ambiente de confianza es clave para explorar alternativas.

Por su parte, Rodríguez sostiene que los chicos lo utilizan para emular el consumo de porros, ya que la mayoría lo fuma en lugar de ingerirlo en forma de gel o aceite: “Dar el paso de fumar CBD a consumir cannabis ilegal con THC es probable”. Sin embargo, Malberg señala que no hay evidencia científica que demuestre que su consumo lleve al uso de otras drogas: “Lo que sí se ha observado a nivel clínico es que los adolescentes con ansiedad y depresión tienden a alternar CBD con THC”. Y aclara que su regulación y su descripción positiva por parte de organismos como la OMS (Organización Mundial de la Salud) han contribuido a su normalización.

Frente a los casos de menores que fuman o vapean este producto como sustituto de la marihuana, hay otras realidades, como la de Carolina, madre de una chica de 16 años diagnosticada con trastorno múltiple de la personalidad que lo defiende como la única alternativa que ayuda a su hija a regularse: “Sé que no es la solución perfecta, pero fumar le da estabilidad y está más tranquila”. Malberg señala al respecto que hay algunos estudios preliminares, como por ejemplo el publicado en 2022 por la Revista de Neurología, bajo el título de El papel de los cannabinoides en los trastornos del neurodesarrollo de niños y adolescentes, que sugieren que su uso podría tener un impacto positivo en la sintomatología psicótica. Sin embargo, enfatiza la necesidad de más investigaciones para confirmar estos hallazgos para poder considerarlos una medida terapéutica segura.

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