Verificación de datos: 11 bulos soltados (sobre todo por Trump) durante el debate presidencial

El candidato republicano mintió mucho más que su rival demócrata, y lo hizo sobre algunos de sus temas fetiche: de la inmigración a la economía o el aborto

Los periodistas enviados a Filadelfia siguen el debate presidencial, este martes.Foto: JIM LO SCALZO (EFE) | Vídeo: EPV / ABC

El debate presidencial que enfrentó este martes en Filadelfia a Donald Trump, candidato republicano, con la demócrata Kamala Harris mantuvo ocupados a la legión de los verificadores de datos de los medios estadounidenses, que lo tuvieron difícil para dar abasto durante los 90 minutos que duró un cara a cara bronco. Si la mayor parte de los analistas coincidieron en darle como ganadora a ella, en la carrera de las fake news Harris acabó perdiendo: Trump mintió mucho más que su contraria, y lo hizo sobre algunos de los temas en los que más acostumbrado está a faltar a la verdad, con la in...

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El debate presidencial que enfrentó este martes en Filadelfia a Donald Trump, candidato republicano, con la demócrata Kamala Harris mantuvo ocupados a la legión de los verificadores de datos de los medios estadounidenses, que lo tuvieron difícil para dar abasto durante los 90 minutos que duró un cara a cara bronco. Si la mayor parte de los analistas coincidieron en darle como ganadora a ella, en la carrera de las fake news Harris acabó perdiendo: Trump mintió mucho más que su contraria, y lo hizo sobre algunos de los temas en los que más acostumbrado está a faltar a la verdad, con la inmigración, un fantasma que agita repetidamente, a la cabeza.

Trump dice que los inmigrantes indocumentados “se están comiendo a los perros” de un pueblo de Ohio. Es falso. Fue, tal vez, el momento más salvajemente conspiranoico de la noche. Llegó cuando Trump se hizo eco de un rumor surgido en los últimos días, según el cual los haitianos sin papeles que viven en una localidad de Ohio llamada Springfield se alimentan con “las mascotas de la gente que vive allí”. Varios reportajes periodísticos sobre el terreno lo han desmentido. Y las autoridades del pueblo, que ha votado republicano en las últimas citas electorales, han declarado que “no hay pruebas creíbles ni denuncias específicas de mascotas lastimadas, lesionadas o maltratadas por miembros de la comunidad inmigrante”.

Trump afirma que, con Biden en la Casa Blanca, 21 millones de personas han cruzado la frontera. La cifra es falsa, aunque los datos registrados durante la actual Administración hayan batido récords. El número total de “encuentros” en las lindes norte y sur entre febrero de 2021 y julio de 2024, tanto en los puertos de entrada legales como en los espacios que hay entre esos puertos, fue de aproximadamente 10 millones, muy lejos de los 21 millones que citó el candidato republicano. Hay que tener además en cuenta que el hecho de que se produzca un “encuentro” no significa que se permita el ingreso de una persona en el país. Muchas son expulsadas de inmediato.

Harris insiste en vincular a Trump con el Proyecto 2025. La campaña demócrata ha convertido un documento de más de 900 páginas redactado bajo los auspicios de la Heritage Foundation, un laboratorio de análisis ultraconservador con sede en Washington, en un arma para atacar a su contrincante. El Proyecto 2025 propone una batería de medidas extremas que, según sus críticos, sirven para hacerse una idea de cómo sería una segunda presidencia de Trump. Este, por su parte, se ha desvinculado de su contenido y de sus promotores (pese a que algunos de ellos, unos 140, según la CNN, se cuentan entre sus antiguos colaboradores). Pese a que la sintonía parece evidente, no hay ninguna evidencia concluyente que sostenga que Trump vaya a poner en práctica ese Proyecto 2025 si regresa a la Casa Blanca.

En los Estados demócratas se permite “abortar” después del nacimiento, según Trump. Es uno de los mantras mas repetidos por el ala más dura del Partido Republicano y también una de las mentiras más grandes de ese repertorio. Quienes están contra del aborto consideran una aberración la interrupción del embarazo cuando la gestación ha entrado en su última fase. Suelen ocultar que solo un 1% de esas intervenciones llega a partir de la semana número 21 y también que esas decisiones no se toman por capricho, sino porque la vida de la madre está en peligro o porque exista la certeza de que el embarazo no llegará a buen término. En cuanto a matar a recién nacidos, no hay ningún lugar en Estados Unidos que permita algo que, por otra parte, no sería un aborto, sino un infanticidio.

