La noche en que la desgracia de Biden puso de acuerdo a CNN y Fox News

El pobre desempeño del presidente en un debate en el que se le vio perdido deja paso a las voces demócratas que piden un recambio urgente antes de las elecciones

Joe Biden en el debate de este jueves, en Atlanta (Georgia).Marco Bello (REUTERS)

A veces, una sola frase define los 90 minutos de un debate presidencial. La que quedará para el recuerdo del celebrado este jueves en Atlanta entre Joe Biden y Donald Trump, podría marcar época como la más inconexa y menos redonda de la historia de los cara a cara electorales de Estados Unidos.

La pronunció Biden al principio: “Podremos ayudar a asegurar todas esas cosas que necesitamos hacer, cuidado de niños, cuidado d...

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A veces, una sola frase define los 90 minutos de un debate presidencial. La que quedará para el recuerdo del celebrado este jueves en Atlanta entre Joe Biden y Donald Trump, podría marcar época como la más inconexa y menos redonda de la historia de los cara a cara electorales de Estados Unidos.

La pronunció Biden al principio: “Podremos ayudar a asegurar todas esas cosas que necesitamos hacer, cuidado de niños, cuidado de ancianos, asegurándonos de continuar fortaleciendo nuestro sistema de atención médica, asegurándonos de que podamos hacer que cada persona sea elegible para lo que... He podido con el Covid, disculpen, lidiando con todo lo que tiene que ver con…. “, dijo el presidente de Estados Unidos antes de perder el hilo y quedarse congelado durante varios segundos. “Finalmente vencimos a Medicare”, continuó Biden, a sus 81 años, el inquilino más viejo de la Casa Blanca en la historia de Estados Unidos.

El momento no fue agradable de ver en directo. Y seguirá sin serlo las millones de veces que se consuma ese trozo aislado del debate en las redes sociales en los próximos días. Fue la temprana prueba de que a Biden, que había llegado después una semana preparándose para la gran ocasión, le esperaba una de las noches más duras de su carrera política. A partir de ese momento, casi se podía escuchar a sus asesores pidiendo la hora: el problema es que aún quedaban 80 minutos de debate.

El candidato demócrata, Joe Biden, este jueves durante el debate. Marco Bello (REUTERS)

Trump, envalentonado cuando al rato su rival perdió de nuevo el hilo, dijo casi en un acto reflejo que no había entendido lo que acababa de oír, cuando aquel hablaba sobre migración. “Creo que ni él mismo lo sabe”, añadió.

La pantalla partida de la retransmisión televisiva de la CNN no ayudó tampoco a la imagen de un presidente sobre cuyas capacidades mentales tienen dudas los votantes debido a su avanzada edad. Y el formato, sin público, lo que daba al cara a cara un aire entre irreal y ascético, tampoco jugó a su favor.

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La cadena de televisión por cable, siguiendo paradójicamente los deseos de la campaña de Biden, se esforzó tanto por higienizar la conversación entre ambos con un montón de reglas que al final quedó un producto televisivo sin insultos más allá de las descalificaciones personales que ambos se cruzaron, pero también demasiado insulso, con dos presentadores, vestidos teatralmente de blanco (Dana Bash) y negro (Jake Tapper), que se contagiaron de la falta de tensión de la conversación que estaban moderando.

Los candidatos Donald Trump y Joe Biden, durante el debate en los estudios de la CNN en Atlanta.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

Sin apretón de manos

Los productores habían colocado los dos atriles más cerca que nunca el uno del otro, pero los candidatos prefirieron no darse la mano. Y si bien Biden echaba miradas incrédulas a Trump, este evitó con calculado desdén y durante casi todo el debate cualquier contacto visual con su contrincante.

Otra de las reglas impuestas por los organizadores de la cita fue que tuviera dos descansos y que los oradores no contaran con apuntes ni mantuvieran conversaciones con sus ayudantes. Esas pausas eran, como dictan las normas de la televisión, para permitir la entrada de los anuncios, aunque algún comentarista no pudo evitar llamarlas “descansos para ir al baño”, teniendo en cuenta que las edades sumadas de los dos candidatos suman tantos años como las dos terceras partes de la historia de la república estadounidense.

