El jurado declara a Donald Trump culpable de todos los cargos en el ‘caso Stormy Daniels’
El veredicto contra el expresidente de EE UU, responsable de 34 delitos, no impedirá al candidato republicano presentarse a las elecciones de noviembre e incluso ser elegido de nuevo. “Soy un hombre muy inocente”, ha dicho el magnate
Los 12 miembros del jurado popular del caso Stormy Daniels, la primera causa penal de las cuatro que afronta Donald Trump, han declarado al expresidente y candidato republicano culpable en el juicio por falsificar registros contables para encubrir el pago de un...
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Los 12 miembros del jurado popular del caso Stormy Daniels, la primera causa penal de las cuatro que afronta Donald Trump, han declarado al expresidente y candidato republicano culpable en el juicio por falsificar registros contables para encubrir el pago de un soborno a la actriz de cine porno con fines electorales, ante la campaña para las presidenciales de 2016. Trump ha sido declarado culpable de los 34 delitos de los que se le acusaba por la unanimidad del jurado requerida para alcanzarse el veredicto. “Soy un hombre muy inocente”, ha dicho el expresidente al salir del tribunal, retando a los ciudadanos al juicio de las urnas en las elecciones que se celebran el próximo 5 de noviembre. Trump se convierte así en el primer expresidente de Estados Unidos condenado en un juicio penal. La sentencia llega a poco más de cinco meses de los comicios presidenciales y supone un terremoto en el panorama político estadounidense. Aunque buena parte de sus seguidores decían que seguirían apoyándole aunque fuera declarado culpable, se trata de una situación sin precedentes y la reacción del electorado es imprevisible.
Una vez establecida la culpabilidad del acusado, ahora es el juez el que tiene que imponer la sentencia. Está previsto que se dicte el 11 de julio, cuatro días antes del inicio de la Convención Nacional Republicana. Los medios que estaban presentes en la sala han informado de que Trump se ha quedado sin respuesta, petrificado en el banquillo, tras escuchar el veredicto. Al salir, se ha mostrado combativo y desafiante en una comparecencia en la calle de poco más de dos minutos en la que no ha admitido preguntas.
“Esto es una vergüenza”, ha manifestado Trump, que ha llamado “corrupto” al juez. “El verdadero veredicto será el 5 de noviembre [fecha de las elecciones presidenciales] por el pueblo. Ellos saben lo que ha pasado aquí y todo el mundo sabe lo que ha pasado aquí. No hemos hecho nada malo. Soy un hombre muy inocente”, ha dicho. “Estoy luchando por nuestro país, estoy luchando por nuestra Constitución. En este momento, todo nuestro país está siendo manipulado. Esto lo ha hecho la Administración Biden con el fin de dañar a un oponente político. Y seguiremos luchando. Lucharemos hasta el final y ganaremos. Porque nuestro país se ha ido al infierno. Ya no tenemos el mismo país. Tenemos un desastre dividido. Somos una nación en declive, en serio declive. Millones y millones de personas llegan a nuestro país ahora mismo desde las prisiones y desde instituciones mentales, terroristas. Y se están apoderando de nuestro país”, ha proseguido el expresidente, recurriendo a los bulos xenófobos en materia migratoria que considera rentables electoralmente.
“Tenemos un país que tiene grandes problemas”, ha continuado Trump antes los medios de comunicación. “Esta ha sido una gran decisión amañada desde el primer día con un juez conflictivo; nunca se le debería haber permitido juzgar este caso. Nunca. Y lucharemos por nuestra Constitución”, ha añadido el expresidente en lo que parece avanzar su intención de recurrir hasta llegar al Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, intérprete de la Constitución.
El fallo
“El acusado, Donald J. Trump, es culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales en primer grado con el fin de ocultar un plan para corromper las elecciones de 2016″, dijo el fiscal general de Manhattan, Alvin Bragg, que dirigió la investigación. Bragg aseguró que los miembros de su equipo actuaron sin miedo ni favoritismos, aunque ni el acusado ni el caso eran como los demás. “Hice mi trabajo, hicimos nuestro trabajo, seguir los hechos sin miedo ni favoritismos, y eso es lo que hemos hecho”, concluyó, subrayando que “la única voz que importa es la del jurado, y el jurado ha hablado”. El fiscal, reconocido demócrata, declinó hacer comentarios sobre una hipotética petición de prisión para el acusado, asegurando que esperará a que el juez dicte sentencia.
Los 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales (facturas, cheques y apuntes contables) por los que ha sido declarado culpable son teóricamente punibles con hasta cuatro años de prisión cada uno, pero el juez puede dictar que se cumplan simultáneamente, en cuyo caso el máximo sería de cuatro años en total. Además, la ausencia de antecedentes penales obra en su favor y Trump podría quedar en libertad condicional. Además, el expresidente tiene la posibilidad de recurrir, lo que puede dilatar la sentencia firme. Entretanto, el candidato Trump es un delincuente convicto.
En cada una de las decisiones se requería unanimidad: bastaba una sola opinión discordante para que el juicio fuera declarado nulo, si bien el juez Juan Merchan, magistrado que preside el juicio, podía invitar a los miembros del jurado a reconducir las deliberaciones para intentar un acuerdo. A pesar de la condena, Trump puede seguir adelante con su carrera electoral e incluso ser elegido en noviembre.
El proceso
Tras recibir instrucciones del juez Merchan sobre la ley y los factores que debían tener en cuenta, las deliberaciones comenzaron el miércoles 29 de mayo. A petición de aquel, los miembros del jurado revisaron la declaración de otros testigos, ya que, como subrayó Merchan, no podían basarse únicamente en el relato del “cómplice” Michael Cohen, exabogado de Trump, principal testigo de cargo y sobre cuyo testimonio se sustenta el caso. Por ello, solicitaron en primer lugar revisar la declaración de David Pecker, amigo del expresidente y editor del tabloide The National Enquirer, una publicación clave en la ocultación de información desfavorable para los intereses del republicano en la campaña presidencial de 2016.