Harris da por hecho que Trump aprobará una prohibición nacional del aborto. Lo que hizo en 2022 el fallo del Tribunal Supremo que tumbó el precedente de Roe contra Wade, y con este, medio siglo de protección federal del aborto, fue devolver a los Estados la capacidad de legislar sobre el tema. Harris, que en el tema de la libertad sexual y reproductiva de las mujeres se siente especialmente cómoda, advirtió de que su rival estaba dispuesto a ir un paso más allá y que firmará una ley que prohíba las interrupciones de embarazos en todo el país. No hay ninguna certeza de que el candidato republicano tenga esos planes si gana las elecciones, aunque ha optado repetidamente por no responder específicamente a la pregunta de si lo hará cuando se le ha planteado.

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Trump: “No tuve nada que ver con el 6 de enero”. Pese a que no ha sido condenado por el asalto al Capitolio (aunque tiene dos juicios abiertos por ese motivo), es falso que no contribuyera a lo que pasó aquel día. Lo hizo esparciendo bulos sobre el supuesto robo de las elecciones por parte de los demócratas, convocando a miles de sus seguidores a un mitin en Washington (a los que les prometió que sería “salvaje”), e invitándolos a marchar hacia el Capitolio cuando este hubo terminado. Después, se sentó en la Casa Blanca a contemplar la violenta invasión del edificio. Y tardó dos horas en pedir a los suyos que desistieran del ataque.

La candidata demócrata recuerda interesadamente cuando su contrincante prometió un “baño de sangre”. Trump pronunció esas palabras, sí, pero, como mínimo, necesitan contexto. Dijo en un mitin: “Si no resulto elegido, será un baño de sangre para todos… Será lo de menos, porque habrá un baño de sangre”. La declaración sonó ciertamente a amenaza, pero si se escucha entera parece claro que se estaba refiriendo a los efectos, desastrosos a su juicio, que tendría sobre la economía una victoria demócrata. La intervención completa es esta: “Si me está escuchado, presidente [chino] Xi [Jinping], usted y yo somos amigos… Él entiende mi manera de actuar. Esas enormes plantas de fabricación de autos monstruosos que usted está construyendo en México ahora mismo… no contratará a estadounidenses y luego no va a vender esos coches. Vamos a poner un arancel del 100% a cada coche que cruce la frontera, y no va a poder vender esos autos si soy elegido”. Inmediatamente después, añadió: “Ahora, si no soy elegido, será un baño de sangre para todo el mundo; eso será lo de menos. Será un baño de sangre para el país”.

Trump insiste en la teoría de la persecución política contra él. Es uno de sus argumentos más queridos: según este, los cuatro juicios abiertos contra él obedecen a un plan de la Administración de Biden de sacarse de encima a un rival político. No hay ninguna prueba que sostenga esa acusación de que los fiscales que lo persiguen obedezcan órdenes del Gobierno.

“Hay millones de personas que llegan a nuestro país desde prisiones y manicomios”, dice Trump. Otro clásico de la retórica del candidato republicano, que, sin embargo, carece de base. No hay pruebas de que entre los inmigrantes que llegan a la frontera sur de Estados Unidos abunden los criminales o los enfermos mentales.

Trump denuncia la inflación, “probablemente la peor en la historia de nuestro país”. El coste de la vida es una de las mayores preocupaciones de los votantes, y ha sido un problema desde que Biden está en la Casa Blanca, pero no es verdad que sea el más alto de la historia. Hay varios ejemplos de registros de inflación mucho más altos que el 9% que se dio en junio de 2022. Llegaron justo después de la Segunda Guerra Mundial o durante la crisis del petróleo. Además, la tasa a julio de 2024 fue del 2,9% anual, la más baja en tres años.

Harris: “No hay un solo miembro del ejército de los Estados Unidos que esté en servicio activo en una zona de combate, en cualquier zona de guerra alrededor del mundo, por primera vez en lo que va de siglo”. Esta declaración es engañosa. Es cierto que Estados Unidos no está metida en guerras “totales” al estilo de las de Irak o Afganistán, pero también lo es que hay militares estadounidenses implicados en la guerra de Israel contra Hamás y en las convulsiones que esta ha traído a la región de Oriente Próximo. No solo eso, también han sufrido bajas: tres soldados destacados en Jordania murieron en enero por el ataque de un dron, y dos Navy Seals se ahogaron a principios de febrero en el transcurso de una operación contra los hutíes de Yemen.

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