Frank Luntz: “Trump está diciendo cosas verdaderamente extremistas y no le está perjudicando en absoluto”
El experto en sondeos y comunicación política advierte de la desconfianza en el sistema y los líderes: “todo lo que sabíamos sobre política ha dejado de ser verdad” en la era de Trump
El especialista en sondeos y estrategia electoral Frank Luntz no sabe quién ganará las reñidas elecciones presidenciales de Estados Unidos el próximo 5 de noviembre, pero sí cuál es la causa de que estén tan ajustadas. “Dos terceras parte de los estadounidenses no cree que su patria se preocupe por ellos. Una tercera parte no se siente interesado en el futuro de su patria. Eso provoca esta ira, esta decepción y esta polarización que ahora mismo está hundiendo nuestro proceso democrático. Es una situación desastrosa - y es insostenible”, advierte.
Y lo hace con fundamento. Luntz (Connecticut, 1962) es uno de los estrategas electorales más célebres y más respetados en Estados Unidos. De su carrera de cuatro décadas en la comunicación política, en la que ha sido pionero en el uso de grupos focales de respuesta instantánea, dan fe los recuerdos históricos y electorales que abarrotan su palaciego apartamento en Washington, donde se desarrolla la entrevista con un pequeño grupo de periodistas extranjeros: cuadros sobre la llegada del hombre a la Luna, un maniquí con un uniforme de policía, pañuelos, cromos de béisbol, juegos de cartas conmemorativos, tarjetas de agradecimiento y cojines bordados con el águila calva, el emblema estadounidense.
En vísperas de las elecciones, alerta el experto, la situación es alarmante: “No nos fiamos de nuestro sistema electoral, no nos fiamos de nuestras instituciones, no nos fiamos de nuestros líderes”. El resultado es que “el proceso entero, todo lo que sabíamos sobre política, ha dejado de ser verdad”. Y un candidato que miente de manera sistemática como el republicano Donald Trump, no solo no se ve perjudicado por su comportamiento, sino que puede ganar el próximo día 5. Luntz cita un sondeo según el cual el 25% de los republicanos cree que Trump “debería hacer todo lo que pueda por asumir su posición como el presidente legítimo”.
“Por eso me preocupa a dónde vamos en el futuro, es un porcentaje demasiado alto de estadounidenses que, incluso ahora, dirán: ‘es nuestra presidencia. Tenemos el derecho de tomarla, y Trump debería hacerlo”, apunta. Tras el debate de septiembre en Filadelfia entre Harris y Trump, este experto en estrategia electoral pronosticó que la demócrata ganaría las elecciones. “Trump estuvo tan mal que creí que no habría manera de que él ganase”. Pero ahora ya no se atreve a predecir. “75 millones de personas vieron aquello, él fue patético, y aun así él puede ganar”, apunta, con incredulidad. “En todos los Estados clave están a menos de dos puntos de distancia. El margen de error es de cuatro puntos. No se puede dar un pronóstico. Quien lo dé es idiota, porque es imposible saber quién ganará”.
Pregunta. Si no hay confianza en el sistema, y lo que creíamos saber ya no es cierto, ¿hay algo que aún importe en el proceso electoral?
Respuesta. Importa la apariencia de verdad, pero la verdad en sí no importa. Es algo horrible de decir, pero Donald Trump no cuenta la verdad y no parece que eso afecte su intención de voto. No importa si lo que dice es verdadero o no. Si me creyera a pies juntillas los datos que recibo, apuntaría a él como el ganador, porque ha ido subiendo en las encuestas en los últimos días y los números se mueven a su favor. Sus partidarios ya no mienten sobre su intención de voto (como pudo pasar en las elecciones 2016 o 2020). Sus votantes quieren proclamar que le votan a él, quieren gritarlo, se sienten orgullosos de eso. Por todas partes, los carteles de apoyo a Kamala tienen un tamaño modesto. Los de Trump son tan grandes como un apartamento.