El presidente de los Estados Unidos y candidato demócrata a la reelección, Joe Biden, visita un restaurante tras el debate electoral, este jueves en Georgia.Elizabeth Frantz (REUTERS)
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, sale de los estudios de la CNN en Atlanta durante una pausa. Associated Press/LaPresse (APN)
El candidato demócrata, Joe Biden, es aplaudido por su mujer, Jill Biden, al termino del debate. Brian Snyder (REUTERS)
Pasajeros siguen el debate presidencial abordo de un vuelo hacia Miami (Florida).Maria Alejandra Cardona (Reuters)
U.S. President Joe Biden attends the first presidential debate hosted by CNN in Atlanta, Georgia, U.S., June 27, 2024. REUTERS/Marco BelloMarco Bello (REUTERS)
Una retransmisión en español del debate presidencial en un refugio para migrantes en Tijuana (México).Gregory Bull (AP)
Los candidatos Donald Trump y Joe Biden, durante el debate. Gerald Herbert (AP)
Una televisión retransmite el debate en una bolera en South Portland (Maine).Robert F. Bukaty (AP)
El candidato republicano, Donald Trump, durante el debate celebrado en los estudios de la CNN en Atlanta.Marco Bello (REUTERS)
Un hombre junto a su perro sigue el debate en un bar en Hollywood (California).Jae C. Hong (AP)
Un hombre salta sobre una proyección de la cara de Joe Biden, durante la protesta propalestina en Atlanta.ERIK S. LESSER (EFE)
Estudiantes seguidores de Donald Trump proyectan el debate sobre la fachada de una fraternidad universitaria en Atlanta.Megan Varner (REUTERS)
Joe Biden, durante el debate.Brian Snyder (Reuters)
Donald Trump responde una pregunta durante el debate, del 27 de junio de 2024 en Atlanta (Georgia).Brian Snyder (Reuters)
Una tarjeta de bingo de frases comúnmente utilizadas por Trump en una reunión la Coalición Conservadora de Michigan para ver el debate, en Novi (Michigan).Emily Elconin (REUTERS)
Una retransmisión del debate presidencial traducido al español en un refugio para migrantes en Tijuana (México).Gregory Bull (AP)
Simpatizantes del partido Demócrata reunidos en Wilmington (Carolina del Norte) para presenciar el debate.Allison Joyce (REUTERS)
Jóvenes miran la transmisión del debate en San Diego (California).Mike Blake (REUTERS)
Joe Biden, a su llegada a Marietta (Georgia).Evan Vucci (AP)
Manifestantes propalestinos se concentran en Atlanta horas antes del debate electoral entre los candidatos Donald Trump y Joe Biden. Megan Varner (REUTERS)
Seguidores de Donald Trump esperan al candidato presidencial, este jueves en el aeropuerto de Atlanta.Megan Varner (Reuters)

A la altura de la primera de esas pausas, los analistas ya se habían lanzado a llamar por su nombre a lo que estaba pasando con Biden (”doloroso de contemplar”, tituló The Washington Post) y en la conservadora Fox News, la cadena archienemiga de la CNN —que retransmitió la señal cedida por esta pese a lo que debió de disgustarles enfocar a todos y cada uno de los logos que poblaban el escenario— ya empezaban a celebrar el triunfo de su candidato. Una vez hubo terminado el cara a cara, sucedió lo impensable: los rótulos de ambas cadenas, que normalmente cuentan historias diametralmente opuestas a partir de una misma realidad, lucían un mensaje similar y hasta un sustantivo compartido: “pánico”.

No solo fueron ellos: para cuando llegaron las primeras encuestas (la de la CNN dio un triunfo a Trump con un 67% de los consultados), “pánico” ya se había convertido en la palabra más repetida de la noche para hablar del estupor en el que quedaron sumidos los demócratas tras contemplar el desempeño de Biden.

La vicepresidenta Kamala Harris, primera en la línea de la sucesión presidencial, dio al filo de la medianoche una entrevista en la que vino a decir que una mala noche la tiene cualquiera. Pero era demasiado tarde, y ya muchos en su partido se atrevían a transgredir el tabú y pedir el cambio de su capitán por lesión antes de que sea imposible remontar un partido que, a poco más de cuatro meses de las elecciones, casi todos (también la mayoría de las encuestas en los Estados decisivos) dan por perdido.

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