Un grupo de legisladores republicanos planea torpedear la confirmación de Biden
Trump presiona al vicepresidente Pence para que rechace los votos electorales demócratas
Un grupo de senadores y congresistas republicanos planea torpedear este miércoles la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en la sesión bicameral prevista en el Capitolio, concediendo un asalto más a la batalla del mandatario saliente, Donald Trump, contra la voluntad expresada en las urnas. El desafío, materializado esta vez a través de objeciones...
Un grupo de senadores y congresistas republicanos planea torpedear este miércoles la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en la sesión bicameral prevista en el Capitolio, concediendo un asalto más a la batalla del mandatario saliente, Donald Trump, contra la voluntad expresada en las urnas. El desafío, materializado esta vez a través de objeciones de los legisladores rebeldes, no tiene visos de traducirse en nada más que una exhibición de protesta y de división en el seno del partido de Trump. Este mantuvo la presión este martes, esta vez dirigida a su número dos, el vicepresidente, Mike Pence, que debe presidir el acto. El neoyorquino le pidió que use su puesto para frenar la confirmación de Biden, algo que no puede hacer.
La jornada de este miércoles se adivina wagneriana. Normalmente una formalidad en el Congreso, esta vez será escenario de la intentona por parte de numerosos representantes por deslegitimar los mismos comicios en los que muchos de ellos han sido elegidos. Mientras, en las calles, se espera que miles de trumpistas —muchos pertenecientes a grupos de extrema derecha como los Proud Boys— se manifiesten para reclamar la permanencia de su líder en la Casa Blanca, dando por buenas unas acusaciones de fraude a las que ni los tribunales, ni las autoridades locales ni el Tribunal Supremo de EE UU han encontrado fundamento.
“El vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores elegidos de forma fraudulenta”, escribió Trump el martes por la mañana en su cuenta de Twitter. En realidad, ni los votos electorales de las presidenciales se han elegido de forma fraudulenta ni Pence podría revertir los resultados ya certificados por los Estados el pasado 14 de diciembre.
El acto de este miércoles sigue un procedimiento contemplado por la Constitución. El Congreso se reúne en una sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado para contar los votos electorales de viva voz y certificar la victoria del presidente electo Biden. El demócrata ganó a Trump con 306 votos electorales frente a los 232 del republicano. Para ganar hacen falta 270.
La sesión comenzará sobre la una de la tarde (hora de Washington) y estará presidida por el vicepresidente del país, en este caso, el republicano Pence, que declara al ganador. Si este opta por no asistir —algo que, para evitar verse en el brete de tener que declarar vencedor a Biden, a quien no ha reconocido aún, no se descartaba este martes—, ocupará su puesto el senador más veterano, que es Chuck Grassley, republicano por Iowa. En 2001, a quien tocó pasar ese trago fue ni más ni menos que a Al Gore, que era vicepresidente y acababa de perder la elección de noviembre de 2000 por la mínima contra el republicano George W. Bush, previo paso por el Supremo.
El acto en el Congreso
Primero, los líderes de cada partido designarán a escrutadores (en inglés, teller) de ambas cámaras, que son los encargados de contar en voz alta los votos electorales que los Estados han enviado sellados al Capitolio en cajas de madera. Los votos de cada Estado se leerán por orden alfabético. Es en ese momento del proceso cuando los republicanos que apoyan a Trump en su cruzada contra los resultados aprovecharán para levantarse y presentar objeciones. Estas solo son válidas si se dan por escrito y cuentan con el apoyo de al menos un legislador de cada Cámara.
Hace cuatro años, en esta misma sesión, media docena de congresistas demócratas protestaron por la victoria de Trump, pero no contaban con el apoyo de ningún senador y el entonces vicepresidente, que precisamente era el demócrata Biden, los mandó callar. “Se ha terminado”, dijo. Si las objeciones escritas sí tienen apoyo de un miembro del Senado y otro de la Cámara baja, deben ser votadas por ambas cámaras. Ocurrió en 1969, por un elector que había cambiado su voto en Carolina del Norte; y en 2005, por objeciones en Ohio, pero no salieron adelante. Tampoco pueden fructificar esta vez, ya que la Cámara de Representantes es de mayoría demócrata y, en el Senado, la mayor parte de republicanos se opone a este último órdago.
El plan cuenta con el apoyo de un centenar de congresistas del partido y alrededor de una docena de senadores, entre los que figuran el texano Ted Cruz; Ron Johnson, de Wisconsin; Josh Hawley, de Misuri, y Kelly Loeffler, la senadora de Georgia que este martes se disputaba la elección para mantener su escaño.
La sesión tiene lugar, además, al día siguiente de la segunda elección para los dos escaños que corresponden en el Senado al Estado de Georgia, lo que va a decidir qué partido logrará el control de la Cámara alta y, por tanto, definir buena parte de la era de Biden.
Suscríbase aquí a la newsletter sobre las elecciones en Estados Unidos