Pero hay otras cosas que no sé. Por ejemplo, el voto juvenil. Tradicionalmente, los más jóvenes no participan, no se involucran en política. Pero esta vez, las mujeres jóvenes se mueren de ganas de votar, y de votar por Harris.
P. ¿Ha cometido errores Harris?
R. Durante los primeros 30, 45 días de su campaña se puede decir que fue la mejor candidata posible. La mejor en la historia moderna de EEUU, mejor incluso que Barack Obama. Cautivó al país. Y en los últimos veinte días, quizá treinta, ha sido horrenda. Le preguntaron qué haría distinto de Joe Biden y no supo decir nada. Tienes que darles a los votantes algo más allá de la primera presentación triunfal, una razón para que sigan escuchando. Y en su caso, Harris no les ha dicho lo que los votantes quieren saber, o lo que necesitan saber. Como candidato, Trump tiene la responsabilidad de hacer un segundo debate. Ella tiene la responsabilidad de contestar preguntas específicas sobre lo que haría, pero no lo hace, y eso molesta a los votantes. Lo que no entiendo es que él está diciendo cosas verdaderamente extremistas y no le está perjudicando en absoluto.
P. ¿Qué ha pasado ahí?
R. Ahora más gente cree ahora que la presidencia de Trump fue buena, más que la presidencia de Joe Biden. Hemos pasado revista al trabajo que hizo y ya no pensamos que no estuvo a la altura. Una mayoría cree que hizo un trabajo decente. Y el mayor error de Harris es asumir cosas que no son necesariamente correctas sobre la percepción que la gente tiene. No creo que entendamos hasta qué punto tantos estadounidenses están de verdad frustrados con las cosas tal y como están. Tanto que están dispuestos a votar a un tipo que ha sido juzgado y declarado culpable, porque Harris les recuerda demasiado a lo que hay ahora. Ese es su problema. Harris tuvo la oportunidad de ser distinta. Fue distinta. Lo cambió todo. Pero 45 días después, se ha acabado convirtiendo en la candidata del status quo.
P. ¿Debería de insultar más, a lo Trump?
R. Debería distanciarse más (de Biden).
P. ¿Cuál es el panorama en los estados que cuentan en estas elecciones, los siete Estados bisagra que tienen la llave para llegar a los 270 votos electorales necesarios para ganar?
R. Para Pensilvania, Wisconsin y Michigan la clave será el voto de los sindicatos, tradicionalmente demócratas. Por primera vez, los militantes de base les están diciendo a sus líderes que no van a hacerles caso, que ellos van a votar a Trump. Los sindicalistas aman a Trump porque les gusta su lenguaje, agradecen que sea tan descarado. Quieren alguien que diga lo que piensa, que piensa lo que dice, y creen que esa persona es Trump. No tiene nada que ver con el hecho de que Harris sea una mujer. La prueba es que los sindicalistas ya se estaban volcando hacia Trump cuando Biden era todavía el candidato. Así que no se puede decir que sea una cuestión de género. Hay sindicatos que aún son mayoritariamente demócratas, los de los funcionarios, los de los maestros. Pero los demás, no. La gente que trabaja con las manos adora a Trump.
En Georgia y Carolina del Norte, lo importante son los jóvenes afroamericanos. Hasta ahora, entre los jóvenes quizá un 3% de las mujeres votaba republicano, un 10% los varones. Eso les daba a los republicanos un 6 ó 7% del voto afroamericano. Pero ahora no es un 10%, es el 25%.
En Nevada y Arizona hay que mirar el voto latino. Está más en el aire que nunca, por dos razones. Siempre han votado demócrata pero nunca recibieron nada a cambio. Y se están moviendo hacia una ideología de libre mercado, distanciándose de los afroamericanos como grupo electoral. Están cambiando todo su voto. Y aunque Trump suene tan horrible en sus comentarios sobre los inmigrantes, lo oyen y creen que no está hablando sobre ellos. Los que están aquí dicen: “yo estoy aquí legalmente, cierra la puerta, que la gente que está entrando es mala y me crea mala fama a mí”.