Durante la maratoniana sesión de alegatos finales, el martes 28, la Fiscalía y la defensa intentaron convencer a los siete hombres y cinco mujeres, todos ellos vecinos de Manhattan, de la culpabilidad o la inocencia de Trump, respectivamente. Durante más de cuatro horas, el fiscal Joshua Steinglass acusó al expresidente de intentar “engañar” a los votantes en las elecciones presidenciales de 2016 mediante una trama delictiva para enterrar historias embarazosas que podían torpedear su campaña, especialmente entre las votantes. El pago del dinero negro a Daniels se realizó en octubre, semanas antes de los comicios, para acallar una relación sexual en 2006 que el republicano niega. “Este caso, en esencia, trata de una conspiración y un encubrimiento”, dijo Steinglass en el último turno de las conclusiones.
Por el contrario, el abogado principal de Trump, Todd Blanche, relativizó el argumento de la conspiración ―”cualquier campaña presidencial lo es”, afirmó― y tildó al testigo estrella de la acusación, Cohen, del “mayor mentiroso de todos los tiempos”. Blanche proclamó la inocencia de su cliente en todos los cargos y presionó al jurado para una absolución.
En el juicio se presentaron evidencias de que Trump y sus aliados —Cohen, que ya fue juzgado y condenado por el soborno y la subsiguiente financiación ilícita de la campaña, y Pecker, el editor del The National Enquirer— conspiraron para silenciar historias potencialmente embarazosas durante la campaña presidencial de 2016 mediante el pago de sobornos a Daniels y a la exmodelo de PlayBoy Karen McDougal.
El abogado defensor dedicó buena parte de sus intervenciones durante el juicio a rebatir los testimonios de Daniels, a la que presentó como una aprovechada movida por el interés económico, y de Cohen, que le adelantó los 130.000 dólares que supuestamente costó su silencio. Al reembolsarle en 2017 el ya presidente ese dinero, más un bono y la parte proporcional de los impuestos —en total, 420.000 dólares—, la Organización Trump, el emporio familiar, lo registró como “gastos legales”. Esta operación es el meollo de los 34 delitos para los fiscales.
Aunque Trump ha negado repetidamente antes y durante el juicio su relación con Daniels, el fiscal explicó que el relato de la mujer sobre el supuesto encuentro de ambos en un hotel del Lago Tahoe, estaba lleno de detalles “que suenan a verdad”, como la decoración de la suite y lo que vio en el neceser de Trump. Steinglass admitió que la historia de la mujer era “confusa, hace que la gente se sienta incómoda al escucharla”. “Es la clave porque refuerza el interés [de Trump] en comprar su silencio”, dijo el fiscal.
Abortar otro escándalo
El pago se realizó con el ruidoso telón de fondo provocado por el audio Access Hollywood, una grabación de 2005, pero divulgada en septiembre de 2016 —un mes antes del soborno a Daniels— en la que se podía oír a Trump jactándose de agarrar sexualmente a mujeres sin su permiso por ser famoso. Según los fiscales, la publicación de esa cinta, por parte del diario The Washington Post, convenció a Trump de la necesidad de abortar la posible revelación de la aventura con Daniels, para evitar otro escándalo de cara, sobre todo, a las votantes.
Las declaraciones de fiscales y abogados, antagónicas a la hora de evaluar la credibilidad de los testigos, la responsabilidad penal de Trump y la solidez de las pruebas, ofrecieron al jurado las últimas pinceladas para completar una tarea trascendental, sin precedentes en EE UU: la de decidir la condena o absolución de un mandatario y candidato presidencial antes de las elecciones de noviembre. El juicio de Manhattan era ya histórico antes de celebrarse: ha sido el primero contra un expresidente de EE UU y el único de los cuatro procesos penales que afronta Trump que se resuelve antes del 5 de noviembre, fecha de las elecciones presidenciales.
El mismo día en el que empezaba a deliberar el jurado, Trump no desaprovechó el plató mediático —delimitado por vallas, como una metáfora del porvenir— que le ofrecía el lóbrego pasillo de la 15ª planta del tribunal penal de Nueva York, para dar rienda suelta a las más peregrinas ocurrencias. La primera, compararse con la Madre Teresa de Calcuta, premio Nobel de la Paz. “La Madre Teresa no podría vencer estos cargos. Los cargos están amañados. Todo está amañado, pero ya veremos…”.
A su rival en la reelección en noviembre, el demócrata Joe Biden, a quien acusa de instigar el proceso, le dedicó denuncias infundadas: “Todo esto [el juicio] está armado para que los demócratas golpeen a su oponente político. Por Joe Biden, el peor presidente en la historia de EE UU. Está destruyendo nuestro país. Está dejando entrar a millones de personas de las cárceles, de las prisiones, de manicomios, de instituciones mentales, traficantes de drogas. Venezuela, si nos fijamos en sus estadísticas de criminalidad, ha bajado un 72% porque están liberando a todos sus criminales en nuestro país debido a este horrible presidente que tenemos”. Tampoco se ahorró un pronóstico electoral: " El 5 de noviembre va a ser el día más importante en la historia de nuestro país. Vamos a recuperar nuestro país de estos fascistas y estos matones que nos están destruyendo con la inflación, y todo lo que hacen.”
El candidato republicano, que ha aprovechado los ratos libres entre sesión y sesión del juicio para hacer campaña, lidera la mayoría de las encuestas de intención de voto.
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