Jordan Bardella, el ‘yerno ideal’ que puede llevar a la extrema derecha al poder en Francia

Tras su victoria rotunda en las europeas y la convocatoria de elecciones legislativas, este hombre de 28 años es el elegido para ocupar la jefatura del Gobierno si el partido de Le Pen se impone en la Asamblea Nacional

Jordan Bardella, presidente del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen y eurodiputado electo, comenta a los medios el anuncio de elecciones anticipadas en Francia, este lunes en París.Stephanie Lecocq (REUTERS)

A Jordan Bardella (Drancy, 28 años), triunfador de las elecciones europeas del domingo en Francia y aspirante a convertirse en primer ministro tras las legislativas de este verano, lo han llamado “el cíborg”, por su disciplina y método. Una máquina a la conquista del poder.

También se le conoce como “el yerno ideal”, ese dirigente de extrema derecha que no parece de extrema derecha. Ni es faltón, ni pronuncia u...

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A Jordan Bardella (Drancy, 28 años), triunfador de las elecciones europeas del domingo en Francia y aspirante a convertirse en primer ministro tras las legislativas de este verano, lo han llamado “el cíborg”, por su disciplina y método. Una máquina a la conquista del poder.

También se le conoce como “el yerno ideal”, ese dirigente de extrema derecha que no parece de extrema derecha. Ni es faltón, ni pronuncia una palabra más gruesa que otra, ni dice nada que fácilmente pueda servir a sus adversarios para calificarlo de antidemócrata, xenófobo y aún menos racista.

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El título de un libro de investigación periodística recién publicado sobre él, Le grand remplaçant, o El gran reemplazante, dice algo más sobre él. Reemplazante de su mentora Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional (RN) e hija del veterano líder ultra Jean-Marie Le Pen, si un día ella falla. O si él —más amable, menos polarizador, sin ese apellido que a ella le lastra— la acaba sustituyendo. Reemplazante, también, porque suscribe uno de los preceptos de la extrema derecha contemporánea: la del gran reemplazo, que sostiene que los inmigrantes musulmanes y africanos amenazan con sustituir a la población autóctona europea.

“Yo no uso este término, porque es un concepto muy intelectual”, dijo Bardella a EL PAÍS hace unos años. Y precisó que él, al contrario que algunos de los promotores de esta teoría, no creía que lo que esta supuestamente describe fuese una conspiración. Pero añadió: “Señala una realidad: donde crecí hay franceses que ya no reconocen el país donde crecieron, incluidos franceses de origen inmigrante”.

No hay político de éxito sin un relato más o menos embellecido que permita contar a los votantes una historia que sirva para transmitir unas ideas. La historia de Jordan Bardella empieza en el extrarradio multicultural y trabajadora de París, en Seine-Saint-Denis, la provincia más pobre de Francia, la que tiene más inmigrantes y la más joven. Sus padres, de origen italiano, están divorciados. Él vive con su madre en unos bloques de viviendas donde prospera el tráfico de drogas y el islamismo campa a sus anchas. Tienen dificultades para llegar a fin de mes. He aquí un político ―un político de la derecha nacionalista, partidaria de la ley y orden y de las leyes más restrictivas con la inmigración― que puede decir, y dice: “Yo sé de qué hablo.”

Hoy Bardella reside lejos de Seine-Saint-Denis, en el oeste acomodado de París. Y hoy se sabe ―lo explicaba hace poco Le Monde― que su infancia fue un vaivén entre dos clases sociales: la de su madre y la del padre, que vivía en esta parte acomodada de la región parisina, y que le llevaba de viaje a Miami o al cumplir los 18 años le regaló un automóvil Smart.

Pero el mito fundacional sigue en pie. Ahora quizás más que nunca. Después de la victoria rotunda de la lista que él encabezaba en las europeas, y después de que el presidente Emmanuel Macron convocase elecciones legislativas anticipadas en dos vueltas el 30 de junio y el 7 de julio, Bardella es el elegido para ocupar la jefatura del Gobierno si el RN se impone en la Asamblea Nacional.

Bardella, ¿primer ministro? Sería la culminación de una carrera fulgurante. La del chico que abandonó los estudios universitarios para escalar en el RN. El eurodiputado a los 23 años, aunque su balance legislativo sea magro. El presidente del partido a los 27 y mano derecha de Le Pen. Y el rostro del proceso por el que un partido situado hace unos años en los márgenes de la democracia ―el Frente Nacional, antecesor del RN, lo fundaron colaboracionistas con la Alemania nazi― ocupa hoy la centralidad en Francia.

Bardella gusta, y no asusta. ¿Una cáscara vacía con escasa preparación técnica y poco dominio de los temas en los debates? Las europeas han demostrado que no era un problema. ¿Una imagen de fachada? Pierre-Stéphane Fort, autor de Le grand remplaçant, está convencido de que así es: “Mi sentimiento profundo”, escribe, “es que, detrás de la máscara seductora de la juventud, de la pantalla de humo del marketing, las ideas no han cambiado”.

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