Lo que es diferente sobre el voto latino frente al de los jóvenes afroamericanos es que estos últimos votan por Trump, no por el Partido Republicano. Los latinos, más por el Partido Republicano, del que Trump resulta que es el líder. Si fuera un candidato menos belicoso, menos polémico, el voto latino se inclinaría aún más en favor del GOP. Creo que Trump es un factor que limita el vuelco del electorado latino, pero él ha logrado captar la atención de estos votantes, y le están perdonando algunas de las cosas que dice.
P. A dos semanas de las elecciones, ¿quedan aún indecisos que pudieran cambiar las tornas en el último momento?
R. Indecisos reales no quedan. Sí queda gente que se inclina hacia uno u otro, pero que aún no ha cerrado su opinión definitiva. De estos, los que se inclinan hacia Trump, pueden preguntarse: ¿Va a buscar revancha? ¿Va a estar mirando al pasado todo el tiempo? ¿Está como una cabra? ¿Es demasiado viejo? Es alguien que no les cae bien, que están de acuerdo con él sobre la inflación y creen que será mejor en el control de la frontera, pero no les gusta su personalidad. En el caso de quienes se inclinan hacia Harris, quizá la ven demasiado veleta. ¿Me puedo fiar de ella? ¿Me está contando lo que de verdad piensa, o solo lo que cree que yo quiero oír? Las dudas sobre ella son sobre su autenticidad. Luego también hay gente a la que no les cae bien ninguno de los dos, y no pueden decidir cuál es mejor. Probablemente los indecisos no voten por nadie. Así que al final, el resultado será cuestión de la movilización, de quién sale a votar.
P. En este último tramo de la campaña, Harris ha optado por poner el énfasis en el apoyo que recibe de republicanos moderados, los de “Trump jamás”.
R. Cada voto que recibe de ellos es un voto que le quita a Trump, un voto que hubiera sido para los republicanos, así que para ella tiene sentido tratar de subir esos números entre los republicanos. Pero los de “Trump jamás” no necesariamente se inclinarán por ella. También hay gente que votará a posta con una papeleta nula. O en blanco.
P. El hombre más rico del mundo, Elon Musk, está volcándose en su ayuda a Trump. ¿Qué impacto pueda tener eso?
R. No creo que Musk vaya a tener un efecto significativo. Quien sí puede tenerlo es la cantante Taylor Swift. Preguntados quién va a tener más influencia en su voto, si Donald Trump, Kamala Harris o Taylor Swift, el 26% de los estadounidenses dijo que Swift. Ninguno entre los mayores de 65 años, pero entre los jóvenes, el 35% respondió eso. Si tienes menos de 34 años, lo que diga Swift te impacta. Por qué Trump se metió con ella es lo que no entiendo de él. Hay algo en su cabeza que le provoca ser un candidato horrible. Dice cosas que son inapropiadas, que ofenden a la gente y las distancia. Lo está haciendo a posta. Me pregunto si de verdad quiere ser presidente, porque nadie en su sano juicio diría las cosas que está diciendo de esta manera que está diciendo.
P. ¿Qué pasará a partir del día 5?
R. Creo que no tendremos resultados ni el 5, ni el 6, ni el 7 de noviembre. Y creo que la gente se va a ir enfadando cada vez más, y se va a frustrar cada vez más, y la campaña de Trump va a decir que les han robado las elecciones.
P. ¿Es posible que, tras las elecciones, haya una oportunidad para recuperar la unidad?
R. Si gana Harris ocurrirá lo mismo que cuando ganó Barack Obama en 2008, habrá una etapa de luna de miel. Pero a ver qué hace durante esa etapa. Ella ha aludido alguna vez a las reparaciones: indemnizaciones por los daños causados en la era de la esclavitud. Un 70% de los afroamericanos las apoya y un 75% de los estadounidenses blancos las rechaza. Si toca ese tema, este país estalla.