Los ultras alemanes de AfD liderarán un tercer grupo de extremistas en la Eurocámara
Alternativa para Alemania logra crear otra formación euroescéptica con 25 eurodiputados de ocho países
Alternativa para Alemania ha logrado armar un nuevo grupo de extrema derecha en el Parlamento Europeo. Será el tercero formado por fuerzas ultras y se escora todavía más a la derecha que los otros dos: Patriotas por Europa —creado esta misma semana, heredero del antiguo Identidad y Democracia (ID) y en el que se integra ahora Vox— y Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por ...
Alternativa para Alemania ha logrado armar un nuevo grupo de extrema derecha en el Parlamento Europeo. Será el tercero formado por fuerzas ultras y se escora todavía más a la derecha que los otros dos: Patriotas por Europa —creado esta misma semana, heredero del antiguo Identidad y Democracia (ID) y en el que se integra ahora Vox— y Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés), que ya existía en la legislatura pasada, del que forma parte Hermanos de Italia, el partido de la primera ministra, Giorgia Meloni. El nuevo grupo impulsado por AfD se llama Europa de las Naciones Soberanas y se constituye con 25 eurodiputados de ocho países, según un comunicado emitido este miércoles por la propia formación ultra alemana.
Hasta poco antes de las elecciones europeas, AfD (siglas alemanas del partido ultra) formaba parte de Identidad y Democracia, pero unas declaraciones de Maximilian Krah, su cabeza lista en esta convocatoria, que suavizaban el papel de las SS, les llevó a ser expulsados del grupo. AfD trató de arreglar la situación expulsando a Krah para tratar, sobre todo, de congraciarse con la francesa Marine Le Pen, cuyo partido estaba en ese grupo, pero la estrategia no funcionó. “Los comentarios hechos por Krah fueron inaceptables. En este momento, no hemos cambiado nuestra posición”, explicaba esta misma semana Jean-Paul Garraud, portavoz del Reagrupamiento Nacional, durante la presentación de Patriotas por Europa.
En paralelo, AfD ya se estaba moviendo para crear y liderar su propio grupo parlamentario, según confirmó un alto cargo del partido a EL PAÍS. Y así ha armado un grupo de 25 de ocho países en el que los 14 parlamentarios procedentes de Alemania constituyen la delegación mayoritaria. El resto son los búlgaros de Renacimiento, con tres parlamentarios, otros tantos de la formación radical polaca Confederación, un francés de Reconquista (el partido de Éric Zemmour), un checo de SPD, un eslovaco de Republika, un húngaro de Nuestra Patria y un último (al menos por ahora) del partido lituano Unión del Pueblo y la Justicia.
No se han sumado, por el momento, a este grupo los tres eurodiputados de Se Acabó la Fiesta, agrupación electoral liderada por Alvise Pérez. Sin embargo, esa hipótesis ha circulado durante todo el día e, incluso, uno de los presentes en la reunión lo ha dado por hecho: Toroczkai László, líder de la formación húngara, ha llegado a anunciarlo en un mensaje en la red social X. El comunicado final no los incluía.
AfD cuenta con 14 escaños en el Parlamento Europeo. Para formar un grupo parlamentario se necesitan al menos 23 de siete países distintos. Se especulaba con que los miembros del nuevo grupo podrían proceder principalmente de los firmantes de la llamada Declaración de Sofía, impulsada en abril de este año por el partido búlgaro Vazrazhdane (Renacimiento) para exigir, entre otras cosas, negociaciones de paz en Ucrania y el fin de lo que califica como “burocracia desenfrenada” de la Unión Europea. La declaración afirma también que la civilización europea está “amenazada por la agresión de ideologías globalistas”.
La formación de un grupo parlamentario da ventajas a los partidos y a los parlamentarios que lo integran. Para la formación en conjunto, supone una asignación económica para su funcionamiento y para la organización de actividades, que suelen repartirse entre las distintas delegaciones de cada país. También da más visibilidad y protagonismo en la vida parlamentaria, ya que la creación de un grupo permite a sus integrantes tratar de influir en los diferentes proyectos de leyes europeas que llegan a la Eurocámara, bien como ponentes o como ponentes en la sombra, o asegura a los líderes de esas formaciones participar en los plenos. Nada de esto está asegurado para los parlamentarios no inscritos.
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